Agencia de Noticias LUZ
por Luis Gerardo Petit
Con una tasa de 90 asesinatos por cada 100 mil habitantes, Venezuela es el segundo país más violento del mundo. En 2015, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) registró 27.875 homicidios; sin embargo, el pasado 2 de febrero de 2016, la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, aseguró ante la Asamblea Nacional que hubo 17.778 asesinatos en todo el país durante el 2015. El informe de gestión de la Fiscalía General de la República (publicado en la página web del Ministerio Público) señala que ocurrieron 19.453 asesinatos.
Infografia: Anthony Garcia
Desde 1998 hasta 2015, en Venezuela se han registrado 239.467 homicidios. Roberto Briceño León –director del Observatorio Venezolano de Violencia– considera que la tasa de homicidios ha aumentado de forma abismal con respecto al 1999 (6 mil asesinatos) y al 2001 (8 mil). «Tenemos una situación dramática. La fiscal general de la República dice que solo se han cometido 17 mil homicidios; aún así seguimos siendo el segundo país más violento del mundo».
Advierte que los homicidios se han multiplicado por 4 desde 1998, cuando se registró 4.500 asesinatos. «La fiscal arroja en su informe una tasa de 62 homicidios por cada 100 mil habitantes. Ese índice es el doble de los homicidios de Colombia, 3 veces más de la tasa de Brasil, es 4 veces más de los asesinatos que ocurren en México».
Para el OVV, el incremento de la violencia en el país se debe a la ausencia de la protección de las personas y del castigo a los delincuentes. La impunidad, el empobrecimiento de la sociedad, el deterioro de los cuerpos de seguridad y la destrucción institucional son los factores que fomentan la violencia en el país, señala la ONG en su informe 2015.
Mutación de la violencia
Para el director del Observatorio Venezolano de Violencia, la construcción de mafias y la presencia del delito amateur han cambiado la violencia en Venezuela. «Hemos pasado de tener pandillas depredadoras al delito organizado. Antes las bandas robaban los establecimientos, ahora cobran para no robarlos. Es decir, ha cambiado de la pandilla que depreda a la construcción de mafias».
Asimismo, un cambio importante para el OVV es el aumento del delito amateur.«Hay un delito no profesional que está aumentando. Es ese pequeño delito (robo de un celular o de una cartera) por parte de individuos que no son delincuentes profesionales, sino que es un delito oportunista», explica su director, quien asegura que las condiciones económicas del país y la impunidad han incidido en el incremento de estos delitos.
«El secuestro también es un delito que está en aumento. Lo particular es que el secuestro está aumentando entre los sectores más pobres» », dice Briceño León. Explica que más de la mitad de las víctimas por secuestro en el país pertenecen a los estratos más bajos. Asimismo, considera que la extorsión ha aumentado de una manera notable por la mutación de las pandillas a las mafias. «Ya no hay tantos robos de negocios como extorsión».
Ciudades venezolanas en la lista roja
Con una tasa de 119,87 homicidios por cada 100 mil habitantes (3.946 asesinatos), es la primera vez que la capital venezolana lidera el ránking de las 50 ciudades más violentas del mundo. Maturín, Valencia, Ciudad Guayana, Barquisimeto, Cumaná, Barcelona, y Maracaibo también están presentes la lista del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Social.
Según Roberto Briceño, la violencia en Maracaibo no ha aumentado como en otras zonas del país; sin embargo, indica que los niveles de organización del delito son superiores al compararlos con el resto del país. «Cuando hay un nivel de organización superior, disminuye la violencia, pero no el delito». A su juicio, la frontera genera una dinámica particular en la región zuliana. «La frontera permite la mezcla de distintos tipos de delitos y delincuentes. La presencia de bandas y de grupos paramilitares crean una dinámica particular en el estado Zulia».
Maracaibo –con una tasa de homicidios de 28,85 por cada 100 mil habitantes– ocupa el puesto 49 en el ránking de las 50 ciudades más violentas del mundo, que realizó el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP) al finalizar el 2015. La ONG registró 477 asesinatos en la capital zuliana —ciudad con 1.459.448 habitantes, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística—.
Bajo costo del delito
Según la Fiscalía General de la República, 13.051 personas fueron imputadas por hechos de homicidios dolosos. Sin embargo, para el Observatorio Venezolano de Violencia, la impunidad es la principal causa del incremento de la violencia en Venezuela. «Por cada 100 homicidios que se cometen en el país, en 92 no hay ni siquiera un detenido», expresa Roberto Briceño León, quien afirma que el costo del delito es muy bajo por la altísima impunidad. «Al haber un costo de delito tan bajo, la incorporación de nuevos delincuentes se hace más fácil», advierte.
El director del OVV asegura que hay una ruptura del pacto social en el país. A su juicio, violar la ley no tiene ninguna consecuencia. «Hay un proceso de impunidad criminal, pero, de alguna manera, lo que hemos tenido en el país es una impunidad generalizada en todas las otras áreas. ¿Qué quiere decir eso? Que la ley no se cumple y no se hace efectiva».
Planes, sin resultados
Desde 1999, el Gobierno nacional ha decretado 25 planes de seguridad. El más reciente se implementó el 13 de julio de 2015, llamado Operación para la Liberación del Pueblo (OLP). Para el OVV, las consecuencias del plan no apuntaron hacia una disminución de la violencia en el país, sino hacia su incremento. «Los planes que se ha propuesto el Gobierno han fracasado porque trabajan sobre un diagnóstico y mensaje equivocado», afirma Briceño León.
Asimismo, Natalia Sánchez –socióloga e investigadora del Centro de Estudios Sociológicos y Antropológicos de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia– asegura que el Gobierno no ha entendido el problema de la violencia. «El Gobierno no entiende el problema de la violencia y no es capaz de ejecutar un estado de derecho». Agrega que el gobierno actual no puede implementar ninguna política para disminuir el problema de la violencia porque «no sabe qué hacer con él». Considera que los gobiernos municipales pueden ampliar las oportunidades de los jóvenes, formar a la policía e implementar políticas y programas que construyan la confianza en la sociedad.
El Observatorio Venezolano de Violencia recomienda al Estado reforzar los valores, las leyes y aumentar el castigo. «Nosotros creemos que es muy importante el componente preventivo, pero también es necesario un componente represivo». El director del OVV considera que el Estado tiene que fomentar los valores y el respeto a la ley. «Hay que aumentar el castigo y las dinámicas en las cuales a los delincuentes se les castiga y no se les deja impune».
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