OVV Nueva Esparta

Un reciente estudio realizado por el Observatorio Venezolano de Violencia Nueva Esparta (OVV Nueva Esparta), acerca de mujeres que han cometido delitos violentos en la entidad, reveló cómo la violencia de género, familiar y estructural de las que ellas han sido víctimas desde edades tempranas, han repercutido para que se conviertan en victimarias.

Entre los hallazgos más importantes de esta investigación nacional denominada “Violencia, desigualdad y género”, sobresale que, al parecer, la relación conflictiva de las mujeres victimarias con sus madres está entre las principales causas de su comportamiento delictivo violento, el cual ellas replican luego en sus propios hijos y otras personas.

Como parte de este estudio —desarrollado en las 15 sedes del OVV nacional, incluida Nueva Esparta—, se realizaron tres entrevistas en profundidad a mujeres detenidas por distintos delitos violentos, quienes además han vivido en pobreza extrema y, por lo tanto, son representativas de la desigualdad social en el país, como indicó la coordinadora del OVV Nueva Esparta, Hilda Mendoza, durante un foro virtual en el que se dieron a conocer los resultados del estudio.

“En los relatos vemos la falta de un vínculo fundamental y nutriente en los primeros años de vida, que se expresa en abandono material y afectivo por parte de las figuras parentales, así como en agresiones físicas y psicológicas en el entorno familiar. Sin embargo, las entrevistadas resaltan, casi exclusivamente, el abandono y las agresiones de la madre como el origen de su conducta delictiva, lo que llama la atención en una entidad tradicionalmente matricentrada”, comentó Mendoza.

Una de las entrevistadas, quien ha sido acusada de intento de homicidio culposo contra su hija de 6 años, comentó: “Yo caí en la calle a través de todo lo que me hacía mi mamá, eso yo lo tenía aquí y aquí (se toca con el dedo índice el área del corazón y la cabeza). Ella no me quería, ella nunca me ha querido como su hija”.

En otra entrevista, una joven que pagó condena por haber asesinado al hombre que la violó a la edad de 11 años, tras haber sido vendida a ese sujeto por la madre, a quien también intentó asesinar, relató: “Yo quería era meterle las puñaladas, pero en toda la cara, en el cuello, en todos lados. A mi mamá le metí cuatro puñaladas en la tapa de la cabeza. La odio (dice con énfasis)”.

“En sus narraciones se evidencia cómo el abandono y el trato cruel por parte de la madre causa en ellas una herida emocional profunda, permanentemente abierta, un vacío que nada logra llenar —ni las adicciones ni la violencia—, que las hace deambular por las calles sin un hogar definitivo, y conduce todas sus acciones hacia la autodestrucción y la venganza”, indicó el equipo investigador.

De acuerdo con el informe de la investigación, son comunes en las entrevistadas, la debilidad o el quiebre de las relaciones familiares y de pareja, también la deserción escolar, y rasgos psicológicos como la depresión, la impulsividad y la ira.

“Aunque la participación de la mujer en actividades delincuenciales en la entidad, continúa siendo menor que la del hombre, en una proporción de 35,2% frente a 64,8%, según el monitoreo realizado en el primer semestre por el OVV Nueva Esparta, se ha hecho cada vez más evidente a través de los medios de comunicación, la comisión de hechos de sangre y otros delitos que eran inusuales en mujeres, entre éstos el homicidio, el robo agravado, el trato cruel a los hijos, la trata de personas y otros, señaló la periodista Deysi Ramos, investigadora del OVV Nueva Esparta.

Para una mayor aproximación al tema se efectuaron además dos grupos focales, uno conformado por ocho mujeres policías, y otro por 8 mujeres, quienes han sido o son víctimas, testigos o allegadas de victimarias. Las participantes confirmaron algunos hallazgos de las entrevistas —como el delito de trata cometido por las madres— y advirtieron una mayor descomposición familiar en la actualidad, entre otras cosas por las migraciones.

En agosto pasado, fue detenida en la entidad una mujer de 32 años, quien presuntamente ofreció a su hija de 13 años y a otras dos adolescentes de 15 y 17 años, amigas de ésta, a una red de prostitución en Perú, como se conoció a través de los medios.

Sobre esta situación sacada a la luz por la investigación, la coordinadora del OVV Nueva Esparta expresó: “Surge la inquietud de si la actual emergencia humanitaria está acaso impactando fuertemente el rol materno tradicional, al punto de fracturar o incluso desintegrar este papel de afecto y cuidado en el hogar —siendo el más importante pilar que quedaba a la familia tras la proverbial ausencia del padre en la entidad—, y si esto está influyendo, principalmente, en el comportamiento delictivo violento en mujeres”.

Mendoza resaltó la necesidad de que el Estado apoye a la familia de forma integral, y proporcione a la madre una sólida protección económica, de salud, laboral y educativa, así como fomente una sana convivencia entre los integrantes del grupo familiar.