La Tribuna 

5 enero, 2016

Para que el lector tome nota de modelos ejemplares para arruinar un país. Se trata de uno que tiene las mayores reservas certificadas de petróleo de todo el mundo. Que llenó sus arcas hasta el tope cuando el crudo superaba los $ 100 el barril. Financiaron una revolución con subsidios y regalías a los simpatizantes políticos, que incrementaron la dependencia de la gente en el aparato estatal. Como sobraba dinero, la influencia de la opulencia traspasó las fronteras, repartiendo limosna a los satélites de la vecindad. Sin embargo el maná no cae eternamente del cielo. Con el precio del crudo a $ 36 el barril, la guerra sostenida del régimen contra las libertades públicas y especialmente contra la iniciativa privada, aplicando un modelo gubernamental enemigo de los mercados y ruinoso de la economía, no hay país, por rico en petróleo que sea, que aguante semejante embestida.

El gobierno no publica cifras oficiales, pero la inflación es una de las más elevadas del planeta. Ya alcanza el 172% anual. El valor de la moneda se ha depreciado tanto, en relación al dólar, que un periódico publica una nota informativa con el siguiente titular: “El bolívar no atrae ni a los ladrones”. El salario mínimo de un obrero venezolano es 7,421 bolívares lo que traducido a tasa real de mercado equivale a $ 10.60, quizás el más bajo de toda la región. Argentina entró en recesión con una contracción del -0.3%, pero hay otros que la superan en regresión. CEPAL calcula que Brasil cerrará el año con una mengua económica del -1.5%, solo superado por el campeón, la economía venezolana, cuyo decrecimiento se calcula que sea mayor de 5.5%. “Muchos venezolanos han renunciado a su trabajo para dedicarse a vender productos básicos en el mercado negro, como pañales descartables o harina, triplicando o cuadruplicando de ese modo el salario que percibían”. “Debido a la escasez crónica de productos de primera necesidad, los supermercados y las farmacias completan sus estantes con largas filas de un mismo producto, y no es raro encontrarse con ambos lados de una góndola ocupados por paquetes de sal, de vinagre o de hisopos de algodón”.

Y ahora el sello de oro. “Venezuela alcanzó la triste marca de ser uno de los países más violentos de la región al registrar este año 27,875 muertes violentas, lo que se traduce en una tasa de 90 homicidios por cada 100,000 habitantes, según un informe difundido por la ONG Observatorio Venezolano de Violencia (OVV)”. Para la organización, hay varios factores que explican el incremento de la violencia en Venezuela este año. Entre ellos, está una mayor presencia del delito organizado, un mayor deterioro de los cuerpos de seguridad del Estado y el incremento de la “privatización de la seguridad”. “Los particulares asumen las labores de seguridad debido al “abandono” de la protección del Estado y la ausencia de castigo. Este fenómeno aplica tanto a “ciudadanos, que ejecutan linchamientos o contratan sicarios, como a los propios funcionarios policiales o militares, quienes han respondido con las ejecuciones extrajudiciales”. Sin embargo otra de las razones citadas en el informe a las que atribuye el incremento de la violencia es “el empobrecimiento de la sociedad, acompañado de la impunidad generalizada, que ha significado un estímulo a diversas formas de delito, no necesariamente violentos”. Y para hacerle la vida de cuadritos al pueblo, el régimen despótico se está valiendo de toda treta jurídica y política posible para birlar el resultado de las votaciones en las elecciones parlamentarias. Sin embargo aquí todavía hay grupos que añoran que acá estuviésemos como allá.

Fuente: