Prensa OVV Mérida

El OVV Mérida, en una aproximación al uso de armas por parte de victimarios en los distintos escenarios de la violencia interpersonal, reveló que, si bien ha caído significativamente el uso de armas de fuego, por otro lado, se ha ido incrementando la utilización de instrumentos más accesibles como cuchillos, chuzos o puñales, por parte de los agresores. Otro tipo de arma que ha bajado en su uso es la fuerza física la cual, sin embargo, sigue siendo la más utilizada, sobre todo en el cometimiento de delitos sexuales entre los que destacan las violaciones.

El domingo 21 de julio de 2024 fue el último día de existencia de Yong Daniel Mendoza, un obrero de origen larense que trabajaba en Bailadores, municipio Rivas Dávila del estado Mérida.

Junto a unos supuestos amigos, Mendoza se dedicó a ingerir licor desde temprano. Mientras avanzaba el domingo, y por causas que nadie logró determinar, el obrero comenzó una discusión con uno de sus compañeros. De las palabras pasaron a los golpes. Fue entonces cuando en las manos del agresor brilló el filo de un cuchillo, el cual utilizó para apuñalar a la víctima, que, minutos antes, era su amigo de farra.

Cuando llegaron los efectivos del Cuerpo de Bomberos, Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y de la Policía Estadal, el cuerpo del obrero yacía desangrado y sin vida. Lamentablemente, otra víctima que se suma a las estadísticas de la violencia interpersonal en el estado Mérida, y un registro adicional en la cuenta de aquellos que sucumbieron ante el uso de las también llamadas armas blancas, es decir objetos que tienen la capacidad de cortar o penetrar el cuerpo de las víctimas y de ocasionar desde leves hasta graves daños.

Una revisión emprendida por el equipo de investigación del Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), que incluyó el estudio de casos de violencia interpersonal entre los meses de enero y noviembre del presente año 2024 -en esta entidad andina- determinó que las armas de fuego han ido perdiendo cada vez más su protagonismo como instrumento para cometer delitos, principalmente cuando se centra la atención en la delincuencia común. En su lugar, los victimarios están optando por emplear armas cortantes o punzantes.

Para el OVV Mérida, la evidencia de la pérdida de protagonismo de las armas de fuego, en el contexto de la violencia interpersonal, tiene en parte una explicación: la denominada “economía delictiva”. Es decir, privan en estos casos aspectos como “el actual costo elevado de las armas de fuego y municiones”. Esta imposibilidad de adquirir armas de fuego, de parte de la delincuencia común, podría explicar el hecho de que la mayoría de los victimarios estén tendiendo a utilizar objetos cortantes y punzantes (cuchillos, navajas, entre otros) en la ejecución de delitos, siendo estas armas blancas de fácil acceso por estar presente en todos los hogares.

Por otra parte, la disminución después de 2018 de casos de homicidio intencional, de tentativa de homicidio y robo, delitos que por lo general se cometen haciendo uso de armas de fuego, también podría reforzar aquella explicación, resalta el informe del OVV.

Delitos cortantes

En la investigación del OVV Mérida se determinó específicamente que, en lo que va de 2024, las armas cortantes o punzantes (a veces denominadas punzo penetrantes) se erigen como principal recurso de amedrentamiento de las víctimas en delitos como los homicidios intencionales, en la amenaza de muerte y en los robos. Para perpetrar estas transgresiones, los victimarios en su mayoría empuñaron cuchillos, navajas o chuzos.

En concreto -indica el informe- la presencia de los objetos cortantes o punzantes representó un 32,0% del total de actos delictivos, entre enero-noviembre 2024, lo que evidencia que desde 2019 estas armas vienen mostrando un aumento en su uso para la consumación de delitos violentos, aunque dicho protagonismo es de forma oscilante.

