Sumarium
Aída Moubayed
12 marzo, 2016
(Redacción Sumarium).- El informe final de 2015 del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), indica que el incremento de crímenes atroces se debe a ocho razones fundamentales: mayor presencia del delito organizado; mayor deterioro de los cuerpos de seguridad del Estado; incremento de las respuestas privadas a la seguridad y la justicia; militarización represiva de la seguridad; el empobrecimiento de la sociedad, acompañado de la impunidad generalizada; y la destrucción institucional que padece el país.
“La influencia del sistema penitenciario venezolano, fuera de los muros, es más grande de lo que nos imaginamos… La cultura del desmembramiento de cuerpos humanos es parte de la convivencia en las cárceles. El delincuente venezolano tiene ingredientes nuevos, por eso lo hemos llamado coloquialmente el ‘coco seco’, haciendo un símil con el fruto, porque el hampón tiene el requisito clásico de cualquier delincuente, que es hacerse de algo ajeno con el menor riesgo, pero se le adicionó el tema del respeto”, explicó a Sumarium el criminólogo Fermín Mármol García.
El también profesor universitario advirtió que el actual antisocial tiene una “necesidad” de ser respetado, puesto que su origen es de irrespeto: “El delincuente venezolano viene producto del embarazo precoz, de un padre irresponsable, de padrastros de turno maltratadores y encontraron en la calle a su verdadera familia en la banda criminal. Por eso es que cuando alguien se resiste a ser robado o secuestrado, lo matan, lesionan o abusan de esa persona”.
Mármol manifestó que el hampón de hoy necesita ganarse el respeto de la víctima, “pero sobre todo de sus compañeros de banda, demostrar que él no se queda paralizado. Pero a pesar de ese ingrediente, que surgió hace unos 10 años, también está el ingrediente en su estructura mental, pues ahora tienen el rasgo de perversidad”.
El abogado indicó que el delincuente venezolano disfruta del mal y de hacer daño: “Estamos convencidos de que no solo el delincuente está liquidando y abusando a la víctima que lo irrespeta en su creencia, sino que también lo está disfrutando. Desde el punto de vista criminológico se explica esta actitud porque los hampones no tienen la siembra familiar, ni de la religión, solo tienen una intoxicación de alcohol y drogas pesadas. Ese cóctel ha generado en el delincuente el rasgo de perversidad, por eso es que veremos cada día más vigente el tema del linchamiento, del desmembramiento, de videos subidos a las redes por los mismos criminales… Estos son signos inequívocos de que hemos retrocedido como sociedad”.
Primitivismo
“Hay que estudiar ciertos rasgos para saber si una sociedad es primitiva o no, por ejemplo, el comportamiento del ciudadano en el tránsito automotor, cuando se analiza ese ítem, te das cuenta de que somos una ciudadanía que no cumple la ley; el segundo ítem es la invasión a la propiedad privada; el tercero es el saqueo; el cuarto es la muerte por encargo (sicariato); y el quinto, los linchamientos”, aclaró a Sumarium el experto criminólogo, Fermín Mármol García.
Cuando se revisa el tabulador criminológico para comprender si se está en presencia de una sociedad primitiva, “te vas a encontrar que todos esos ítems de primitivismos están en Venezuela, y sobre todo, que se agravaron en el siglo 21, y que en otros casos, nacieron en este siglo. No solo el delincuente tiene rasgos perversos, la sociedad venezolana se enfermó, solo que la gente que ha tenido la oportunidad de educarse y crear a una familia tiene amarrados algunos demonios”.
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