Prensa OVV Táchira
En agosto, los casos de agresiones físicas en Táchira, principalmente hacia la mujer, marcaron los listados de homicidios con tres de los cinco ocurridos durante el mes, según registros del Observatorio Venezolano de Violencia en Táchira (OVV Táchira). De los 24 hechos suscitados en la región, 15 correspondieron a maltrato físico y agresión, dejando una incidencia de más del 65%, donde las mujeres eran las mayores víctimas.
El Observatorio de Prensa (OP) del OVV regional destacó por el grado de violencia y crueldad excesiva, casos donde se vieron involucrados al menos un miembro familiar de la misma víctima. El más significativo ocurrió en la zona norte de la entidad, en el municipio Panamericano, donde una joven de 22 años, en estado de embarazo, fue atacada por su pareja de 34 años, quien luego asesinó a su mamá por defenderla. El bebé tampoco pudo ser salvado.
Otro aberrante hecho que causó consternación fue el matricidio ocurrido en la zona de frontera, específicamente en el municipio Pedro María Ureña, donde un joven asesinó a su madre de varias puñaladas, luego de una fuerte discusión.
Dos lamentables hechos que enarbolaron una preocupante demostración de violencia y sevicia en la colectividad andina, sobre todo por la intención despiadada de hacer daño a sus propios parientes. Karolayn Gutiérrez, psicólogo forense del Ministerio Público, encargada de atender precisamente víctimas de agresión intrafamiliar, considera que en muchas oportunidades, estos trágicos hechos no son denunciados a tiempo, por la confusión de la víctima de “ser protegido” a “ser violentado.” “Un aspecto familiar que causa maltratos continuos y hábitos de agresión constantes, que terminan desencadenando este tipo de tragedias”.
Gutiérrez, en un trabajo de investigación realizado a 150 personas privadas de libertad, expone que el principal factor de riesgo que predispone a una persona violenta es justamente el vínculo familiar, aunado a la ausencia del pensamiento crítico, la falta de discernimiento de lo que me es permitido o no -la denominada carencia de límites- lo que la especialista define como: “parientes que se exceden en actos violentos, justificando la intención de estar brindando protección, siendo por lo general hombres, por una estructura de crianza donde la figura masculina es la que debe asumir ese rol”.
“La exposición de dicha conducta puede incluso manifestarse en público y ambos actores asumirán la situación con absoluta normalidad, pues forman parte de un círculo de actos conducidos por una pasiva tendencia del victimario a ser atacado constantemente y sus víctimas a recibir los maltratos,” afirma la psicóloga. Dicho patrón de comportamiento se vio reflejado en un hecho ocurrido en un municipio de la montaña alta del Táchira, Andrés Bello, donde una mujer fue atacada física y verbalmente en público por su esposo, quien enfurecido termina dejándola inconsciente y con hematomas en su rostro. Lo mismo ocurrió en la población de Rubio, municipio Junín, donde el hecho se hizo viral tras llegar a las redes sociales. En las imágenes se observa al hombre arremetiendo contra su pareja, mientras la amenaza con un cuchillo.
Según el coordinador del OVV en Táchira Yensy Meneses, la espiral de violencia en la entidad ahora circunda en torno a las riñas y agresiones violentas e intencionales, dirigidas principalmente a mujeres. “La constante que estaba enfocada en los municipios fronterizos, ahora presenta un cambio, disminuyendo los índices de violencia en los municipios Bolívar, Pedro María Ureña y Fernández Feo, aumentando la violencia de género hacia la mujer, presentándose feminicidios y agresiones físicas, con ataques a nueve mujeres quienes fueron víctimas de estos hechos” destacó Meneses, quien agrega que “el aumento exponencial de las riñas en la ciudadanía, es producto de la incapacidad de muchas autoridades a las que acuden para la resolución de problemas, por lo cual terminan dirimiendo sus conflictos a través de agresiones físicas.