Prensa OVV Aragua

Durante el primer semestre de 2019, fueron reseñados en la prensa regional del estado Aragua 541 homicidios, de los cuales 272 (50,3%) corresponden al tipo de violencia policial. De éstos, 207 (76%) ocurrieron en la casa o cerca de la casa de la víctima, trayendo como consecuencia que los familiares de los asesinados sufran del síndrome de shock postraumático, al ser testigos directos o indirectos de la ejecución  policial de sus seres queridos.

Aunado a ello, y según hallazgos de veintiún (21) entrevistas realizadas en Aragua a informantes clave cercanos a víctimas de la violencia policial, coincidieron en denunciar que a los familiares de las víctimas no les permiten realizar los rituales funerarios que cultural y tradicionalmente se hacen en Venezuela. En este sentido, los entrevistados señalaron que cuando la muerte es producto de un operativo policial, en la morgue no les entregan el cadáver sino hasta que está en un avanzado estado de descomposición, lo que no permite realizar el velatorio y el sepelio, violentando la dignidad del difunto y sus deudos.

Los ritos funerarios son una parte muy importante del proceso de duelo. Básicamente constituyen una pausa en la rutina para iniciar el proceso de aceptación, uno de los más difíciles y desconcertantes del duelo. Ayudan a que, tanto en el plano colectivo como en el individual, se admita la existencia de una pérdida. Parte de ese proceso de aceptación implica un último contacto con esa persona que murió, bien sea para agradecerle, reconocer sus buenas acciones o para ponernos en paz con ella, de alguna forma.

Desde el punto de vista de la salud mental, este procedimiento policial que implementan en los casos de las muertes por resistencia a la autoridad, genera un desarrollo inapropiado del proceso de duelo que viven todos los seres humanos al sufrir una pérdida; el duelo es un proceso de adaptación que resulta especialmente relevante cuando se pierde a alguien muy importante como un hijo, los padres, la pareja, un hermano.

El homicidio constituye un grave problema social que genera miles de víctimas secundarias. Se calcula que cada homicidio afecta o victimiza 3 o 4 personas diferentes a la que es asesinada, debido a los efectos psicológicos, sociales y legales que produce. El duelo de los allegados a las víctimas de homicidio suele verse como un duelo complicado, porque reúne las características del duelo normal y el shock postraumático.

Los fallos legales que declaran a los victimarios como inocentes, frustran a los dolientes y éstos suelen quedar insatisfechos y sin alivio. Son circunstancias que atormentan y suelen estar acompañadas de un intenso deseo de hacer justicia por su propia mano.

En los adolescentes, los efectos de un duelo complicado pueden ser muy importantes y producir baja autoestima, problemas en el estudio, drogadicción, delincuencia e incluso suicidio.

En este sentido, el OVV Aragua exhorta a reflexionar y preguntarse:

¿Qué pasa con el proceso de duelo que desarrollan los niños que hayan sido testigo de la muerte de su joven padre?

¿Hasta qué punto la política de no permitir que los familiares de las víctimas de la violencia policial realicen los ritos funerarios a sus deudos, pueda estar influyendo en incrementar el espiral de la reproducción de la violencia en los jóvenes venezolanos?