Prensa OVV Falcón
En Venezuela contamos constitucionalmente con un rico marco legal que garantiza el libre ejercicio de la libertad de expresión. El Artículo 57 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) establece que toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, ideas u opiniones de viva voz, por escrito o por cualquier otra forma de expresión y utilizar cualquier medio de comunicación y difusión, sin que se establezca censura.
La opacidad es aquella condición o circunstancia donde la transparencia en proporción no es apreciable. El tema de acceso a la información en la región falconiana es sumamente complejo, y cada día que transcurre se agudiza, formando un embudo a nivel de los medios de comunicación, creando ello un vacío informativo. El estado se ha sumergido en la desinformación. Los organismos del Estado son muy hipersensibles a la crítica, así exista justa causa para la emisión de los juicios valorativos. Esta situación preocupa a muchas ONG y al Observatorio Venezolano de Violencia en Falcón (OVV Falcón), ya que denota matices que propenden a unos “supuestos” fuera del marco jurídico, trastocando no solo un derecho ciudadano constitucional a la información libre y plural, sino también, el derecho al trabajo de los comunicadores sociales y locutores.
Lo anteriormente tratado también aplica como obstáculo a los esfuerzos de sistematización y documentación sociológica a nivel académico y de investigación, que debería ser algo tan normal en un país donde impere el Estado de derecho. Durante el mes de abril de 2021, la autocensura, la omisión y las coberturas a medias han imperado en los pocos medios informativos de la entidad, además de las carencias a nivel tecnológico que presentan los medios.
En el OVV Falcón hemos constatado a través de un metódico trabajo investigativo de orden cualitativo, con triangulación, conjuntamente con el Instituto de Estudios Jurídicos, serias dificultades de los pocos medios independientes (portales noticiosos y radio) y de los periodistas, no solo al acceso informativo, sino también acciones que pudiesen tener un tono o semblante coercitivo de forma pasiva, pudiendo formar ello parte de lo que se denomina violencia estructural. En lo que ha transcurrido de año, se registran 4 emisoras fuera del aire, por diversas razones, y programas radiales que sin justificación legal alguna, deben dejar la parrilla de ciertas estaciones. Esto en función de evitar situaciones mayores.
El último programa radial que fue sacado del aire en la ciudad capital del estado, durante el mes de abril, bajo aparentes medidas diplomáticas, pero no por ello coercitivas, contó en sus días previos con la visita del coordinador del OVV Falcón -invitado como filósofo y analista socio-crítico y no en calidad de responsable del observatorio- y de una serie de arquitectos y especialistas del área patrimonial, los cuales esgrimieron una serie de consideraciones respecto a los trabajos de remodelación que se ejecutaron en la retícula histórica de Coro.
Bien vale la pregunta, ¿es censura, autocensura?, ¿existe violación al constitucional Artículo 57? Pareciese que estamos en presencia de un periodo de libertades intermedias y restrictivas en relación a la información. Existen serias dudas en la colectividad falconiana en relación a las cifras oficiales en referencia a decesos por causa de la pandemia del Covid-19, ya que el contraste con la realidad es abismal. Otro elemento en consideración y en el cual los periodistas abordados parecieran tener consenso, es que el foco de la desinformación gubernamental en materia científica se centra en el tema de la vacunación. En definitiva, estamos en presencia de un peligro grave a los Derechos Humanos (DD.HH.), ya que se socava la base de toda democracia.
Ante los planteamientos anteriores, creemos necesario y oportuno, desde el OVV Falcón, que los comunicadores sociales contrasten, comparen y busquen fuentes alternativas para realizar la labor periodística en la región. La renovación es inminente, la resiliencia es personal y editorial.
Nuestro aliento y apoyo a los medios libres. Desde ellos se sustenta gran parte de nuestra labor como institución, a la vez que se erigen como los grandes defensores del sentimiento de las comunidades. Como señala Rubén Darío Restrepo, “el periodista, cuando deja de sentir lo que vive el ciudadano, pierde la sensibilidad y por ende dificulta el transmitir y asumir la empatía con el otro”. No se puede normalizar esta situación de censura y autocensura. Cada comunidad, cada noticia, cada protesta, cada familia vive una historia distinta, pero las causas son comunes: la vulneración del Estado de derecho.