Efecto Cocuyo, la humanidad
María Laura Chang

14 febrero, 2016

“Esto ha sido muy fuerte. Yo lo que quiero es justicia, que esto no quede impune”, dice entre lágrimas Xiomara Maurera, abuela un pequeño de 6 años que, tras una brutal golpiza en el colegio, se encuentra hospitalizado superando graves lesiones. Todo ocurrió en la Escuela Bolivariana Rafael Villavicencio de Punta de Matas, estado Monagas, el 25 de enero de este 2016.

Julio César no quiso admitirlo al principio. “Me duele el brazo”, es lo único que dijo de forma inocente cuando lo fueron a buscar luego de que reportaran que el niño se sentía mal. A las 2:30 de la tarde de ese lunes desfalleció. Familiares asumieron que el desmayo podía deberse al zika u otra enfermedad y de inmediato corrieron al médico. Allí le realizaron un tratamiento sintomático para el dolor y volvieron a la casa. En la noche empezó a tener problemas para respirar, lo que impulsó a la abuela a regresar al hospital a la mañana siguiente. Esta vez lo llevó al traumatólogo.

“Fuimos a hacerle los exámenes porque escupía sangre, el orine era feo; pero él no me decía nada”, señala Xiomara. Le realizaron una placa y las imágenes mostraron una fractura de clavícula izquierda. ¿Pero cómo se había hecho eso?, se preguntaban los familiares. El niño seguía silente. La noche del martes la dificultad para respirar incrementó y una mancha roja empezó a vislumbrarse en el lugar de la fractura. “Mi niño, cuéntame qué pasó”, le rogaba la abuela desesperada. “Abuelita, me golpearon en la escuela”, respondió.

“Él dice que estaban jugando a pelea, un niño vino, le dio golpes en el pecho, luego le dieron más y más golpes. Cuando cayó al suelo le cayeron a patadas, y luego todos los compañeritos le saltaron encima”, dice Xiomara con la voz temblorosa. El hecho habría ocurrido poco más tarde de las 7:30 de la mañana cuando le correspondía tener clase de Educación Física.

La última en evaluar a Julio César ese día fue la pediatra del hospital quien, alarmada, le confirmó a sus familiares que había sufrido de muchos golpes. El diagnóstico fue el de desprendimiento de la maya pleural (fisura en el pulmón), fractura de clavícula izquierda, traumatismo en la caja torácica y fractura de fémur. La condición pulmonar se complicó luego de infectarse con la bacteria Streptococo, que lo atacó fuertemente. Estuvo tres días en terapia intensiva.

Acoso y violencia

Si la golpiza hubiese sido un hecho aislado, explica Fernando Pereira -educador y coordinador de la organización no gubernamental que trabaja en la promoción y derechos de los niños y adolescentes Cecodap- este caso encajaría solo en violencia escolar. Pero cuando las molestias al pequeño se convierten en sistemáticas y repetitivas, pasa a ser acoso escolar y, aquí, devino en un episodio lamentable. A pesar de su corta edad no es un hecho aislado, según informa Pereira. Se han presentado otros casos, pero ciertamente no es lo más común.

Las víctimas del acoso escolar (bullying), tienden a tener características positivas y/o diferenciadoras del resto del grupoque los hace presa de las burlas. Julio César entra en esta categoría.

Explica la abuela que es un niño muy aplicado, “sabe sumar, restar, leer, es cariñoso y tímido. Un excelente nieto”, agrega con orgullo. Las disputas se presentaron a principio del año, desde las primeras semanas de clase estuvo en la mira de uno de sus compañeritos, denuncia Maurera. “En presencia de la tía repitió varias veces que lo odiaba (…) en otras ocasiones le rayó el cuaderno, lo empujaba, lo estrujaba”, apunta.

Pereira aclara que en estos casos siempre hay uno o dos que fungen en el rol de agresores que buscan liderizar y tener relevancia sobre el grupo. “Los chamos te dicen que es para ser populares”, explica y señala que además se encuentran quienes secundan, testigos o espectadores, que de forma activa o pasiva, por acción u omisión, potencian la conducta violenta.

Radiomaratón

Las complicaciones generadas por la bacteria que adquirió Julio César en su estancia en el Hospital Manuel Núñez Tovar de Maturín le trajo un gasto inesperado a la familia. Además se vieron en un gran aprieto al momento de conseguir el tratamiento indicado, debido a que los antibióticos no se conseguían en las farmacias. “Hicimos un radiomaratón y conseguimos, gracias a Dios, los insumos que le pidieron. Vitaminas, ácido fólico, pañales, toallas húmedas y Vancomicina, que era para atacar la bacteria”, comenta Maurera.

La abuela dice, con un dejo de indignación, que ni un solo docente de la unidad educativa ayudó con dinero o donaciones ni tampoco se han presentado en el hospital. Pero es que, además, señala Xiomara, los directivos del colegio no han querido enfrentar la situación. “Ellos dicen que el niño llegó golpeado al colegio pero es su palabra contra la de Julio César”, apunta.

La familia del pequeño abrió el caso en Fiscalía y en el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Acusan a profesores y directivos del centro educativo, porque la agresión ocurrió durante horario de clase y dentro del recinto. Esperan que el niño se recupere de salud para tomar sus declaraciones, así como también falta las de su tía, Veruska Meneses.

Xiomara dice que desde la dirección enviaron un informe a la zona educativa de Maturín, sin embargo no ha habido acuerdo entre as partes. “La directora y la profesora se lavaron las manos, pero seguiremos buscando justicia”, indica.

Este no es el primer caso de violencia escolar en unidades educativas del Municipio Ezequiel Zamora de Punta de Mata. Según dicen los familiares, en el mismo centro Rafael Villavicencio, se han generado riñas y otro tipo de agresiones. El 3 de febrero, Maurera dirigió una protesta contra la violencia en los colegios que fue reseñaa por el Periódico de Monagas.

Para el lunes 15 de febrero esperan que Julio César sea dado de alta. Pese a ello Xiomara está convencida de que esto no acabará así. Luchará por la justicia de su nieto “porque eso de que me lo maltraten, a un niño indefenso, es demasiado grave”, concluye.

Si su hijo o representado sufre de acoso escolar puede buscar ayuda en Cecodap. Comuníquese a través de este teléfono 0212-9514079

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