Prensa OVV Mérida

Si bien el estado siempre ha ocupado discretas posiciones en el mapa de la violencia de Venezuela, una suma de factores llevaron a que al final del pasado año 2024 esta entidad andina ocupara el último lugar en cuanto a las principales manifestaciones de la violencia. La caída en los números de las muertes en averiguación y los homicidios, llevaron a que la tasa de muertes violentas cayera un 35,1% en comparación con el año 2023.

Es probable que para los familiares de Gerson Cacique Uzcátegui, el propietario de un restaurante en El Vigía asesinado en abril de 2024 por los disparos de un par de violentos delincuentes, la noción de que viven en el estado más seguro del país sea una apreciación difícil de comprender.

Pero, para efectos estadísticos, la violencia es un concepto complejo en el que se asoman distintas expresiones delictivas. Al final, no es un caso aislado, sino la suma de esas realidades numéricas y la comparación con otros escenarios, lo que construye el concepto de seguridad o violencia en términos sociales.

Precisamente, apoyándose en los registros delictivos que se van cimentando a lo largo de todo un año – a partir de diferentes fuentes – el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida) estableció que el año 2024, recientemente finalizado, mostró que este estado andino fue el menos violento, en comparación con lo que aconteció en el resto de las 23 entidades que conforman al país.

Según lo recogido por el OVV en su manejo estadístico, del 2017 al 2020 Mérida se mantuvo en el ranking nacional como una de las entidades con menor tasa de muertes violentas de Venezuela, oscilando entre el puesto 23 y 24 con valores entre 18 y 31 muertes violentas por cada 100 mil habitantes (MV100m/h).

Más adelante, en el año 2021, esa privilegiada ubicación de entidad menos violenta, fue trastocada cuando Mérida subió al puesto 18, propensión que se observó también en 2022 al ubicarse en el puesto 14. A pesar de ello, en 2023 bajó posiciones y se ubicó en el puesto 19.

Esa tendencia a alejarse de los puestos altos de la violencia, se consolidó el pasado año 2024, ya que nuevamente Mérida bajó puestos y se ubicó otra vez en el último lugar como la entidad menos violenta del país con una tasa de 11,6 MV100m/h, lo que significa una disminución de 35,1% en comparación con 2023 (17,9 MV100m/h).

Varias tasas para la suma

Es necesario aclarar que esa tasa de 11,6 muertes violentas por cada 100m/h se obtiene de la sumatoria de otro conjunto de tasas estimadas por cada 100 mil habitantes, es decir: tasa de homicidios, tasa de muertes por intervenciones policiales y tasa de muertes en averiguación.

En lo que respecta a la tasa de homicidios, los investigadores del OVV Mérida explican que después de varios años continuos (2017-2023) cayendo en sus valores, esta tasa exhibió un cierto repunte en 2024.

Por su parte, la tasa referida a muertes por intervención policial luego de 2021 se mantuvo en valores muy bajos (por debajo de 1), siendo que en 2024 solo se registró un caso de muerte violenta a manos de funcionarios policiales en operativos legales de seguridad ciudadana. Entre tanto, la propensión de la tasa de muertes en averiguación ha sido a la baja posterior a 2022, después de haber sido la responsable del ascenso de Mérida en el ranking nacional de muertes violentas durante 2021 y 2022 debido a que aquella tuvo incrementos importantes para esos años.

Al hablar de un 2024 con una baja tasa de muertes violentas, por supuesto que pudiera causar extrañeza el ya mencionado aumento experimentado en Mérida en el renglón de homicidios. Al respecto, como una posible explicación, el OVV conjetura que esto puede ser consecuencia de “un mayor registro de este delito en contextos de violencia intrafamiliar, de género, y contra niños, niñas y adolescentes, y como resultado fatal de conflictos interpersonales (riñas, venganza por viejas rencillas)”. Esta hipótesis toma fuerza cuando se hace la revisión de los datos derivados del monitoreo de los medios de comunicación, estableciendo el cruce entre los tipos de delitos y los tipos de violencia que se lograron identificar. Solo el 8,3% de los homicidios intencionales reportados en esta fuente acontecieron a manos de la delincuencia, el resto están vinculados a los contextos de violencia anteriormente mencionados.

