Prensa OVV Mérida
Durante el lapso comprendido entre enero y julio de 2020, se ha registrado un total de 130 víctimas en hechos de violencia interpersonal en el estado Mérida, entre los que destacan los homicidios, tentativa de homicidios, secuestros, violaciones, robos, lesiones, robos con lesiones, extorsión, amenazas de muerte y amenazas de lesión. Estos datos son el resultado de la revisión que realiza el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida) a los diferentes medios de comunicación regionales.
Según Gustavo Páez, coordinador del OVV en la región, son los homicidios, las lesiones y los robos, los delitos con los mayores pesos porcentuales en la entidad en los primeros siete meses del año 2020, con 40,8; 23,1 y 10%, respectivamente.
Un aspecto resaltante para Páez, es que de esa totalidad, el 46,9% aconteció en la zona Panamericana, región del estado Mérida que limita con el extremo noreste del estado Táchira y con parte de la zona sur de Zulia y del sureste de Trujillo. Recordó que la región está conformada por los municipios Alberto Adriani, Obispo Ramos de Lora, Andrés Bello, Tulio Febres Cordero, Caracciolo Parra y Olmedo, Justo Briceño y Julio César Salas.
Agregó el representante del OVV Mérida, que el Área Metropolitana de Mérida se ubica en segundo lugar, concentrando el 38,5% del total de sucesos de violencia interpersonal registrados durante el período estudiado. Destacó que esta región está conformada por los municipios Libertador, lugar de asiento de la ciudad de Mérida, capital del estado, Campo Elías, Sucre y Santos Marquina.
“En conjunto estas dos regiones acumulan el 73,9% de los delitos de violencia interpersonal asentados entre enero y julio. Esto, a su vez, en parte encuentra su explicación en que en estas áreas, en promedio, acontecen más del 80% del total de los hechos violentos registrados. En suma, son las zonas más pobladas, las cuales en conjunto concentran más del 82% de la población de la entidad andina”, explicó Páez.
Al referirse a los municipios donde ocurre el mayor número de hechos violentos, explicó que Libertador y Alberto Adriani puntean las cifras. “En el caso de Libertador, donde se asienta la ciudad de Mérida, centro urbano de mayor población en la entidad, aconteció el 58% de los delitos totales identificados en el Área Metropolitana de Mérida en el período revisado; mientras que en Alberto Adriani, cuya capital es la ciudad de El Vigía, segundo centro urbano con mayor población en la entidad, ocurrió el 66% de la totalidad de hechos conocidos de la zona Panamericana”.
Después de estas dos regiones -señaló Páez- le sigue en tercer lugar la zona del Mocotíes, ubicada hacia el suroeste del estado y conformada por los municipios Antonio Pinto Salinas, Tovar, Rivas Dávila y Zea. “Es la tercera región más poblada del estado y aglutina el 13,8% de la globalidad de sucesos violentos asentados entre enero y julio. El 0,8% restante de importancia relativa de los hechos de violencia interpersonal, sucedieron en la zona del Páramo, donde se localizan los municipios Rangel, Miranda, Pueblo Llano y Cardenal Quintero; mientras que en los Pueblos del Sur, conformado por los municipios Aricagua, Arzobispo Chacón, Guaraque y Padre Noguera, no se reportaron hechos violentos. Estas dos regiones tradicionalmente se han presentado como las menos violentas de Mérida”, acotó Páez.
Conociendo los tipos de violencia
Durante el lapso estudiado también se le hizo seguimiento a los tipos de violencia. En este sentido, Gustavo Páez explicó que los tipos de violencia registrados se vinculan con la delincuencia común, pandillas, intrafamiliar, policial-militar, linchamientos, delincuencia organizada, de grupos irregulares y de género. No obstante -puntualizó- los tipos que más destacaron durante enero-julio, en orden de importancia, fueron la policial-militar, de género y delincuencial, con el 28, 22 y 20% de peso relativo sobre el total de hechos identificados, respectivamente.
“De nuevo, en la zona Panamericana y el Área Metropolitana de Mérida ocurrieron la mayoría de estos hechos, con 44,9 y 42,7%, respectivamente. Le siguen la zona del Mocotíes, el Páramo y los Pueblos del Sur”, señaló Páez.
Para el representante del OVV Mérida, llama mucho la atención que el tipo de violencia con mayor importancia relativa sea la policial-militar, la cual está por encima de la delincuencial en las tres regiones donde acontecieron todos los sucesos de este tipo de violencia; es decir, la zona Panamericana, el Área Metropolitana de Mérida y la zona del Mocotíes.
Refiriéndose a la violencia policial-militar, Gustavo Páez señaló que entre enero y julio han acontecido 29 muertes violentas en distintos operativos llevados a cabo por cuerpos de seguridad del Estado, lo cual es una situación que preocupa al OVV Mérida, ya que, según lo reseñado en los medios de comunicación, estas muertes han aumentado con respecto al mismo período del año pasado, puesto que en 2019 ocurrieron 27 durante enero y julio, lo que significa un incremento de 7,4%.
