Johann Starchevich | @JStarchevich

30/03/2016

El asesinato del jefe de la brigada motorizada de Policaracas, Larry Morillo, en el barrio El Cementerio y el rescate a un Polibaruta en la parroquia Coche el Sábado de Gloria, reflejan una nueva tendencia entre las megabandas que operan en Caracas: el asesinato de uniformados por venganza.

Los policías en Venezuela no están seguros en las calles, ni siquiera en sus propios hogares. Un funcionario de Polibaruta debió ser rescatado en su propia casa el sábado, luego que al menos diez hampones con fusiles lo amenazaron con matarlo y quemarlo. El uniformado se salvó gracias a la intervención de sus compañeros, que debieron llegar a la residencia, ubicada en el sector El Estanque, con comisiones de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana.

El rescate del efectivo en Coche no es nuevo en el seno de esa institución. Manuel Tangir, director de Polibaruta, confirmó que hay otros uniformados de ese cuerpo que debieron ser asistidos ante las amenazas que reciben por las bandas hamponiles que operan en las zonas donde viven.

“Varios funcionarios reciben refugio en nuestras sedes policiales por temor a represalias. Son objetivos de hampa porque son policías“, dijo Tangir al asegurar que los policías desplazados por la violencia forma parte de “un parte de guerra no declarada” de las bandas criminales hacia los cuerpos de seguridad del Estado.

En los últimos tres meses, macabros asesinatos contra policías se han registrado no sólo en Caracas sino en varias partes del país. Uno de ellos fue Dariana Franco y Yoel Muñoz, la pareja de funcionarios de PoliAragua, que fueron localizados quemados y enterrados en febrero en un terreno cercano a su vivienda en Maracay. Las investigaciones apuntaron a una banda liderada por el Luigi, que cometió el crimen por supuestamente pasar datos sobre sus acciones delictivas.

La saña también se evidenció con el jefe de la brigada motorizada de PoliCaracas, Larry Morillo, quien fue asesinado y quemado en el barrio Primero de Mayo del Cementerio el 23 de marzo, cuando intentaba visitar a su madre y a su hijo mayor, Yonaiker Morillo. El joven fue asesinado a tiros en el interior de su cuarto.

Luis Izquiel, abogado penalista y criminólogo, alertó que la violencia contra los policías está creciendo desde finales de 2015 a un ritmo “impresionante”.

“En este 2016, están asesinando a los policías en sus residencias. Es tendencia. Ellos están siendo desplazados por la violencia en los sectores populares donde conviven con el hampa”, dijo Izquiel.

Mencionó a las llamadas megabandas que operan en el eje Valle-Coche, la Cota 905 y El Cementerio son las que actúan violentamente contra los uniformados en la capital. “Muchas veces estas bandas por retaliación salen a asesinar a los policías que se encuentra en el camino.”, añadió.

-La impunidad como carta libre a la violencia-

De los 146 policías asesinados en la Gran Caracas el año pasado, 132 ocurrieron en la zona metropolitana. Esa cifra no se refleja en la última Memoria y Cuenta del Ministerio de Interior, Justicia y Paz, afirmó Izquiel, quien al Gobierno de no tomar las medidas necesarias para contrarrestar la violencia contra los uniformados.

Las pandillas se valen de la impunidad para actuar contra los policías, añade el abogado. Aseguró que se deben tomar acciones para revertir esa tendencia.

“Se puede disminuir la impunidad de esos ataques con políticas para mejorar las condiciones sociales de los policías. Ellos no tienen que vivir en las mismas zonas con los delincuentes. Hay que dotarlos de viviendas. También hay que dotarlos de armamentos. Hay bandas criminales que operan con fusiles y granadas”, aseguró.

Expertos de seguridad advierten que ante el temor y la inasistencia oficial, los policías están dejando los cuerpos de seguridad. Muchos migran hacia la actividad privada como escoltas o custodios de casas y comercios particulares. “Ya no quieren ser policías, se les paga muy poco y no existen medidas para favorecerlos”, acotó Izquiel.

El experto abogó por tomar medidas para frenar el avance de las bandas armadas en el país. “Venezuela puede convertirse a ser un estado fallido, donde ellos (las pandillas) son gobierno. Hay zonas donde el Estado no puede operar”, añadió.