El Estímulo
Olga Maribel Navas

24 de julio de 2021

“Caracas, es Caracas y lo demás es monte y culebra”, así reza un viejo refrán utilizado por los habitantes la ciudad de Caracas para referirse al privilegio que significaba vivir en esta urbe. Sin embargo, para numerosos caraqueños la ciudad ha perdido ese encanto debido a sus niveles de violencia y el colapso de los servicios básicos, por lo que aseguran no hay nada que celebrar en su 454 aniversario.

El domingo 25 de julio, Caracas cumple 454 años de haberse fundado. La historia de la ciudad es extensa y variopinta, pero ignorar la realidad de hoy es casi imposible para quienes la habitan. Delincuencia y servicios públicos abandonados, consecuencia de la crisis que afecta al país desde hace casi 20 años, suprimen las emociones positivas de una fecha que debería ser sinónimo de celebración.

Para evidenciarlo, El Estímulo dejó que caraqueños de distintas zonas de la ciudad dieran sus razones para mantenerse al margen de cumpleaños que para todos no será feliz.

Caracas es zona roja

De acuerdo al último informe del Observatorio Venezolano de Violencia, correspondiente al año 2020, Caracas mantenía uno de los primeros lugares como una de las ciudades más violentas de Venezuela con una tasa de 52,8 muertes violentas por cada mil habitantes.

La tasa es el resultado de tres componentes: los homicidios, cuya tasa fue de 22,2 víctimas por cada 100 m/h; resistencia a la autoridad, cuya tasa fue de 15,1 víctimas por cada 100 m/h; y las muertes por averiguación, cuya tasa fue de 15,6 víctimas por cada 100 m/h.

Foto: Daniel Hernández

Según este estudio, durante el año 2020, se presentaron varias situaciones que incidieron en que bajaran los índices de criminalidad en Caracas. En primer lugar se destacó la pandemia de covid-19. el confinamiento conllevó a que hubiera una menor cantidad de personas en las calles y más funcionarios del orden público. Esto transformó la rutina de los delincuentes.

Hubo una disminución de acciones de los grupos delictivos pequeños, para dar paso al crimen organizado. son las bandas que están mejor organizadas y las lideran pranes como: el “Koki” en la Cota 905; “El Mayeyas” en la parroquia La Vega: “El Loco Leo” en El Valle; y “Wilesi”, en el barrio José Félix Ribas de Petare.

Asesinada dentro de su casa

El lunes 24 de mayo, la señora Blanca Violeta Orellano, de 64 años de edad, se encontraba a solas en su casa ubicada en la calle El Rosario, adyacente a la cementera La Vega. En ese momento, se generó  un enfrentamiento en la zona protagonizado por las bandas delictivas. De las miles de balas que se escucharon esa tarde, una penetró el costado de su abdomen.

Su hijo intentó comunicarse con ella, pero la funcionaria jubilada de la policía no contestó. Tras horas sin saber de ella, su hijo fue a visitarla y la encontró muerta.

Andrés Bello, un profesor y vecino de La Vega, era muy cercano a Blanca Violeta. Así habla de ella: “Blanca era mi amiga. Además de ser funcionaria jubilada, era profesora. Desarrollábamos un proyecto para rescatar la figura de los jueces de paz en nuestra comunidad y en todas las parroquias de Caracas”.

El educador indicó que en La Vega, así como en todo el país, los líderes negativos se convierten en el ejemplo a seguir de los jóvenes. Según Bello, suele pasar con más frecuencia en los sectores populares porque los problemas sociales son más agudos. Fallan más los servicios públicos y la situación económica, que se la crisis agravó en los últimos años, afecta a las familias.

Por eso, Bello admite lo que a veces parece haber cambiado: “Caracas sigue siendo una ciudad violenta. Se siente en sus calles. Los ciudadanos quedamos asombrados con todas las armas y municiones encontradas en la Cota 905. Es una situación que pudiera estar pasando en otras zonas».