Otro aspecto que inquieta al OVV Mérida, es el aparente incremento de la violencia de género, donde en todas las regiones, a excepción de los Pueblos del Sur, los medios de comunicación regionales reseñaron casos de este tipo de violencia. “Hasta julio, se registraron en los medios 20 hechos, sin contar 6 actos lascivos contra niñas menores de 10 años. En 2019, durante el mismo lapso (enero-julio) se registraron 16 casos y esto significa un aumento de 25%. Sin embargo, es oportuno traer a colación que en las noticias solo salen reseñados algunos casos de este tipo de violencia, por lo que es altamente probable que sean muchos más los que queden asentados en Organizaciones No Gubernamentales (ONG) especializadas en registrar y estudiar la violencia de género, como por ejemplo el Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, región Los Andes (OVDHM), o en instituciones gubernamentales de atención a este tipo de casos, como el Instituto Merideño para la Mujer y la Familia (IMMFA), así como en las instancias legales con competencia en la materia como los módulos policiales, fiscalía, entre otras”.
A decir del representante del OVV Mérida, la explicación del aparente incremento de la violencia de género es multifactorial. Por ejemplo -dijo- a raíz de la pandemia y la medida de aislamiento, la presencia del hombre de manera permanente en hogar, el cual, por lo general está acostumbrado a estar en la calle trabajando, cambia la dinámica familiar, pero si se le agrega que ese hombre es un ser violento que ya viene ejerciendo violencia hacia su pareja o esposa y hacia sus hijos, el cuadro puede empeorar. “Peor aún si, dentro de ese cuadro, entran en juego sustancias como el consumo de alcohol o de drogas. En estos casos la carencia de recursos económicos o la de alimentos también empiezan a generar tensiones dentro de las familias; la competencia por la poca disponibilidad de alimentos puede ocasionar conflictos cuando no hay nada que comer, pero también cuando hay poca comida disponible”.
Para Gustavo Páez, lo anterior no es nada nuevo, pues ya las familias venezolanas venían atravesando por esas situaciones desde hace unos años, bajo la crisis que se vive en el país. “Lo nuevo es lo de la pandemia y la medida de aislamiento social para contrarrestarla que, solapada con la crisis que se vive, genera muchas más tensiones de las que deberían ocurrir, más preocupaciones de las que deberían darse, se generan muchas emociones y situaciones negativas que favorecen los conflictos entre los miembros de las familias. Hay miedo, frustración, intolerancia, irritabilidad, preocupación, angustia, entre muchos otros sentimientos, y si no se logran manejar bien entre todos, entonces el ambiente familiar podría tornarse agresivo o violento”.
Entre resistencia y riñas
Otro aspecto que se tomó en cuenta durante el seguimiento a la violencia fue el relacionado con los móviles que indujeron a la ocurrencia de hechos de violencia interpersonal. En este sentido, se registraron robos, extorsión, ajuste de cuentas, riñas, sicariatos, resistencia a la autoridad, venganza, ataques a cuerpos de seguridad y protestas. No obstante, la resistencia a la autoridad, los robos y las riñas fueron los que alcanzaron más importancia relativa con 28,2; 18,8 y 5,9%, respectivamente.
En cuanto al aumento en los casos de resistencia a la autoridad, detalló Páez que tiene conexión con el incremento de la violencia policial-militar, en este caso en la zona Panamericana, el Área Metropolitana de Mérida y la zona del Mocotíes, regiones donde se registraron la totalidad de los casos. En ese lapso, según Páez, ocurrieron 53 muertes violentas de las cuales 29 acontecieron a manos de los cuerpos de seguridad del Estado, lo que significaría que cerca del 55% de esos decesos fueron responsabilidad de funcionarios que deben hacer cumplir la ley.
“Cabe preguntarse, entonces: ¿Los cuerpos de seguridad del estado Mérida estarán apegados a derecho en cuanto al empleo de la fuerza y el uso de armas de fuego en el ejercicio de sus funciones? ¿Todas estas muertes, o la mayoría de ellas, en realidad representarán hechos de resistencia a la autoridad que justifiquen el empleo de la fuerza y de armas de fuego? Lo que parecen evidenciar estos datos, es que estos sucesos que deberían ser excepcionales, aparecen con frecuencia y muestran una tendencia al aumento en la entidad merideña, lo que obliga a realizar un detallado análisis de la situación. Por otra parte, también parecen indicar que las autoridades competentes deben hacer una revisión pertinente de las políticas de seguridad ciudadana que se están diseñando y ejecutando en la actualidad en el estado y en Venezuela”, apuntó Páez.
El registro entre enero y julio señala, igualmente, que la región del estado Mérida donde se registran más hechos de violencia interpersonal es la zona Panamericana. Esto ha sido una tendencia, al menos desde el 2017. También es importante apuntar que, de cada 10 delitos de violencia interpersonal que ocurren en el estado Mérida, 7 acontecen entre la zona Panamericana y el Área Metropolitana de Mérida.