Equipo OVV Mérida
El estado Mérida en 2020 alcanzó una tasa de 18,7 muertes violentas por cada 100 mil habitantes (en lo sucesivo 100m/h) y esto lo ubicó en el puesto número 23 en el ranking nacional dentro de los estados menos violentos del país. Esta tasa representa un valor general para todo la entidad; sin embargo, como es de esperarse, a lo interno de cada territorio existen diferencias espaciales en el comportamiento de la violencia, de allí que, a través de un conjunto de mapas temáticos generados por el equipo del Observatorio Venezolano de Violencia sede Mérida (OVV Mérida), empleando cifras del 2020 estimadas a través de diferentes procedimientos estadísticos y fuentes de información; se muestran esas diferencias para los 23 municipios que conforman este estado andino según un conjunto de indicadores estimados.
Es importante acotar que en el contexto espacial del estado Mérida se logran identificar varias subregiones, a las cuales se hará alusión dentro del análisis de los mapas con los respectivos municipios que las conforman: Área Metropolitana de Mérida (AMM) (municipios Campo Elías, Libertador [donde se asienta la ciudad de Mérida, capital de la entidad], Santos Marquina y Sucre; zona Panamericana (ZP) (municipios Alberto Adriani, Andrés Bello, Caracciolo Parra y Olmedo, Julio César Salas, Justo Briceño, Obispo Ramos de Lora y Tulio Febres Cordero; zona del Valle del Mocotíes (VM) (municipios Antonio Pinto Salinas, Rivas Dávila, Tovar y Zea); zona del Páramo (P) (municipios Cardenal Quintero, Miranda, Pueblo Llano y Rangel); zona de los Pueblos del Sur (PS) (municipios Aricagua, Arzobispo Chacón, Guaraque y Padre Noguera).
En el mapa 1 se presenta la tasa de muertes violentas que se refiere a la relación que se establece con la suma de los homicidios, las muertes por resistencia a la autoridad (decesos de presuntos delincuentes que acontecen en enfrentamientos con efectivos de cuerpos de seguridad del Estado) y las muertes en averiguación (son aquellas que se encuentran en estudios forenses y cuya intencionalidad se desconoce, por lo cual no pueden ser clasificadas como homicidios, suicidios, accidentes o bajo otra categoría de causa de muerte) que ocurren en un año dado, entre la población estimada existente de ese mismo año. El resultado de esta relación (división) es multiplicado por 100 mil que es una constante universal que se establece para el cálculo de esta tasa.
Con base a lo anterior, se identificó un primer grupo de municipios que presentan los mayores números de registros de muertes violentas (tasas estimadas con base a un número superior de 20 muertes registradas) y un segundo grupo de municipios donde se presentaron pocos casos de estas muertes (tasas estimadas con base a un número inferior de 20 casos registrados). Dentro del primer conjunto solo entran los municipios Alberto Adriani, Campo Elías y Libertador, el resto (20 municipios) forman parte del segundo grupo.
Alberto Adriani, de la ZP, resultó ser el municipio con la mayor tasa de muertes violentas del 2020, aun cuando este indicador descendió entre 2019-2020, es decir, de 56 a 38 muertes violentas 100m/h (32,1% de descenso). A pesar de ello, en los últimos años esta jurisdicción ha figurado entre los cinco municipios más violentos de la entidad. En el caso de Campo Elías y Libertador, ambos pertenecientes al AMM, se ubican en el sexto y décimo puesto con una tasa de 25 y 13 muertes violentas 100m/h, respectivamente. Se debe añadir que ambos municipios también han presentado un declive en este indicador alrededor de 34,2 y 55,1%, en cada caso respectivo. En estos tres municipios ocurrieron el 70% del total de muertes violentas acontecidas en la entidad en 2020.
Los factores causales que podrían explicar los niveles de estas tasas de violencia alcanzados en estos municipios, son los siguientes: (1) en esos territorios se concentra 60% de la población total de la entidad, lo que se traduce desde el punto de vista estadístico, en un mayor número potencial (probable) de víctimas y victimarios de muertes violentas; (2) en estas áreas ocurrió 70% del total de muertes violentas registradas en 2020 en la entidad; (3) al menos el 56% de las bandas delictivas que delinquen en el estado (durante 2020), tienen su centro de operaciones en esos municipios, las cuales, dentro de los principales delitos que cometen, se encuentran los homicidios por móviles como: robo, ajuste de cuentas, venganza o por sicariato; y (4) 57% de los delitos de violencia interpersonal registrados en 2020 por medio de la revisión de los medios de comunicación regional, ocurrieron en estos tres municipios.
