El Universal
Thabata Molina
24 de noviembre de 2013
Expertos dicen que el venezolano se ha vuelto tolerante al delito. Tener una tasa de homicidios de 112 por cada 100 mil habitantes ubicó a Caracas como la tercera ciudad más violenta del mundo, de acuerdo con el ranking 2012 de la ONG mexicana Seguridad, Justicia y Paz.
A mitad de año, 81,8% de los venezolanos consideraban que el principal problema del país era la inseguridad, según una encuesta publicada en agosto por el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD).Tener una tasa de homicidios de 112 por cada 100 mil habitantes ubicó a Caracas como la tercera ciudad más violenta del mundo, de acuerdo con el ranking 2012 de la ONG mexicana Seguridad, Justicia y Paz, pero aún así, los venezolanos se acostumbraron a vivir con estos índices, como un mecanismo de supervivencia.
Esta es una de las consideraciones hechas por el sociólogo Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de Violencia, quien señaló que las personas saben que el problema existe, pero se niegan a reconocerlo hasta que se convierten en víctimas.
“Eso sucede en las sociedades en guerra, donde la gente esta consiente de la realidad en la que viven, pero no pueden dejar de hacer sus vidas, y los afecta en mayor o menor medida, en cuanto se convierten en víctimas. Pero se acostumbran al riesgo, a la zozobra y todas las situaciones que producen los hechos de violencia. Se vuelven tolerantes”, expresó Briceño León.
La cotidianidad
Durante la última semana, sólo en Caracas, tres personas que inicialmente fueron secuestradas, terminaron muertas. La primera víctima fue Osmar Alejandro Hernández, de 23 años de edad, quien fue plagiado la semana pasada y su cadáver fue hallado por el Cicpc en el sector Chuspita de la autopista Gran Mariscal de Ayacucho el lunes.
El martes fue el ingeniero Lobsang Rodríguez, de 28 años de edad, quien había sido plagiado en San Antonio de Los Altos y en medio de un mal procedimiento policial realizado por Policaracas, quedó muerto en el callejón San Rafael de La Florida, cuando los secuestradores le dispararon al verse sorprendidos por los uniformados.
El jueves la víctima fue Richard Texeira, de 25 años de edad. A él lo mataron por resistirse a ser secuestrado, pero a su padre se los llevaron y aún no se tienen noticias de él. Ocurrió en Tacagua Vieja.
“Acostumbrarse a la violencia implica dos cosas: la primera de ellas es que a las personas se les hace más natural el pasar de hacer una amenaza, a cometer el acto, y la segunda es que la gente se queda callada y se la cala, porque sabe que no tiene remedio. El problema viene cuando la gente reacciona y expresa toda esa carga violenta contenida”, dijo el director del OVV.
La justicia por mano propia
Los altos índices de inseguridad dentro de la sociedad venezolana han hecho que comunidades como 23 de Enero, en Catia, sean tolerantes y convivan sometidos a las reglas impuestas por grupos armados y colectivos, con anuencia de las autoridades policiales.
Eso fue lo que ocurrió el lunes en el sector Alfredo Rojas de la Tercera Vuelta del Atlántico, cuando la comunidad salió a protestar por tres jóvenes que fueron asesinados el fin de semana. Sin embargo, en 15 días un grupo de encapuchados mató a 11 presuntos delincuentes y nadie se había pronunciado por estos hechos que también son irregulares.