Colocando más la lupa en el impacto de la violencia intrafamiliar en la generación de homicidios, el OVV estima que la aparición cada vez más frecuente de familias disfuncionales donde predomina el modelo patriarcal, la violencia contra la mujer, la crianza de niños, niñas y adolescentes con violencia e irrespeto (como modelo válido y normalizado de crianza), y en donde diferentes situaciones se resuelven recurriendo a la violencia y empleando diferentes armas (objetos cortantes o punzantes, armas de fuego y fuerza física); combinado con circunstancias adversas derivadas de la actual crisis económico-social y político-institucional que persiste en el país, la cual invade a la inmensa mayoría de los hogares venezolanos; podría explicar en parte aquel aumento de desenlaces fatales.

Otras fuentes de la criminalidad

Por otro lado, las muertes violentas como consecuencia de riñas y/o viejas rencillas entre individuos, en un número importante de casos son ocasionadas por las condiciones actuales en las que vive la mayoría de los venezolanos, las cuales han dado pie para que la intolerancia se pose en los hogares y que se desencadenen en muchas situaciones: conflictos, enfrentamientos y hasta desenlaces fatales dentro y fuera de los mismos.

Sumado a estos causales, para el OVV Mérida la crisis humanitaria es, sin duda, un detonante a destacar, pues esa presión producto de las circunstancias adversas económicas, sociales, de salud, entre otras, como consecuencia de dicha crisis, genera además mucho estrés en las personas. “Es fácil, entonces, trasladar todas esas emociones a circunstancias que parecerían ser sencillas de dirimir en muchos casos (entre familiares o entre amigos o conocidos), sin embargo, está claro que ningún tipo de acción violenta es justificable para la resolución de cualquier conflicto interpersonal”, señala el informe del OVV.

Otros argumentos para el descenso

En el informe del OVV Mérida también se indica que los homicidios intencionales, relacionados con contextos delincuenciales, siguen en descenso. Al igual que en años anteriores, las evidencias encontradas indican que este retroceso continuo sigue siendo el resultado de la combinación de varios factores: migración al exterior de victimarios y de potenciales víctimas, disminución en el uso de armas de fuego en la consumación de homicidios y otros delitos, el significativo registro de muertes en averiguación y la disminución de bandas delincuenciales operando en la entidad (desmanteladas por los cuerpos de seguridad del Estado).

En lo referente al descenso de la tasa de muertes en averiguación, los investigadores del OVV plantean dos hipótesis: la primera es que se dio una mejora en los registros policiales (por intervención de diferentes factores), lo que se traduce en menos muertes en incógnita según su intencionalidad. La segunda, la menor ocurrencia de muertes violentas a ser esclarecidas por la policía (muertes en averiguación) significó menos casos en estudio forense para los funcionarios, y eso condujo a una mayor efectividad en el esclarecimiento de muertes violentas como homicidios, suicidios o por otras causas.

“Es posible que la segunda conjetura sea la que más se acerque a la realidad. Esto debido a que, en Mérida, después de 2022, el número de casos estimados de muertes en averiguación ha venido cayendo de forma notoria”, consideran los investigadores. Este particular descenso -que entre 2022-2024 resultó ser de 67,2%- podría deberse a la caída de las muertes por suicidio en la entidad: 41,4% entre 2021-2024. De hecho, en esta entidad andina los casos de suicidios superan a los de homicidio, además, en la mayoría de los años de registros estadísticos de Corposalud (2001-2021), las muertes de intención no determinada cuyo proceder o método empleado se relacionan más con probables suicidios (ahorcamiento y envenenamiento) también superan a los vinculados con homicidio (armas de fuego y objetos cortantes o punzantes).