Para tener una idea de cuan violentos (o no) resultan ser aquellos tres municipios del estado Mérida (Alberto Adriani, Campo Elías y Libertador), es necesario establecer una comparación con los tres más violentos de todo el país. El Callao con 479 decesos violentos por cada 100 m/h (estado Bolívar), Andrés Bello con 312 (estado Trujillo) y La Cañada de Urdaneta con 239 (estado Zulia) resultaron ser los que exhibieron las tasas de muertes violentas más elevadas de Venezuela durante 2020. Como se aprecia, los indicadores de estos municipios son entre 12 y 6 veces el de Alberto Adriani que es el que mostró el mayor valor en la entidad andina. En otras palabras, si bien es cierto estos tres últimos territorios son los que presentan las tasas más elevadas dentro del contexto de Mérida, también es cierto que están muy alejados de los niveles de violencia alcanzados por los municipios más violentos, debido a que Alberto Adriani se ubicó en el puesto 133 dentro del ranking de los 335 municipios que existen en el país, Campo Elías de 199 y Libertador en el 207.
En lo que respecta al segundo grupo de municipios, es necesario primero comentar que, a excepción de Sucre (58.659 h), todos los demás poseen poblaciones por debajo de 38 mil habitantes, y además en estos, por lo general, ocurren pocas muertes violentas (de 1 a 7 muertes según las cifras reportadas en 2020, pero no por ello dejan de ser importantes y lamentables). Entonces, un bajo número de muertes violentas relacionadas con bajos tamaños poblaciones, ocasiona que muchos de estos territorios ostenten tasas aparentemente elevadas o que figuren como “territorios violentos” dentro del contexto del estado Mérida. Esto explica el por qué, tanto en 2020 como en algunos años anteriores, un buen número de estos municipios presentaron tasas que aparentan ser elevadas, mientras que en otros años -cuando en algunos de ellos ha acontecido una, dos o ninguna muerte- han mostrado tasas muy bajas o iguales a cero.
En 2020 fue el caso de los municipios Zea (2do lugar con una tasa de 36,8), Obispo Ramos de Lora (3ro; tasa 29,3), Julio César Salas (4to, tasa 28,6) y Pueblo Llano (5to, tasa 28,6), o de Tulio Febres (7mo, tasa 21,8), Santos Marquina (8vo, tasa 21,1), Sucre (9no, tasa 19,3), Guaraque (11er, tasa 11,5), Andrés Bello (12do, tasa 7,3), Rivas Dávila (13er, tasa 5,0), Miranda (14to, tasa 4,6), Caracciolo Parra y Olmedo (15to, tasa 3,7), y Tovar (16to, tasa 2,7). El resto, es decir, Antonio Pinto Salinas, Aricagua, Arzobispo Chacón, Cardenal Quintero, Justo Briceño, Padre Noguera y Rangel, presentaron tasas iguales a cero; no obstante, ello no significa necesariamente que no haya acontecido algún tipo de muerte violenta en estas jurisdicciones, pero que quizás, por diferentes razones, no fueron registradas.
En resumen, en esta primera parte, se puede afirmar que en realidad Alberto Adriani, Campo Elías y Libertador, en ese orden, son los municipios más violentos de la entidad, lo cual puede reforzarse y terminar de corroborarse a partir de los indicadores porcentuales que se muestran desde el mapa 5 en adelante. En el resto de los municipios, de un año a otro, los valores de tasas de muertes violentas pueden variar de forma importante, desde cifras iguales o cercanas a cero, hasta cifras muy cercanas o incluso superiores a las que presentan los tres municipios aludidos. Estos valores aparentemente altos se presentan debido a lo expuesto en párrafos precedentes, lo que ocasiona en definitiva en muchos casos una distorsión de la realidad con la que hay que tener cuidado a la hora de la interpretación de los resultados obtenidos.
