Prensa OVV Monagas

La Universidad de Oriente núcleo Monagas (UDO-Monagas) y la Universidad Pedagógica Experimental Libertador de Maturín (UPEL-Maturín), dos de las principales casas de estudios superiores de la entidad, se encuentran hoy totalmente desmanteladas producto de los robos, hurtos y actos de vandalismo que de forma sistemática han afectado sus instalaciones. Así lo señaló María Palomo, coordinadora del Observatorio Venezolano de Violencia en Monagas (OVV Monagas), quien señaló que “según informaciones publicadas en la prensa, este año se han registrado 9 sucesos delictivos en ambas sedes universitarias; sin embargo, se presume que ha ocurrido un número mayor de éstos que no se ha hecho público”.  

Explicó que “en el contexto de suspensión de actividades por la cuarentena, a partir del 13 de marzo de 2020, para evitar el avance y propagación del Covid-19, las universidades nacionales tuvieron que paralizar clases presenciales y cerrar los espacios físicos para la academia. Durante este tiempo, se incrementaron significativamente los casos de violencia contra sus instalaciones, siendo éste un fenómeno de carácter nacional y del cual, tanto la UDO-Monagas como la UPEL-Maturín, han sido afectadas”.

Según reportaje realizado por “Crónica Uno”en marzo de 2021, desde el inicio de la cuarentena por Covid-19, en la UPEL-Maturín se han registrado alrededor de 200 robos a sus instalaciones. La información fue aportada por Jonathan Caripe, dirigente estudiantil de esa casa de estudios, quien manifestó que, en ese lapso, “aproximadamente 20.000 pupitres fueron sustraídos para ser usados como leña. Los 8 laboratorios han sido destrozados por los delincuentes y se han llevado gran parte del mobiliario de la universidad”. Destacó que “ante la carencia de una vigilancia interna eficiente, de una cerca perimetral, del apoyo de las autoridades y de los organismos competentes, se hace más difícil poder resguardar los bienes del pedagógico”.

El 20 de marzo de este año, el dirigente Luis Marín, miembro del Movimiento Unidad Upelista-Maturín, manifestó al medio “La Verdad de Monagas”que en esta sede se han registrado aproximadamente 30 robos. Así mismo, el medio de comunicaciónEl Pitazo” publicó un reportaje el 25 de mayo, en el cual se evidenciaba el grado de afectación de las instalaciones de la UPEL-Maturín, cuando delincuentes penetraron llevándose 21 láminas de zinc del pasillo central de la universidad, hecho acontecido el 21 de mayo. Posteriormente, el 24 del mismo mes, el Departamento de Geografía e Historia fue objeto de robo y vandalismo, destruyendo mobiliario y recursos didácticos de la especialidad. Entre tanto, el 30 de junio fue sorprendido un individuo robando unos reguladores de voltajes y una impresora, de los pocos recursos que aún quedaban en la sede de pregrado ubicada en la vía sur, municipio Maturín.

Para el profesor Hernán Azocar, presidente de la Asociación de Profesores de la UPEL-Maturín (APROUPEL-MATURÍN), “las condiciones en las cuales se encuentra nuestra institución hacen muy difícil reiniciar de manera presencial las actividades en los espacios universitarios, debido al abandono por parte de las autoridades gubernamentales nacionales, incluyendo las autoridades institucionales. La carencia de políticas de servicios y mantenimiento ha sido una constante durante mucho tiempo”.

Con respecto a la UDO-Monagas, Jesús Guerrero, dirigente estudiantil, señaló a “Crónica Uno”, en marzo de 2021, que “esta casa de estudios ha sido blanco permanente de delincuentes, afectando a las instalaciones, los aires acondicionados de la escuela de Agronomía, cajetines de electricidad en la escuela de Petróleo y Ciencias Sociales y Administrativas, los laboratorios de la escuela de Ingeniería en petróleo, el comedor, enfermería y escuela de Cursos Básicos. Iniciando el año 2021, un grupo de delincuentes ingresó a la universidad causando destrozos nuevamente en la escuela de Agronomía, Biología, Matemáticas y Física”. Añadió que “en la actualidad, sólo queda el 40% de los pupitres que existían antes de la pandemia”. Todos estos hechos se han producido en el campus Los Guaritos, municipio Maturín.

Como correlato, las autoridades de esta casa de estudios anunciaron el 6 de noviembre de 2020 que “el abigeato ha diezmado el rebaño bovino a su mínima expresión, dejando en ruinas e inutilizando un importante laboratorio a cielo abierto de la universidad, ubicado en Jusepín, municipio Maturín”, según información publicada por“El Pitazo”. Adicionalmente, a 150 metros del campus Los Guaritos hay una invasión, este terreno pertenece a la universidad y ante la falta de cuidado, al menos cinco familias han levantado viviendas de tablas y láminas de zinc. “En ese espacio también cortan árboles para usarlos como leña en sustitución del gas doméstico y a 50 metros están localizados los morichales, que están siendo deforestados por quienes habitan en esa zona”, señalaron a “Crónica Uno” estudiantes de la UDO-Monagas quienes pidieron mantener su identidad resguardada.

Por su parte, Reinaldo Monteverde, presidente de la Asociación de Profesores de la UDO- Monagas (ASPUDO), manifestó para un informe de “Aula Abierta” “que el recorte presupuestario que viven las universidades genera consecuencias en la seguridad de las instalaciones, ya que no hay recursos para la contratación de un personal de vigilancia”. Igualmente, las autoridades de la UDO-Monagas denunciaron que las instalaciones eléctricas y de agua también han sido inutilizadas, y los laboratorios especializados utilizados por las escuelas de Ingeniería han sido desmantelados. En noviembre de 2020, el Consejo del Núcleo de esta casa de estudios anunció la imposibilidad del retorno a clases bajo estas condiciones.

En relación a estos hechos, la coordinadora del OVV Monagas señaló que “es lamentable la situación de desmantelamiento de las dos más importantes universidades de la región. Esto representa un duro golpe para la comunidad universitaria, entendiendo el papel protagónico que tienen la educación y el trabajo como vía para alcanzar el desarrollo del país”. Agregó que “como profesora universitaria, me aflige ver cómo progresivamente hemos perdido los espacios de enseñanza-aprendizaje y producción de conocimientos. Lo que en otrora fueron lugares vibrantes y hermosos, hoy se encuentran vulnerados por la acción delincuencial, afectando con ello la docencia, investigación, extensión y gestión”. Según Palomo, es necesario mirar la situación de las universidades de una forma estructural. “Las universidades públicas y autónomas venezolanas tienen aproximadamente una década sufriendo las consecuencias de las restricciones presupuestarias, lo cual también afecta el mantenimiento y la seguridad de sus instalaciones”, expresó.

En cuanto al reinicio de clases, afirmó la coordinadora del OVV Monagas que “aunque la virtualidad es una alternativa para proseguir las cargas académicas de algunas carreras, esto no representa la solución del problema. Estamos viendo la pérdida del patrimonio universitario, de sus bienes, de los espacios acondicionados para las prácticas y la experimentación, produciéndose un daño incuantificable desde lo cultural y generacional”.  Finalizó diciendo, “antes de pensar en reiniciar clases presenciales, es indispensable diseñar y ejecutar un plan para dotar a las universidades, con la inversión del Estado ante su responsabilidad rectora, pero considerando el potencial apoyo de la empresa privada y de entes internacionales. Simultáneamente, coordinar acciones dirigidas al resguardo de las instalaciones de las universidades, como política permanente, concertada y eficiente que efectivamente garantice la seguridad de los actores y los bienes universitarios”.