Prensa OVV Amazonas
El Observatorio Venezolano de Violencia en Amazonas (OVV Amazonas) registró durante los dos primeros meses del año 2021, 14 casos de violencia interpersonal, de los cuales 8 fueron basados en género, lo que representa un 57,1%, por encima del maltrato infantil y de personas de la tercera edad, que se corresponden con el 42,9% restante. Este resultado es producto de un monitoreo realizado a datos de organismos de seguridad y a la prensa regional para el municipio Atures, que recoge denuncias de maltrato verbal y psicológico presentadas por las víctimas.
El monitoreo realizado entre el 1 de enero y el 26 de febrero por el OVV Amazonas reveló que las mujeres, con edades comprendidas entre 23 y 56 años, fueron agredidas verbal y psicológicamente por sus parejas o ex parejas. Desde la perspectiva de la psicóloga clínica Jasley Caro, la violencia comienza al principio de la relación, sin embargo, “en su mayoría, las víctimas son mujeres adultas, mayores de cuarenta años, quienes deciden terminar con este ciclo de violencia; cuando una mujer decide denunciar, es porque viene pasando desde hace mucho tiempo”, enfatizó.
La especialista manifestó que el tema de la violencia de género se analiza de una forma transgeneracional, “la violencia se aprende desde que somos niños, desde la crianza”. Ante este panorama, recomienda promover una crianza respetuosa con los niños, ellos son los futuros adultos, y si se les maltrata generan un tipo de personalidad agresora o muy sumisa y ambos polos son dañinos, afirmó Caro.
Para el coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia en Amazonas, Héctor Escandell, la violencia de género es un viejo problema de la sociedad global y, particularmente, en Venezuela fue por mucho tiempo invisibilizado. Sus causas y consecuencias son múltiples y desde hace unas pocas décadas profusamente estudiadas por las ciencias sociales, demostrando no sólo su existencia, sino también su expansión, en tanto se profundizaba la crisis económica. Ello alimentó una matriz de opinión y mecanismos de presión que derivaron en el desarrollo de legislación específica para abordarlo.
En el estado Amazonas, hasta hace pocos años, no se le reportaba con frecuencia significativa; sin embargo, el fuerte movimiento migratorio hacia la capital Puerto Ayacucho a partir de mediados de la década de 1990, proveniente mayoritariamente de otras áreas urbanas del país, pareciera haber comenzado a cambiar tanto la frecuencia de su denuncia como el perfil de las personas afectadas, aun cuando desde la percepción social continuara dominando la sub valorización de su significado.
La pandemia del Covid-19 y las consecuentes medidas aplicadas para limitar la movilidad social, paradójicamente ha venido a visibilizar el problema, como lo demuestran las estadísticas del OVV e informaciones obtenidas de organizaciones de la sociedad civil que atienden y median en estos casos, muchos de los cuales no derivan en la denuncia oficial. Llama la atención, además, la frecuencia creciente de episodios que se originan en el ámbito de poblaciones indígenas urbanas y que la cualidad dominante esté asociada a violencia económica.