En el caso de los tres mapas que se muestran a continuación, mapa 2 (tasa de homicidios), mapa 3 (tasa de muertes por resistencia a la autoridad) y mapa 4 (tasa de muertes en averiguación); igualmente se observa la tendencia a mostrar aparentes tasas elevadas en municipios de baja población. En ese sentido se tienen como ejemplo a: Julio César Salas, Obispo Ramos de Lora, Tulio Febres y Guaraque que figuran con tasas de homicidios entre las más elevadas. En el caso de la de resistencia a la autoridad, a excepción de Alberto Adriani que es un área de elevada concentración de población, se encuentran los municipios Zea y Santos Marquina que son de baja población, ocupan el segundo y tercer puesto, respectivamente.
En relación al mapa de muertes en averiguación resalta de nuevo Alberto Adriani con la mayor tasa de este tipo, le sigue Pueblo Llano, Zea y Obispo Ramos de Lora, todos éstos de baja concentración poblacional.
En el mapa 5 se muestra el porcentaje de muertes violentas. Se destacan en este indicador los municipios Alberto Adriani (32,7%), Libertador (20,3%) y Campo Elías (17,0%), que en conjunto concentran el 70% del total de muertes violentas que acontecieron en la entidad en 2020. Luego, le siguen Sucre (7,2%), Tulio Febres (4,6%) y Obispo Ramos de Lora (4,6%). El resto de los municipios muestran valores porcentuales por debajo de 2,6%.
El mapa 6, 7 y 8 tratan sobre el porcentaje de homicidios, así como de muertes por resistencia a la autoridad y de muertes en averiguación, respectivamente. En estos tres indicadores los municipios Alberto Adriani, Campo Elías y Libertador fueron los que presentaron los valores porcentuales más elevados en 2020.
Detallando las cifras, se aprecia que Libertador se ubicó en el primer lugar en cuanto a los homicidios con 24,1%. Luego, le sigue Alberto Adriani (20,4%) y después Campo Elías (18,5%), estas tres áreas sumaron 63% del total de homicidios ocurridos en 2020 en la entidad. En el caso del porcentaje de muertes por resistencia a la autoridad, Alberto Adriani marcó una diferencia notable con respecto a aquellos otros dos municipios. Esto debido a que en este último ocurrió 42,9% del total de estas muertes registradas en 2020, mientras que, en los otros dos, sucedieron 16,1% (Libertador) y 14,3% (Campo Elías). Entre los tres suman el 73,3% de esas muertes.
Cuando se observan las cifras de muertes en averiguación, se mantiene una tendencia similar. Alberto Adriani ocupó el primer lugar con 34,9%, le sigue Libertador con 20,9% y Campo Elías con 18,6%. Suman en conjunto el 74,4% de esas muertes.
En el mapa 9 se visualizan los porcentajes de delitos de violencia interpersonal que se refieren a: homicidio, tentativa de homicidio, desaparición forzada, secuestro, violación, robo con lesión, lesiones, robo, extorsión, amenaza de muerte y amenaza de lesión. Los municipios que resultaron ser los más violentos e inseguros fueron: Alberto Adriani (donde acontecieron 30,1% del total de delitos de violencia interpersonal identificados), Libertador (18,6%), Obispo Ramos de Lora (8,9%), Campo Elías (8,1%), Tovar (8,1%) y Sucre (6,8%). El primero y tercero pertenecientes a la ZP; el segundo, cuarto y sexto al AMM; y el quinto a la zona del VM. En estos 6 municipios (de los 23 que conforman al estado Mérida) ocurrió el 81% de la globalidad de delitos de violencia interpersonal identificados en 2020.
Al menos en los últimos 5 años las subregiones de la ZP y el AMM, y los municipios que las conforman, se han presentado como las áreas con las cifras más elevadas de delitos de violencia interpersonal de la entidad. Entre los factores que podrían explicar esa situación se tienen que estos territorios concentran más del 80% de la población total y de la población urbana del estado. Como se conoce, en términos absolutos y porcentuales, existe una tendencia a que las áreas más pobladas presenten un mayor número de delitos registrados en comparación con las menos pobladas. Más población implica que hay mayor probabilidad que cierto número de individuos, influenciados por diversos factores de riesgo, puedan cometer delitos de distinta índole. En otros términos, en las áreas más pobladas, existen más potenciales víctimas y victimarios de delitos. De allí que, por ejemplo, solo en los municipios Alberto Adriani y Libertador (municipios urbanos), se concentra el 44% de la población total de la entidad y se registran anualmente entre 45 y 50% del total de delitos de violencia interpersonal que acontecen en el estado.
