Prensa OVV Sucre

Sobre la violencia y la inseguridad en Güiria, capital del municipio Valdez en el estado Sucre, “no se puede hablar”, así lo afirman de manera tajante los vecinos consultados. La población perdió la alegría que la caracteriza, porque se desgasta diariamente para resolver las necesidades provocadas por la emergencia humanitaria compleja que compromete el desarrollo de todos los sectores del país.

En menos de un mes, el caserío de Altagracia fue abandonado por sus habitantes, temerosos frente a las continuas amenazas de las organizaciones delictivas rivales. Los vecinos tuvieron que refugiarse en casas de sus familiares en el centro de Güiria; mientras otros quedaron desamparados.

La juventud no tiene aspiraciones de crecimiento, ni alternativas de trabajo o entretenimiento y se deja llevar por la delincuencia organizada para conseguir dinero fácil y beneficios.

“Nadie quiere hablar porque es más grande el temor a las represalias que se puedan tomar”, indicó un ciudadano que prefirió permanecer en el anonimato.

Las personas consultadas, coincidieron al señalar que el asesinato del dirigente oficialista, Carmelo Bislik, significó un mensaje muy trágico para todos aquellos que quieran denunciar las irregularidades que se presentan. Bislik fue cruelmente asesinado el pasado 18 de agosto, un día después de su secuestro en Güiria, cuando cuatro sujetos armados ingresaron a su residencia. Posteriormente, su cuerpo fue encontrado en un terreno baldío.

“Él denunció, a través de una emisora local, las irregularidades que se han presentado en la venta de gasolina, y un par de días después lo mataron. Pero aquí todos los días hay balaceras, todos los días hay muertes”, indicó un habitante de la zona.

Futuro en riesgo

El 13 de octubre, una niña de cinco años fue asesinada por un grupo armado en el sector Sol Paraíso de Güiria. Así lo reseñó el portal de noticias “El Pitazo”.

La muerte de la niña ocurrió, precisamente, cuando familiares retornaban del sepelio de dos personas asesinadas el 11 de octubre; una de ellas era una mujer embarazada. Al parecer, la infante se había quedado en casa de los vecinos,cuandosujetos armados se identificaron como “El Tren de la Muerte” y dispararon contra los presentes. Aunque los vecinos la trasladaron al Hospital Juan Gutiérrez Solís, la pequeña ingresó sin signos vitales. Otro vecino también resultó herido durante la balacera.

Dos días antes, fueron asesinadas otras dos personas. Una de ellas fue identificada como Odín Alejandro Lorat López. El hecho ocurrió en el sector Guayacán.

De manera extraoficial, se conoció que los integrantes de una organización delictiva mantienen azotados los sectores 4 de febrero, Banco Obrero, Sol Paraíso, Guayacán y Colombina.

El mismo alcalde del municipio Valdez, Ander Charles, denunció la violencia generalizada en Güiria a través de un audio que circuló vía Whatsapp, donde advertía que las bandas han tomado sectores como río de Güiria, Altagracia, Quebrada de Agua, La Sabana, La Toma y el Hoyo. Con ello, aseguró que los pobladores son sometidos y obligados a abandonar sus viviendas, como ocurrió con el representante del Consejo Nacional Electoral (CNE) en la zona, motivo por el cual el burgomaestre pidió ayuda al gobierno regional. Así lo reseñó el sitio Web “Crónica Uno”.

Las costas de Güiria también han sido utilizadas para la desesperada salida de venezolanos que buscan calidad de vida en territorios vecinos, como la isla de Trinidad, pero también han sido aprovechadas por la piratería marina para promover la trata de personas.

Aún no ha habido respuesta oficial para los familiares de más de 60 personas desaparecidas en dos embarcaciones durante los meses de abril y mayo de 2019.

Al menos 38 personas desaparecieron a bordo del bote “Jhonaili José”. Ésa fue la primera embarcación de varios “naufragios”, como consecuencia de la red de trata de personas y cuyas investigaciones han sido engavetadas por los gobiernos tanto de Venezuela como de Trinidad, mientras familiares no pierden la esperanza de encontrar a sus seres queridos.

Las represalias por este hecho están latentes y el pasado mes de marzo la ciudadana Keyla Cedeño denunció el secuestro de su hija Yosqueilis Zurita, de 17 años, quien había sobrevivido al naufragio.

Tampoco hay rastros de los 33 pasajeros del bote “Ana María”, que partió desde Güiria. Solo hay pruebas de vida del capitán de la lancha, quien tiene antecedentes penales y está prófugo de la justicia. Las víctimas de este hecho no solo fueron captadas en el oriente del país, sino en entidades como Táchira y Distrito Capital.

Península controlada

La violencia e inseguridad no solo ha comprometido el desarrollo del municipio Valdez, sino de toda la península de Paria y, especialmente, del municipio Arismendi, producto de la acción violenta y delictiva que tiene como objetivo controlar todo el territorio.

El 20 de agosto, en el municipio Arismendi, se registró un enfrentamiento entre grupos delictivos de la parroquia San Juan de Unare y Río Caribe. El hecho, al parecer, dejó una persona fallecida y un herido, cuyas identidades se desconocen, aunque ciudadanos denunciaron que se trató de alias “El Chichi”, de 25 años, líder de la organización delictiva que opera en el sector La Gloria del mencionado municipio.

Las causas del enfrentamiento se originaron porque le quitaron 22 bidones de gasolina a la banda de “El Moncho”, que opera en la costa de Paria hacia el sector Puerto Caballo. Tras el incidente, al parecer, un cadáver fue hallado maniatado, mutilado y quemado, y tres personas más que salieron en una lancha, desaparecieron.

En el mes de julio, fue asesinado otro líder de la misma organización delictiva, identificado como Jesús Vizcaíno, conocido con el alias de “El Chucha”.

Cambio de hábitos de consumo

La inseguridad y la falta de gasolina han provocado que los pueblos de la península de Paria y en general del estado Sucre, luzcan desiertos. La población se recoge en sus casas antes de las 5:00 de la tarde y las actividades productivas tradicionales de pesca y agricultura, se han reducido de manera significativa.

El deterioro de los servicios públicos se agudiza en todos los rincones del país. En Güiria, pueden sufrir hasta siete apagones al día, los vecinos pasan hasta 10 días en una fila para equipar solo 15 litros de gasolina y no cuentan con servicio de gas desde hace siete meses, motivo por el cual han recurrido al gasoil pues comprar una cocina eléctrica no es una alternativa frente a las deficiencias del servicio.

En opinión del coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia en Sucre (OVV Sucre), Jesús Subero, la situación del municipio Valdez es crítica, con acento marcado en la alteración de la forma de vida de la población.

“Lo más grave es el desplazamiento del orden institucional, al colocarse el crimen organizado y la acción de las bandas por encima de los entes gubernamentales como la alcaldía, así como de los cuerpos de seguridad del Estado (…) Hay una pérdida del espacio de gobernabilidad y convivencia en esa población”, añadió.