El Nacional
Carlos A. Nieto Palma
Son muchos los problemas que vivimos en la Venezuela actual y donde no se ve por ningún lado la intención del gobierno nacional de darles una solución, a pesar de que todos los días escuchamos a los voceros oficialistas hablar de planes, motores y soluciones que la ciudadanía nunca ve hechos realidad, la verborrea de los voceros oficiales es otro de los muchos problemas que tenemos que vivir en nuestro día a día.
Al problema de la falta de comida, medicinas, luz, agua y la terrible inseguridad que vivimos todos los venezolanos, tenemos que agregarle uno nuevo que está completamente relacionado con la inseguridad y es el linchamiento de personas, en su mayoría delincuentes agarrados in fraganti por la comunidad.
El tomarse la justicia por sus propios medios linchando a delincuentes, es definitivamente un delito para los que lo cometen, tipificados en nuestro Código Penal como homicidio o lesiones, depende de la modalidad que se emplee.
Cuando los vecinos de un sector sorprenden a los delincuentes cometiendo un delito, de inmediato se unen para castigarlos con palos, piedras, puños y patadas. Cuando no hay intención de ajusticiarlos a tiros o quemarlos vivos, entonces los amarran a un poste para que escarmienten en público y todo el mundo los pueda reconocer.
Aun y cuando no comparto en lo absoluto esta nueva modalidad que se está empleando en nuestro país de linchamientos y que nos lleva a una situación de primitivismo al estilo de las historias del lejano oeste que escuchábamos de niños, es evidente que el desprestigio de nuestro sistema judicial es absolutamente responsable de que los ciudadanos no crean en la aplicación de la justicia, que dista mucho de lo que nos habla nuestra Constitución Nacional: una justicia gratuita, accesible, imparcial, idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita, sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.
Según el sociólogo Roberto Briceño León, director del Observatorio Venezolano de Violencia, en entrevista dada al Correo del Caroní en meses pasados decía: “Eso (los linchamientos) no contribuye a la pacificación de la sociedad, pero la falla la tiene el incumplimiento del gobierno y del Estado en sus obligaciones”. El especialista aseveró que la sociedad venezolana siente que no tiene protección y que no hay castigo para los delincuentes: “Esos dos son elementos claves para la construcción de la paz y el Estado de Derecho”. Para Briceño toda respuesta a la violencia debe buscar no incrementarla, sino reducirla, “esa es la gran regla de prosperidad y mejoría social, si en la respuesta buscamos más violencia no se está en la dirección adecuada, las medidas deben tomarse en otra dirección. Es muy difícil explícaselo a la gente, más aún cuando no hay una actuación policial que brinde protección, la sociedad no siente que la policía está de su lado, cuando esto pasa, la sociedad empieza a decir lo hago yo por mi propia cuenta”.
Es completamente válido que la ciudadanía no crea en la justicia, no podemos olvidar que en los últimos 17 años se han implementado 24 planes de seguridad y todos han fracasado, incluyendo el último puesto en marcha, Operación de Liberación al Pueblo (OLP), que no ha cumplido con las expectativas de los ciudadanos; el hampa definitivamente le ha ganado esta guerra a las autoridades y sus planes.
El miedo a ser atracados o asesinados en cualquier calle del país lo sentimos todos los que aquí vivimos, nos da miedo hasta ir a la esquina de la casa de uno por temor a que la delincuencia desbordada por todo el país nos llegue y tal vez nos mate; esto se agrava cuando vemos cifras de organismos internacionales donde dicen que Venezuela es el segundo país más peligroso del mundo y cuando revisamos cifras de organizaciones nacionales como el Observatorio Venezolano de Violencia que nos dicen que 92% de los homicidios quedan impunes, el miedo se recrudece en todos, esto es que de cada 100 homicidios solo son atrapados 8 casos, los 92 restantes quedan impunes y solo 1 de estos 8 queda detenido, no hay castigo, solo impunidad.
Aunado a esta grave situación de linchamientos, posteriormente vemos las grabaciones de estos hechos a través de las redes sociales y esto pareciera que activa el morbo de la población. Es posible que sea apología del delito como lo han manifestado algunos voceros del Estado como el defensor del pueblo, aunque desde hace mucho tiempo hemos visto en las redes sociales a delincuentes portando armas de guerra, fusiles, granadas y nunca hemos visto algún procedimiento de detención o investigación de estas personas.
El Estado venezolano ha demostrado su gran incompetencia en todo lo referente a seguridad ciudadana, no hay prevención al delito, el Poder Judicial es un desastre y el caos que se vive en nuestras cárceles no se puede ocultar con un dedo, la seguridad ciudadana ha sido un total fracaso y esto lleva a situaciones como estos linchamientos que se están presentando con mayor frecuencia últimamente.
La encuesta del Observatorio Venezolano de la Violencia, publicada en 2015, demuestra que 82% de la población no confía en la administración de justicia en el país y no está dispuesta a colaborar con las prácticas policiales. Igualmente, según estudios realizados entre el 2002 y 2012 por la misma organización, 60% y 65% de la población venezolana aprueba estos métodos como mecanismo de castigo. El ajusticiamiento es la aplicación directa de la justicia por parte de las personas sin la mediación del Estado.
Llegó el momento de despolitizar el tema de la seguridad ciudadana y darle soluciones a la población, hay que tomar en cuenta lo dicho recientemente por el papa Francisco donde pide que el mensaje de amor de Jesús “se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos”.
Hay que buscar a las mejores mentes del país en esta área, que hay muchas, y construir una propuesta para darle a la población las soluciones que esperan, no podemos permitir que la población siga tomando la justicia por sus propias manos y se realicen este tipo de linchamientos.