Prensa OVV Zulia
En apenas dos semanas, seis pescadores fueron asesinados en el municipio La Cañada de Urdaneta por bandas de extorsión que operan en esta localidad. El 23 de noviembre asesinaron, en un ataque tipo comando, a tres pescadores que laboraban en la Pesquera Casa Blanca en el sector La Silva. En la acción también resultaron heridos otros dos pescadores y fueron incendiadas las embarcaciones pesqueras. Catorce días después, otros tres pescadores fueron ultimados por estas bandas extorsivas como represalia ante la negativa de los propietarios de empresas pesqueras a pagar la vacuna exigida. En este nuevo ataque también resultó herido otro trabajador.
Meses antes, el 20 de junio, un negocio de este sector comercial de la pesca ubicada en el sector El Topito -la camaronera “Vikingo”- sufrió una embestida con una granada explosiva que generó daños a la infraestructura del establecimiento.
Aunque la extorsión ha sido frecuente durante mucho tiempo en esta localidad, en 2020 se observó un crecimiento de esta actividad en donde las muertes violentas, producto de este flagelo, se hicieron parte de la cotidianidad. Entre las víctimas fatales, incluso, se encuentra un sargento supervisor de la Guardia Nacional (GN), quien fue asesinado en el mes de junio por sicarios. El funcionario militar, identificado como Castillo Viloria, era extorsionado en su negocio por las peligrosas mafias que operan en esta localidad, y ante su negativa se ordenó su muerte. Ese mismo día, dos de los presuntos implicados en la muerte del sargento fueron abatidos en un supuesto enfrentamiento. Como se evidencia, un solo caso de extorsión derivó en tres muertes violentas en esta entidad municipal, líder en el comportamiento violento de la región.
El 30 de mayo, la sede del sector Los Pozos de la policía municipal fue atacada con la detonación de una granada por estos grupos de extorsión. En el suceso quedó herida una oficial, quien cumplía labores de centralista; también sufrieron daños varios vehículos. El 15 de noviembre, otro establecimiento comercial fue atacado con granada, con un saldo de tres heridos.
Además de ataques con artefactos explosivos, que se han hecho frecuentes, las mafias han implementado agresiones con armas largas. El pasado 9 de diciembre, una licorería, ubicada en el sector El Rosado, fue embestida bajo esta modalidad. Este suceso fue captado por la cámara de seguridad del establecimiento y se pudo observar, en el video, cómo los atacantes entran a local, dejan un mensaje escrito en papel y luego de salir disparan con rifles R15. Trascendió que, presuntamente, en el texto están los contactos de la banda de extorsión Karignton Soto.
Decenas de muertes violentas también se producen en esta entidad municipal por la confrontación que se origina entre los grupos de extorsión y los cuerpos policiales y militares que allí operan. Son usuales las noticias sobre miembros de bandas extorsivas abatidos en este municipio, sin que esto haya significado una disminución de los casos; todo lo contrario.
Frente a este aumento en la región de la extorsión y del uso creciente de granadas, más de veinte durante el 2020, la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela, FEDECAMARAS, capítulo Zulia, expresó su preocupación por la actuación insuficiente de los cuerpos de seguridad, los cuales se muestran en los últimos meses desbordados por la acción hamponil. Refiere su vocero que “ante estos actos nos invaden las dudas de una solución definitiva, cuando vemos que las sedes de estos cuerpos de seguridad también son atacadas de la misma manera (…) Solicitamos al gobierno regional que se avoque al problema de la seguridad en nuestro estado”.
Para el equipo del OVV Zulia, la extorsión, además del pánico social que se produce por la detonación de granadas y por el uso de armas largas, impacta fuertemente en la precaria actividad económica, provocando la migración de las unidades económicas a otros municipios o estados, e incluso el cierre definitivo de las mismas ante la imposibilidad de pagar una vacuna que, para algunos establecimientos comerciales, está por encima de sus niveles de rentabilidad. Frenar esta actividad delictiva es crucial en estos tiempos en que es seria la amenaza de consolidarse y extenderse con mucha fuerza en la región, con todo el impacto en la violencia que ella representa.