Caso contrario ocurre con los municipios menos poblados del estado, por ejemplo, los pertenecientes a la zona del Páramo (4 municipios rurales) y los de los Pueblos del Sur (4 municipios rurales). En estos 8 municipios se concentran unos 88.556 habitantes (10% de la población total de Mérida) y en ellos comúnmente ocurren menos del 2% del total de delitos registrados.
La diversificación y dinamismo económico también es otro factor, quizás indirecto, que podría entrar en la explicación. En los municipios de la ZP y del AMM existe una gran diversificación de la economía y por ende donde se mueven importantes sumas de capital.
La zona Panamericana se especializa en diferentes ramas de actividad del sector primario (por citar algunos ejemplos: producción de plátano, ganadería de doble propósito) y terciario de la economía (comercio en general y vinculado con el sector agropecuario; servicios financieros, de almacenamiento y distribución; entre otras ramas). El Área Metropolitana de Mérida se especializa en actividades del sector terciario, pero con mayor peso hacia las vinculadas con el sector educativo y turístico, además de ser sede de los poderes públicos regionales por estar asentada la capital de estado (ciudad de Mérida, municipio Libertador). Es así como en la primera es frecuente la extorsión, el secuestro o el robo a productores agropecuarios, el hurto de ganado, así como el robo a personas en la calle, avenidas y en sus viviendas, entre otros delitos. En la segunda también acontecen con mucha frecuencia robos a personas en la calle o en sus viviendas, robos y/o hurtos de partes de vehículos, robos a comercios, entre otros.
Otro factor que hay que mencionar es que el 90% (42 identificadas) de las bandas delincuenciales reseñadas por los medios de comunicación, tiene su centro de operación en alguno de los municipios que conforman aquellas dos subregiones (mapa 10). En la ZP al menos se conoce de la existencia de 27 bandas, mientras que en el AMM se conoce de 16. De esa globalidad, 16 operan en Alberto Adriani y 8 en Libertador, los dos municipios con los valores más elevados. Estas bandas se dedican en estas áreas a perpetrar varios delitos: robos, hurtos, extorsión y homicidios, en ese orden de importancia. Otros municipios con presencia importante de bandas son: Obispo Ramos de Lora (7), Sucre (4), Campo Elías (3) y Julio César Salas (3).
Por otra parte, según entrevistas hechas a tres profesionales (psiquiatra, psicólogo clínico y psicólogo social), los menores niveles de violencia en cierto grupo de municipios del estado, en este caso destacan principalmente los de los Pueblos del Sur y del Páramo; podrían encontrar su explicación en factores tales como: personalidad del merideño nato quien en su mayoría habita estas zonas (introvertido, sosegado, tímido, cerrado, tradicionalista), cultura en general poco violenta (a excepción de lo relacionado con violencia de género e intrafamiliar; cultura machista y consumo de alcohol como factores detonantes de acciones violentas en el hogar), creencias religiosas, estilo de vida más tranquilo, rutinario y aletargado, población menos expuesta a situaciones de estrés, entre otros factores.
Asimismo, es probable que en los medios de comunicación exista cierto subregistro de hechos de violencia hacia esas zonas, motivado por dos razones: (i) son zonas rurales, alejadas de las áreas urbanas (unas más que otras), lo que no permite que en muchos casos sea una tarea sencilla para los periodistas ir a cubrir algún tipo de noticia y, más aún hoy en día, con el problema de la disponibilidad de combustible; (ii) es posible que en la actualidad varias zonas estén desprovistas de medios de comunicación y corresponsales informativos de los medios que aún subsisten en el estado. No obstante, estos territorios históricamente se han caracterizado por presentar los indicadores numéricos más bajos de violencia e inseguridad.