Prensa OVV Lara
El informe del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) Lara para cerrar 2018, revela las diferentes caras de la violencia que los larenses tuvieron que enfrentar durante los doce meses del año. Los sectores populares de Barquisimeto fueron los más perjudicados; “son los pobres, hombres y jóvenes quienes siguen muriendo de forma violenta en nuestra sociedad”, afirmó el coordinador del OVV Lara, sociólogo Carlos Meléndez.
En Iribarren, el municipio capital, se contabiliza 69% de los homicidios del estado, sin embargo, Simón Planas (capital Sarare), municipio fronterizo que colinda con el estado Portuguesa, se posicionó como el más violento del estado, tras padecer un aumento de homicidios, casos de “resistencia a la autoridad” y muertes en averiguación, y culminar el 2018 con una tasa de 127 muertes violentas por cada cien mil habitantes.
En un estudio realizado por el OVV Lara en los meses de noviembre y diciembre, se identificaron consecuencias de la inseguridad en la actividad agrícola y ganadera. Como es el caso del municipio Torres (capital Carora), donde existen medianos productores que son víctimas de robo de ganado y abigeato, y las pérdidas representan hasta un equivalente a $1.000 por mes; asimismo, los productores de hortalizas en los municipios Morán (El Tocuyo) y Jiménez (Quíbor) han disminuido su producción en un gran porcentaje, además de la falta de insumos por la inseguridad.
Por otra parte, los casos por “resistencia a la autoridad”, la situación de las cárceles y el sistema de justicia penal siguen mostrándose como una constante en aumento como formas de violencia para el estado Lara, todas con variables que las condicionan, pero con un común denominador: violación a los Derechos Humanos.
La pobreza, la migración y los cambios en la violencia urbana
La violencia urbana tuvo en 2018 cambios importantes, producto de otros fenómenos sociales que afectan la paz: la pobreza y la migración. El empobrecimiento acelerado y la oleada migratoria ha llevado a que los jóvenes se inicien en actividades delictivas cada vez a una edad más temprana. En 2018 se pudo corroborar que hay líderes de bandas con edades comprendidas entre los 8 y 14 años, sustituyendo a aquellos que emigraron o fueron asesinados por los organismos de seguridad pública.
En contraposición, los robos a transeúntes o unidades de transporte publico han disminuido y aumentado los robos a viviendas, siendo los alimentos uno de los principales objetivos de los delincuentes.
Ya en 2019 el Observatorio Venezolano de Violencia Lara está trabajando en la recolección, registro y producción de datos para el estado, con el fin de seguir visibilizando esta problemática en la entidad.