Prensa OVV Zulia

En un estudio realizado por estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Zulia (LUZ) y asesorado por el OVV de esta región, que tuvo como objetivo analizar el modelaje social de jóvenes en las comunidades populares de la ciudad de Maracaibo, se desprende que estamos en un proceso creciente de modelaje social negativo, en tanto que los referentes de admiración y de deseos de imitación son, para una parte importante de niños y jóvenes de dichas comunidades, aquellos tipificados como comportamientos delincuenciales o vandálicos.

Para el profesor Johel Salas, miembro del OVV Zulia y tutor de la referida investigación, el patrón de comportamiento de estos jóvenes entrevistados se caracteriza por la delincuencia, el vandalismo, la indolencia y la insolencia. Se pudo observar que su modelaje social se identifica con un patrón de comportamiento en gran medida influenciado negativamente por sus grupos de pares, muchos de ellos vinculados ocasional o permanentemente a la actividad delictiva: “el mapa de significados de estos jóvenes entrevistados corresponde a modelos negativos, lo que influyó en la imitación de una serie de sujetos con patrones vivenciales altamente reprochables”.

En este estudio se entrevistó a cien jóvenes con edades comprendidas entre 14 y 28 años, con o sin experiencia en actividades delictivas. La mitad de los encuestados manifestó ser parte de una banda delictiva o pandilla y presenta, en su mayoría, relaciones familiares en las que prevalece la indiferencia, el abandono de normas, la ausencia de prácticas pacíficas en la resolución de los conflictos, y la no admiración y respeto por algún miembro de la familia, al que pudieran considerar exitoso y digno de ser imitado.

La coordinadora del OVV Zulia, profesora Raima Rujano, estima que a la debilidad de la familia para socializar a niños y jóvenes se le suma un entorno comunitario en el que se normalizan las actividades ilegales como medio de obtención de beneficios económicos, lo cual configura un mundo de significados asociados a adoptar modelos negativos como los que hemos observado en estos jóvenes: “la mayoría de los entrevistados afirmó que en su comunidad venden drogas y les pareció, además de algo legítimo, un negocio rentable”. Con relación a esto último, Dhaynette Campos, líder investigadora de este estudio, afirma que para estos jóvenes “cualquier vía es buena para conseguir dinero, inclusive el delito, el cual se considera más eficiente y de mayor alcance para generar beneficios socioeconómicos. Ellos manifiestan no estar convencidos que dentro de los parámetros de la legalidad se pueda alcanzar lo que uno más quiere y desea”.

El equipo de investigación afirma que la crisis en los actores principales de la socialización, como son la familia, la escuela, la comunidad y la iglesia, ha hecho deficiente la transmisión de normas y valores propicios para la integración armónica de los jóvenes a la sociedad. Esta socialización fallida juega un papel fundamental en este proceso de modelamiento social negativo por la que se socializan grupos de jóvenes en las comunidades populares de Maracaibo. Para finalizar, Campos señala que de los actores de la socialización la familia ha jugado un papel fundamental en la configuración negativa en el modelaje social de estos jóvenes, pues cuando eran niños fueron víctimas de maltrato intrafamiliar, indiferencia, poca presencia del padre y escaso reconocimiento de su valorización como persona.