Desde su perspectiva, la manera de disminuir la violencia es la puesta en marcha de políticas de atención a nivel educativo, asistencial, preventivo y de seguridad.

«Además es necesario fomentar los líderes positivos como son Yulimar Rojas, Deyna Castellanos y Rubén Limardo”, manifestó Andrés Bello.

Una ciudad seca

Carlos Reina vive en la primera Loma de Propatria, en la parroquia Sucre de Catia, ubicada en el oeste de Caracas. Sin duda, dice que en su comunidad es muy rara la vez que llega el agua por tuberías.

“En este sector, los vecinos diariamente tienen que ir a cargar agua en un manantial natural. Se encuentra en la parte baja del barrio. Para poder tener agua la gente tiene que bajar con los tobos, hacer una enorme cola para llenar los envases. En total, una persona tiene que bajar y subir mil escalones por cada viaje. Es un esfuerzo físico que no pueden realizar los adultos mayores”, señaló Reina.

Foto: Daniel Hernández

Reina comentó que en la comunidad se han formado grupos de cargadores de agua que cobran cada pimpina de 20 litros de agua a 1 dólar, un monto que no todos pueden pagar.

El Paraíso sin agua

En una residencia de El Paraíso, otra zona de Caracas, vive Ana Castillo. En su edificio, los vecinos formaron un grupo de Whatsapp para compartir la información sobre la distribución del agua.

“La mayoría de las veces nos informan que no colocarán el agua, pues no entra de la calle. En otras oportunidades, informan que el servicio solo durará 45 minutos, tiempo en el que se tienen que almacenar agua, tratar de lavar la ropa, asear la casa y bañarte. Muchas veces me he quedado bajo la ducha completamente enjabonada y cortan el agua”, dijo Castillo.

Foto: Daniel Hernández

Indicó que al igual que en el barrio de la primera Loma de Propatria, le ha tocado que cargar agua en tobos hasta su apartamento, así como comprar agua en botellones para poder cocinar.

Y es que la falta de agua en Caracas, es solo uno más de los tantos problemas que deben enfrentar los caraqueños.

Caracas se surte de los embalses Camatagua y Taguaza, que distribuyen el agua mediante tres grandes tuberías llamadas Tuy I (abastece al oeste de la ciudad); Tuy II (surte el este); y Tuy III que suministra tanto al oeste como a una parte de Baruta. En los últimos años, todas estos sistemas han tenido graves problemas para su funcionar. El más común es la falla de energía eléctrica, que obliga a la paralización de los sistemas.

Fallas eléctricas

Florangel de Benítez reside en La Pastora, donde casi siempre hay apagones y fallas de voltaje eléctrico. En su caso, estos problemas hicieron que se dañarán su lavadora, nevera, un ventilador y la computadora.

“La reparación de todos estos artículos me costó mucho dinero. Tuvimos que hacer una recolecta y pedir apoyo a unos familiares que tenemos afuera de Venezuela, pero igual los apagones persisten. Aquí no hay a quién reclamarle el pésimo servicio que recibimos”, señaló Benítez.

Foto: Daniel Hernández

Así es la vida con las fallas en el servicio de energía eléctrica. Por un tiempo, pareciera que era un problema del interior del país. El mejor ejemplo es Zulia, donde los habitantes, desde hacía años, estaban sometidos a horarios del racionamiento. Un hecho que, por supuesto, continúa generando molestias y grandes pérdidas económicas.

Para los caraqueños, este es otro problema que ya se suma a la larga lista de inconvenientes que se tienen que padecer en la una vez llamada “ciudad de los techos rojos”, donde los apagones se han convertido en una costumbre.

Protestar por luz

Carlos Julio Rojas, coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas, lidera la protesta de los usuarios por el pésimo servicio eléctrico que afecta, entre otras cosas, el funcionamiento del Metro, el comercio y el agua potable corriente.

De acuerdo a los números que maneja, en todas las zonas son constantes los cortes de energía. Sin embargo, el común denominador es que a los ciudadanos no se les ofrece información sobre las causas.

