Prensa OVV Trujillo
De los 335 municipios venezolanos, La Ceiba, ubicado en la zona Panamericana del estado Trujillo, resultó ser el tercer municipio más violento de Venezuela, después de El Callao y Sifontes en el Estado Bolívar. Según el Informe Regional Anual del Observatorio Venezolano de Violencia en Trujillo (OVV Trujillo) ésta zona cerró 2021 con una tasa de 147 muertes violentas por cada 100 mil habitantes (MV100/h), ubicándose como el municipio más violento de esta región andina. Aun cuando este indicador descendió, en comparación con el 2020, cuando presentaba una tasa de 152,5, La Ceiba continúa superando la tasa nacional y regional situadas en 40,9 y 26,7 respectivamente.
Johny Humbría, coordinador del OVV Trujillo, considera que la situación de violencia en este municipio tiene relación con los niveles de pobreza de esa zona y con el incremento de la acción delictiva de diferentes organizaciones criminales en las áreas rurales del eje panamericano, aunado a la carencia de políticas públicas que puedan ponerle coto a ese flagelo.
Después de La Ceiba el segundo municipio con la tasa más elevada del estado Trujillo fue Andrés Bello con 53,1 MV100m/h, cifra que también supera la tasa nacional de violencia en un 22,98%. En comparación con el 2020, su tasa bajó considerablemente de 312,5 a 53,1, debido a la distorsión que genera calcular una tasa en una población con menos de 20.000 habitantes. A pesar de ello, en los últimos años, esta jurisdicción ha figurado entre los cinco municipios más violentos de la entidad y del país.
El ranking regional lo complementan Miranda con (21,7), Motatán (18.9) y Pampán (16,2) que presentan tasas por debajo de la regional y nacional, en contraste con las jurisdicciones de Juan Vicente Campo Elías y José Felipe Márquez Cañizales, en las cuales no se registraron muertes violentas, de acuerdo con los datos recabados.
Ranking nacional
Para el 2021 la entidad trujillana registró una tasa de 26,7 MV100m/h lo que representa una disminución de un 27.8% con respecto a la tasa del estado en 2020, lo que indica que el estado andino pasó a ocupar el puesto 17 en el ranking nacional de violencia, bajando tres peldaños en comparación con el 2020, cuando ocupó el puesto 14.
Haciendo una comparación con años anteriores se nota un contraste con respecto a la tasa de muertes violentas, por ejemplo, para el año 2017 Trujillo ocupaba el puesto número 8 de los estados venezolanos más violentos, con una tasa de muertes violentas de 71. Para el 2018 mantiene la misma tasa, pero se ubica en el puesto número 12. Durante 2019, registra 60 y ocupa el puesto número 8. En el 2020 la tasa fue de 37 y se ubicó en el puesto número 14 entre los estados más violentos del país.
Muertes violentas
En la categorización de muertes violentas, la tasa de homicidios fue de 7.7, resistencia a la autoridad 4,8, muertes en averiguación 13,9 y desapariciones 0,82, respectivamente. Esto se traduce en que, durante el año 2021, semanalmente ocurrió un homicidio en la entidad, que cada 12 días los cuerpos policiales mataron a 1 persona por resistirse a la autoridad, cada 4 días se contabilizó una víctima fatal sin que las autoridades hayan esclarecido esas muertes y que cada 2 meses fue denunciada por sus familiares la desaparición de 1 persona.
A pesar que cuantitativamente las tasas de violencia en el estado Trujillo bajaron considerablemente, Jhonny Humbría, como coordinador del OVV Trujillo, considera que se podría concluir erróneamente que la violencia ha sido controlada y que es notable un cambio en las políticas públicas de seguridad ciudadana. “El caso es que estas cifras se corresponden con hechos sobrevenidos en todo el mundo, producto de las restricciones de movilidad social forjadas por la pandemia, aunado a los graves problemas de movilidad impuestos por la falta de combustible (gasolina y gas-oil) en toda Venezuela. Eso explica, porque la tasa de víctimas de muertes violentas en el país, pasó de 45,6 a 40,9 (m/h)”.
Las víctimas
Los datos emanados del informe regional de violencia señalan que los homicidios ocurridos durante el 2021 tuvieron como víctimas a los hombres en un 76,6%, mientras que 23,3% tuvo como objetivo a las mujeres. Otro dato resaltante es que 64,5% fueron asesinatos, 19,3% feminicidios, 9,6% infanticidios y 6,4% sicariatos. La motivación del delito en un 41,6% fue el ajuste de cuentas, un 25% basada en género, 16,6% en aprovechamiento ilícito, 8,3% venganza, 4.1 por conflictos interpersonales distintos de riña y venganza y 4.1% otras motivaciones.
En cuanto al sitio de ocurrencia de los delitos, se tiene que 48,1% de las víctimas fueron asesinadas en su hogar, 33,3% en un espacio abierto o en la calle, 7,4% en el lugar de trabajo, 7.4% en un medio de transporte y 3,7% en prisiones o instituciones penales. En relación al arma empleada para cometer el delito, en un 60% correspondió a armas de fuego, 24% objeto cortante o punzante, 12% utilizó la fuerza física y 4% otros métodos.
La violencia en contra de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en el estado, también fue documentada. Sobre las edades de las víctimas: 46% tenían entre 0 y 11 años, 23% entre 12 y 17 años, y 31% entre los 18 y 24. Los delitos más comunes fueron los homicidios y las violaciones cuyo número aumentó luego del confinamiento social decretado por la pandemia.
Las cifras de violencia son el producto del monitoreo de los medios de comunicación regionales e investigaciones científicas realizadas con apoyo académico de universidades nacionales que integran el equipo del OVV.
Deterioro de la calidad de vida
Para el OVV Trujillo, el año culmina con cifras muy disímiles a la de años anteriores, por un lado, se observa como bajaron las tasas de muertes violentas en toda la geografía trujillana y por otro, se evidencia un deterioro sostenido en la calidad de vida de las personas. En cuanto a la convivencia social, el equipo destaca la falta de atención en la seguridad personal, educación, alimentación, salud y protección a la niñez, la juventud y los adultos mayores.
Finalmente señala el equipo que en el 2021 se observó una tendencia a la disminución de las tasas con respecto al año 2020 lo que coincide con la baja movilidad de los trujillanos por falta de combustible, aunado a la cuarentena social producto de la pandemia, lo que incidió significativamente en la reducción de la actividad económica de la entidad. “Otro factor que contribuyó a la disminución de la tasa de homicidios, fue la caída del poder adquisitivo y el empobrecimiento de la población, que redujo las oportunidades de delinquir. Desde el OVV, se continuará monitoreando el comportamiento de la violencia en toda la entidad trujillana”.