En este contexto, las armas de fuego, si bien es cierto han perdido mucho peso desde 2019, cuando se registraron 167 casos donde se utilizaron en delitos violentos, luego 60 (2020), 54 (2021), 21 (2022) y 15 en 2023, a pesar de ello durante enero-noviembre de 2024 ya se han identificado 26. Aunque este dato no se equipara con los registrados en 2020-2021, la cifra es, a todas luces, superior a la de los años 2022 y 2023, y exhibe una cierta propensión al incremento, faltando todavía un mes de registro (diciembre 2024).

Cuando se establece el cruce entre las armas utilizadas para consumar delitos violentos y los tipos de delitos cometidos con éstas, se tienen datos tan reveladores como los siguientes: “Estudios realizados en Venezuela y en Mérida indican que más de las tres cuartas partes de los homicidios intencionales que se registraban, se cometían empleando armas de fuego”. En Mérida esa premisa se cumplía hasta 2019. Después de ese año, según los registros del OVV, eso fue cambiando, perdiendo peso las armas de fuego y ganando terreno los objetos cortantes o punzantes. Entre enero-noviembre de 2024 el 50% de los homicidios se perpetraron con estos tipos de armas blancas. Algo muy similar aconteció con el delito de tentativa de homicidio intencional.

Igualmente los investigadores comentaron, con respecto al delito de robo, que después de 2019 también se observó una disminución en el uso de las armas de fuego para cometer este delito (durante 2019-2021, ocupaban el primer lugar), tomando protagonismo el empleo de objetos cortantes o punzantes entre 2022-2023, posicionándose en el primer lugar. Sin embargo, en lo que va de 2024, ambas (las armas de fuego y las blancas) están igualadas en la primera posición con 8 casos respectivamente.

En cuanto a las amenazas de muerte y/o de agresión, las armas de fuego en el pasado eran las más utilizadas para cometer estos delitos. Hasta 2021 ocupaban el primer puesto, después de allí fueron desplazadas por las armas blancas.

Someter a la fuerza

Si bien la revisión de los distintos casos de violencia interpersonal en Mérida, en lo que va de año, corrobora que el uso de fuerza física ha bajado -como mecanismo de sometimiento de las víctimas- aún sigue siendo la primera causa de violencia, lo que se demuestra en delitos específicos como la violación sexual.

El informe del OVV Mérida afirma que “entre enero y noviembre de 2024, en los medios se han reseñado 45 casos en lo que se identificó el uso de la fuerza física, lo que representa un 36,9% del total de hechos registrados de violencia interpersonal en lo que va de año. No obstante, con ese valor, la fuerza física sigue posicionada en el primer lugar como el arma más utilizada”.

Al rememorar los valores de años anteriores, la evidencia estadística derivada de la revisión de los casos reseñados por los medios de comunicación regionales, indica que, en el año 2019, se documentaron 60 casos de uso de la fuerza como arma (ocupando el segundo lugar); luego se contabilizaron 51 en 2020 (segundo lugar), 65 en 2021 (primer lugar), 75 en 2022 (primer lugar) y 48 en 2023 (primer lugar). Se presentó entonces un aumento de los casos de delitos violentos donde se utilizó con frecuencia esta forma de agredir entre 2020 y 2022, principalmente teniendo como protagonista a victimarios del sexo masculino, y fundamentalmente las víctimas siendo niños, niñas, adolescentes y mujeres adultas.

Entre las causas de ese incremento, los investigadores del OVV estiman que el aumento se desencadenó por la ocurrencia de la pandemia por Covid-19 (durante esos años), la cuarentena y todas sus implicaciones adversas que impactaron el seno de los hogares, en donde en cierto número diferentes hechos violentos, en unos, aparecieron quizás por primera vez, y, en otros, donde ya existían, se exacerbaron.

“Aún más, en el caso de los delitos sexuales (violación y otras agresiones sexuales), la tendencia es que se cometen principalmente con el uso de la fuerza física (100% en el caso de las violaciones y entre 50 y 100% en lo que respecta a otros delitos sexuales). De igual modo, la fuerza física se ha mantenido en el primer sitial vinculada al delito de agresión, desde 2019 hasta noviembre de 2024, fluctuando entre el 58 y 68% de los casos”, detalle el informe.