Prensa OVV Zulia
En el Zulia, el mes de mayo no vino florido y hermoso como reza el viejo refrán. En un marco de sequía, oscuridad, motores apagados y confinamiento, el quinto mes del año, más que flores, trajo granadas que estallaron al grito de “págame la vacuna”. Un saldo de dos muertes violentas por día, sin respetar las medidas de la cuarentena, y una violencia intrafamiliar que se hace cada vez más visible.
El 5 de mayo, después de un largo historial de agresiones físicas y verbales, una mujer con marcados golpes en su rostro, se acercó a la comandancia de la Policía Municipal de Maracaibo en la que denunció haber sido víctima de reiterados ataques por parte de su cónyuge. El agresor fue detenido y quedó identificado como José Luis Rivas, residente de la parroquia San Isidro de la ciudad capital.
El maltrato familiar llegó a niveles de crueldad en la que son víctimas niños y niñas, en las que se incluyen recién nacidos. El 18 de mayo, en el municipio Maracaibo, fue detenida Maryelin Paola Gómez Morales, de 22 años, por maltratar a su hijo de apenas año y medio. La denuncia la hizo su abuela materna, quien aseguró que las agresiones al infante eran cometidas de forma reiterada por la progenitora y su pareja. El niño fue llevado a un centro de salud.
Asimismo, fue apresada en el municipio San Francisco, Génesis Araujo, por el caso de abuso sexual en contra de su hija de 7 años. El hecho ocurrió en el ambulatorio El Silencio, cuando la detenida buscó atención médica debido a molestias que la niña presentaba en sus partes íntimas. La inspección de los médicos concluyó que la menor de edad, además de presentar laceraciones en sus genitales, era portadora de una enfermedad venérea. La progenitora es sospechosa de complicidad en actos de violación en contra de la niña.
Dos días después de este hecho, en el barrio 24 de septiembre del municipio Maracaibo, fue asesinado José Gregorio González Chacón, de 49 años. La víctima, después de una discusión, recibió varias puñaladas que le ocasionaron la muerte. El agresor, que logró huir y está siendo buscado por los cuerpos policiales, resultó ser su hermano, Manuel Segundo González Chacón, de 52 años. El informe policial reveló que ambos, en estado de ebriedad, discutían sus diferencias con relación a la propiedad de una vivienda heredada por ellos. En medio de la disputa se produjo el fatal desenlace.
El 21 de mayo fue asesinada, por su esposo y de un disparo en el rostro, Milexis Gregoria Chourio, de 41 años. El suceso ocurrió en el sector El Cují del municipio Mara. El victimario es funcionario, con rango de supervisor jefe, del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (CPBEZ), identificado como Dalwin González Paz, de 47 años. Trascendió que el fatal hecho ocurrió luego de una encendida discusión entre la pareja. El agresor intentó huir, pero fue detenido por una comisión policial en un sector cercano al lugar del suceso.
Dos días antes de este hecho de violencia intrafamiliar, un adolescente de 17 años agredió con un bate a su tía. La dama agraviada presentó politraumatismo en el cráneo, con herida abierta y traumatismo en miembro superior derecho. El joven agresor fue detenido por funcionarios del CPBEZ, en el sector Isla de la Fantasía del municipio San Francisco. El mismo fue puesto a disposición del Ministerio Público.
El 29 de mayo fue detenido por el CPBEZ, Fernández Chávez Medina, de 26 años, acusado por intento de violación a una mujer. El hecho ocurrió en el municipio Sucre. La detención se produjo luego que la supuesta agraviada lo denunciara ante el Centro de Coordinación Policial Sur del Lago. Según testimonios de la dama, el agresor la amenazó con un cuchillo e intentó abusar sexualmente de ella.
En el equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en Zulia (OVV Zulia) se maneja la hipótesis de que las medidas de confinamiento han agravado los hechos de violencia en contra de mujeres, niños, niñas y adolescentes. “Pareciera solo verse la punta del iceberg de una agresión que se ampara, en algunos casos, en las cuatro paredes de la intimidad del hogar, y, en otros casos, en las vaciadas calles de la ciudad, en la que los menores se hacen más vulnerables”.