“Los vecinos organizados, no solo del Norte de Caracas, sino de toda la ciudad, hemos hecho un frente común para exigir servicio públicos de calidad. Especialmente, en las área de electricidad, telefonía fija y móvil, distribución de agua potable y recolección de desechos sólidos. Utilizamos las protestas como mecanismos defensa”, dijo Rojas.

Foto: Daniel Hernández

Con respecto a los servicios de telefonía móvil e internet, que se cobran en divisas, precisó que 35% de los caraqueños se encuentran sin conexión.

También agregó que 37% de los habitantes no recibe agua potable a través de tuberías. Esta situación, en particular, ha conllevado a que existan sectores donde se debe aguantar un ciclo de 30 días para recibir el líquido. Y si bien el problema podría apaciguarse a través de camiones cisternas, solo uno puede superar los 100 dólares.

La precariedad de servicios públicos es tan aguda que también se extendió hasta la recolección de desechos públicos, al menos así lo registra Carlos Julio Rojas.

Foto: Daniel Hernández

“En Caracas existen sectores en donde se han cumplido dos meses que no recogen los desperdicios, por ejemplo la parte alta de Antímano. En la zona de Casalta Tres, señalan que la basura la recogen dos veces al mes, situación que genera un alto grado de contaminación ambiental y afecta la salud”, explicó.

Igualmente, Rojas manifestó que comerciantes y residentes se quejan de las tarifas de la empresa Supra Caracas, encargada de la recolección de basura en el municipio Libertador, pues también estableció sus precios con relación al dólar. Vale destacar que esta compañía tiene tres administradores en Caracas: la alcaldía de Libertador, el ministerio de Ecosocialismo y el Gobierno del Distrito Capital.

La salud en terapia

Hermel Rodríguez es una venezolana sobreviviente del cáncer de seno, que tras superar la enfermedad creó una fundación para pacientes oncológicos. Con su proyecto colabora en la búsqueda de tratamientos como radioterapias y quimioterapias, medicamentos e intervenciones quirúrgicas.

“No solo a los enfermos oncológicos nos ha tocado salir a protestar, también a los demás pacientes con enfermedades crónicas. No encontramos respuestas a nuestros males en la red de salud pública; ni tenemos recursos para cancelar los servicios de clínicas privadas. Por esta razón, han perdido la batalla muchas personas”, dijo Rodríguez.

Foto: Daniel Hernández

Pablo Zambrano, presidente de la Federación de Trabajadores de la Salud (Fretrasalud) reconoce que en Caracas hay 16 hospitales y también una red de Clínicas Populares, ubicadas en Catia, El Paraíso, El Valle y Caricuao. También suma unos 75 u 80 ambulatorios y los módulos de la Misión Barrio Adentro.

Sin embargo, expresa: «De todo esa estructura de salud que existe en caracas, solo 20% presta un servicio de calidad. El resto tiene graves fallas tanto de los servicios públicos, como es el agua y la electricidad, y también falta de equipos, insumos y personal. No se hacen reparaciones de infraestructura, y en estos tiempos de pandemia, no hay equipos de protección contra el covid-19”, denunció Zambrano.

Según reportes de Zambrano, ningún centro de salud en Caracas tiene un tomógrafo o laboratorios en funcionamiento. Si bien la situación obliga a los pacientes y familiares a cancelar los altos precios de clínicas privadas, no todos cuentan con los recursos.

Foto: Daniel Hernández

A todo esto, el presidente de Fetrasalud añade los bajos salarios que cobran los trabajadores del gremio: «no les alcanza ni siquiera para pagar el costo del pasaje público y llegar hasta sus centros de trabajo. Eso es un hecho que los ha obligado a buscar otros empleos o sencillamente sumarse a la lista de trabajadores informales”.

Por estas, y otras razones, los entrevistados concluyeron que en el aniversario 454 de Caracas, hay poco que celebrar y mucho que reclamar a las autoridades.

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