Quinto Día
por Leni Ramírez | @LeniRamirezD
Ante la creciente ola de ajusticiamientos colectivos que se ha hecho evidente en el país y que durante los últimos meses ha acaparado la atención de medios nacionales, internacionales, especialistas y medios de comunicación, miles de venezolanos han expresado su preocupación por estos hechos, pues el quiebre social que ha convertido a las víctimas en victimarios y a los victimarios en víctimas de sus propios delitos, ha empezado a bosquejar a través de las redes sociales, el escenario perfecto para un estallido social.
Según especialistas y sondeos de opinión, los ciudadanos no creen en las instituciones del Estado, la delincuencia esta fuera de control, la escasez y los distintos flagelos de la sociedad tienen a los venezolanos al borde de un colapso colectivo, por lo que la tensión y violencia está a flor de piel en las calles.
Solamente en el estado Zulia, por ejemplo, se contabiliza un linchamiento cada once días.
Ante este panorama el equipo de Quinto Día quiso conocer qué sucede dentro de la población venezolana que ahora toma la justicia en sus propias manos y qué factores intervienen en este tipo de hechos que lejos de representar justicia evidencian falta de control por parte de los cuerpos de seguridad.
Para entrar en contexto, el sociólogo Carlos Vivas, autor del libro “Justicia por mano propia” (2010), explicó que los linchamientos son una especie de acción colectiva de carácter privado e ilegal, que puede provocar la muerte de la víctima en respuesta a sus actos o conducta, quien además se encuentra en inferioridad numérica frente a sus linchadores que organizados en grupos pretenden borrar las identidades particulares de sus integrantes. En otras palabras, es una especie de pena de muerte sin el debido proceso judicial legal y sin el tercero que la ejecute.
Para los expertos, existen tres factores fundamentales para que se dé un linchamiento. El primero, apunta a las deficiencias del Estado para imponer el orden jurídico en zonas y poblaciones específicas. El segundo hace hincapié en la percepción cotidiana de actos de violencia como modo de resolver los conflictos; y el tercero se orienta hacia los altos niveles de impunidad dominantes en el país, que según el Observatorio Venezolano de Violencia oscila entre el 90% y 95%.
La socióloga Verónica Zubillaga, explica que en la sociedad venezolana actualmente existe un intenso sentido de desamparo aunado a la acumulación de humillaciones y el sentido de impotencia, que produce que la rabia colectiva ajusticiadora se exprese de esa manera explosiva.
Son incontables las imágenes que existen en los medios sociales digitales de antisociales siendo agredidos por una muchedumbre. Las escenas se hacen virales, posiblemente, porque los usuarios sienten placer al ver que el delincuente tiene un castigo por los daños causados, explica Zubillaga, al tiempo que denuncia que en Venezuela se ha perdido la estima del ser humano, la empatía y la compasión. “Hay un desmembramiento del cuerpo social, que ha sido totalmente golpeado y cortado en miles de partes”, señala la también docente de la UCAB.
En lo que va de año se contabilizan 26 casos de linchamientos en todo el país, según cifras del Ministerio Público, cada caso más violento que otro. Las comunidades prefieren organizarse para protegerse entre ellas mismas que esperar a que algún plan de seguridad ciudadana termine por ser efectivo.
Comunidades organizadas
Desde cercas de seguridad hasta botones de pánico se plantean los consejos comunales ante la ola delictiva que los azota. En el interior del país se pueden leer carteles en la entrada de los poblados que advierten a los delincuentes no cometer sus fechorías porque serán linchados.
En la urbanización Nueva Casarapa de Guarenas es un caso interesante: aún no han ajusticiado a los sujetos que diariamente tienen azotada la zona residencial pero un grupo de vecinos ha expresado abiertamente su intención de “aplicarle el ácido” a los integrantes de una banda delictiva, dedicada a robar a los que entran y salen de los edificios.
De acuerdo con Italia Materán, vecina del referido conjunto residencial en el Edificio Trapiche, los habitantes crearon un grupo de Whatsapp, a través del cual reportan las incidencias del sector. En uno de las conversaciones, una habitante expresó: “¿será que hay que linchar a estos hombres para que nos dejen en paz?”.
“Nosotros no somos asesinos, pero estamos hartos que al menos dos veces a la semana este grupo delictivo someta a las familias para saquear los apartamentos. También se llevan los cauchos de los vehículos, a las mujeres les arrebatan las carteras y hasta las despojan del mercado”, denunció Materán.
En la calle uno del sector Sabana Grande, en Caracas, la comunidad también se encuentra alerta. Ellos hasta los momentos tampoco han linchado a nadie, pero aseguran estar atentos ante cualquier eventualidad que ponga su seguridad en riesgo. Hacen guardias cual centinelas en los balcones y ventanas de sus casas desde las once hasta las cuatro de la madrugada y a través de Whatsapp, se reportan constantemente cualquier anomalía, ruido o sujeto extraño que se dibuje en el panorama. Su intención, sentirse protegidos.
En Aragua, Zulia, Bolívar y Anzoátegui los vecinos también están organizados y articulados con cámaras, cuadrantes y organismos de seguridad, según se revela en los informes noticiosos que desde esas entidades fluyen.
Descontento e impunidad
Especialistas consideran que el gobierno debe apostar a una prevención sistemática. Perciben que en un futuro no muy lejano, puedan consolidarse subgrupos paralelos que tomen la justicia por su propia mano. La interpretación que los criminólogos le dan a los linchamientos es que quienes cometen estos ataques tienen un resentimiento acumulado en contra de la delincuencia.
“Desde 1990 los venezolanos han acumulado resentimiento en contra de la inseguridad. Ese miedo al delito, a no caminar por ciertas zonas, el no exhibir los celulares y evitar sociabilizar en determinados horarios tiende a acumular ira y toda esa omisión de actividades lo que genera es que cualquier chispa encienda la llama”, advierte Zubillaga.
Cifras
- En el estado Zulia, diez personas han sido asesinadas por las comunidades en lo que va de 2016. Según cifras extraoficiales, cada 11 días linchan a una persona en la entidad.
- En Yaracuy, el pasado 16 de marzo, vecinos de Sabana de Parra intentaron linchar a su Alcalde en medio de una protesta por falta de alimentos.
- En Caracas, los primeros días de abril, vecinos de Los Ruices linchan a un chef que intentó socorrer a un anciano. En esta entidad han ocurrido 13 casos en lo que va de año entre Los Dos Caminos y Los Ruices, zonas del este de la capital.
- En Cabimas, policía rescata a un adolescente de 14 años que iba a ser linchado por los vecinos.
- En 2015 se registraron 46 ajusticiamientos colectivos, el caso más desgarrador fue el de Alejandrina Orta, de 54 años, a quien quemaron viva en su residencia en la calle San José del sector El Placer de Santa Lucía del Tuy, porque no consiguieron a su hijo, quien supuestamente asesinó a un adolescente en una buseta de transporte público que cubre las rutas troncales de la zona. Su caso causó indignación.
- Al cierre de esta edición se conoció que dos jóvenes fueron linchados el martes 19 de abril en Cabimas al intentar robar una moto, mientras que en Caracas ejecutaron a dos personas más por intento de robo a locales comerciales.
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