Observatorio Venezolano de Violencia (OVV)

Después de 10 años de censura oficial

En diciembre del 2003 fue el último momento en el cual se pudo tener acceso libre a la estadística sobre criminalidad y delito en Venezuela; hasta esa fecha, las cifras de delitos conocidos por la policía eran públicas, se podían obtener sin trabas de las autoridades y estaban disponibles en los  anuarios y en las páginas electrónicas de los organismos competentes para cualquier investigador o ciudadano. El incremento notable que se reportó en ese año 2003, en el cual ocurrieron 11.342 homicidios y que mostraba que en los cinco años anteriores se habían más que duplicado los asesinatos, fue quizá lo que motivó la decisión gubernamental de prohibir la difusión de la información.

Diez años después de censura oficial, la situación de violencia interpersonal no ha mejorado y las muertes violentas continúan aumentando. Al finalizar 2013, cerraremos el año con un estimado conservador de 24.763 muertes violentas en el país y una tasa igualmente conservadora de 79 fallecidos por cada cien mil habitantes.

En el año 2013 se observó un incremento en los homicidios, los cuales continuaron con un crecimiento en las grandes ciudades que ha acompañado el cambio poblacional de las urbes; se encontró un incremento superior en las ciudades medianas y pequeñas, zonas hacia las cuales se desplazó el delito violento. En este mismo año se notó también un muy leve incremento en las cifras de averiguaciones de muerte y un crecimiento importante en los casos de resistencia a la autoridad.

Las muertes violentas representan en Venezuela el 12% de la mortalidad general. Esto significa que de cada cien venezolanos y venezolanas que fallecieron en el año 2013, por todas las causas posibles (enfermedades del corazón, cáncer, diabetes, HIV), 12 de ellos murieron por causas violentas distintas a los accidentes o los suicidios.

La mayoría de las víctimas de las muertes violentas, en las tres modalidades consideradas en este reporte (homicidios, averiguaciones de muerte y resistencia a la autoridad), son varones. Un hombre en Venezuela tiene 16,5 veces más posibilidades de ser víctima de homicidio que una mujer.

El exceso de mortalidad de los hombres con respecto a las mujeres, debido a la violencia, está creando una distorsión demográfica en el país. En Venezuela nacen un 6% más varones que hembras, pero en los años recientes están muriendo un 53% más de hombres que de mujeres; una parte importante de esa diferencia se debe a las muertes violentas. El impacto económico y social de esta situación es relevante, pues los decesos ocurren de forma mayoritaria entre los hombres jóvenes, quienes se encuentran en edad productiva, por lo cual se afecta la composición de la pirámide poblacional, las relaciones de dependencia demográfica y está disminuyendo la esperanza de vida de los hombres.

Metodología

Ante el silencio informativo y la dificultad de poder disponer de fuentes completas de datos confiables, los investigadores de las siete universidades nacionales que integramos el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), hemos realizado nuestras proyecciones de las muertes violentas ocurridas en el país en el año 2013. Utilizando los datos parciales a los cuales hemos podido tener acceso desde diversas fuentes regionales y nacionales, y tomando en consideración las series estadísticas del país desde el año 1990, realizamos los ejercicios estadísticos apropiados para los tres tipos de muertes violentas que consideramos en nuestras investigaciones: el homicidio legalmente establecido, las averiguaciones de muerte y las muertes por resistencia a la autoridad.

Para cada una de esas series de datos se probaron distintos métodos de predicción buscando el modelo de mejor ajuste para series con tendencias y sin estacionalidad. El modelo de Holt produjo el mejor ajuste para las proyecciones de homicidios. El modelo de Brown hizo lo propio para la serie de resistencia a la autoridad y para las averiguaciones de muerte se utilizó el modelo ARIMA (0,1,0) pues estas cifras se comportan casi sin tendencia y una simple diferenciación permite obtener predicciones con el menor error posible. Tanto el modelo de Holt como el de Brown son modelos de suavización exponencial que otorgan mayor importancia a los datos cercanos que a los lejanos. Dentro de la amplia clase de modelos examinados, podemos asegurar que los ajustados en este ejercicio estadístico son los que predicen con el menor error posible la tendencia de cada una de las series analizadas. Con esta metodología hemos podido, conservadoramente, estimar que para fines del año 2013 la tasa de muertes violentas en el país será de 79 por cada cien mil habitantes

En las condiciones de información precaria e incompleta,  y ante la  ausencia de series de datos oficiales que sean verificables independientemente, esta tasa es el mejor resultado del trabajo estadístico realizado. Para el cálculo de esta proyección se ha considerado, además, sólo una porción del total de las víctimas ubicadas en las categorías de averiguaciones de muerte y de resistencia a la autoridad, para actuar prudentemente. Aunque reconocemos que la cifra se mueve en la incertidumbre de unos intervalos amplios que pueden ubicar la tasa real en magnitudes algo menores o algo mayores de la aquí expresada, el rango de las afirmaciones podemos hacerla con un 95% de confianza.

Tendencias

La proyecciones estadísticas que hemos realizado, utilizando los modelos de Holt, Brown y ARIMA (0,1,0), nos permiten conservadoramente proyectar que para fines del año 2013 la tasa de muertes violentas en el país será de 79 por cada cien mil habitantes.

Aunque se observó un crecimiento en las muertes violentas, y Venezuela continúa estando entre los cinco países más violentos del mundo (junto con Honduras, El Salvador, Costa de Marfil y Jamaica), el incremento ocurrido evidencia una desaceleración en las muertes violentas, quizá como resultado de la mayor conciencia de la población, de las tendencias inhibitorias en el comportamiento de los ciudadanos y en las políticas de seguridad implementadas por los gobiernos nacional y locales.

Es factible postular que,  si la población no hubiese tomado conciencia del riesgo y por el miedo a ser víctima del delito no se hubiera replegado e inhibido de realizar muchas actividades, restringiendo los lugares y horarios de sus actividades, y perdiendo parte de su libertad; si no hubiesen existido las diversas respuestas tanto privadas,  que han desarrollado las organizaciones vecinales, educativas y religiosas, como públicas a los niveles municipal, estadal y nacional, la situación hubiese sido peor. Es posible que sin la aplicación del Plan Patria Segura los resultados en delito y criminalidad hubiesen sido peores, no tanto por la eficiencia que la presencia militar en las calles hubiese podido tener, como por la expresión de una voluntad de hacer cumplir la ley. La eficiencia real de la presencia militar en las actividades de seguridad ciudadana es muy limitada, tiene efectos sólo en el corto plazo y se presta a excesos y abusos que afectan fundamentalmente a la población de bajos recursos y vulnerable. Sin embargo, en las condiciones de anomia e impunidad del país, todas las medidas que conlleven a un refuerzo de la institucionalidad, al fomento de la convivencia, a la despolitización de las medidas de seguridad y al cumplimiento de la ley, y no al uso de la fuerza,  como mecanismos reguladores de las relaciones sociales, pueden contribuir positivamente a la reducción de la violencia en el país.

Venezuela necesita ser pacificada. Los investigadores de las siete universidades nacionales que formamos parte del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) deseamos, y creemos, que es posible lograr con el esfuerzo y la cooperación de todos, una ciudades seguras, que sean inclusivas socialmente y prósperas económicamente.

Caracas, 26 diciembre de 2013

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