Cecodap
Erick González
24 de febrero de 2022
A sus 16 años de edad, una adolescente fue víctima de explotación sexual a cambio de comida, debido a que en su casa viven en una situación de pobreza extrema, en la región capital. Ella también es madre de una bebé de un año de edad. Como consecuencia de la emergencia humanitaria compleja, la falta de políticas de protección estadales, así como la ausencia de medidas que puedan garantizar el derecho a la alimentación, familia y protección obligó a muchas jóvenes a ser víctimas de la violencia a cambio de una hogaza de pan.
El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) presentó este jueves 24 de febrero un informe en el que concluyó que la violencia estructural transformó a muchas familias en un factor de riesgo y no de protección para las niñas, niños y adolescentes. De acuerdo con la organización, es una forma de violencia invisible que tiene como causa los procesos de estructuración social y no necesita ninguna forma de violencia directa para que tenga efectos negativos sobre la vida de las personas.
Así mismo, Gloria Perdomo, coordinadora regional del OVV, explicó que la violencia estructural es la ausencia del cumplimiento de los derechos fundamentales por parte del Estado venezolano. «Puede ser vista como la privación de los derechos humanos; así como la disminución del nivel real de satisfacción de necesidades básicas», agregó durante la presentación del Informe Violencia estructural en la familia en la crisis humanitaria de Venezuela.
“La violencia estructural por parte del Estado ha sumergido a muchas familias en condición de pobreza extrema, propicia situaciones de desnutrición, deserción escolar, abandono de los hijos por parte de los padres, agresiones familiares, explotación sexual, trabajo infantil y casos de suicidio”, explicó Olga Ávila, coordinadora de investigación del OVV, durante la presentación del informe “Violencia Estructural y cómo afecta a las familias”.
Ávila detalló que para este informe se realizaron entrevistas a 24 personas en todo el país, así como una encuesta a 1.200 venezolanos, para conocer las condiciones en las que viven, su perspectiva ante la emergencia humanitaria compleja y si fueron víctima de algún tipo de violencia estructural.
Familias como factor de riesgo
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a una familia, no solo la Ley Orgánica para la Protección de Niños Niñas y Adolescentes lo consagra también la Convención sobre los Derechos del Niño. Para los investigadores, la ausencia del Estado venezolano, como garante de la protección de los derechos fundamentales afectó directamente a las familias, en especial a los niños, niñas y adolescentes, así como a las mujeres y adultos mayores.
Con base en los casos documentados por la OVV, la profesora Ávila enfatizó que gran parte de los casos de violencia sexual eran cometidas por familiares directos de los niños, niñas y adolescentes víctimas. “La disfuncionalidad de algunas familias del país afectó directamente a los niños, niñas y adolescentes, que terminan como víctimas de sus padres, padrastros, tíos y vecinos… sobre todo, aquellos que viven en condiciones de vulnerabilidad”, agregó.
Sostuvo que las familias se ven sometidas a constates desequilibrios por diferentes situaciones, como puede ser la falta de servicios básicos como el agua, gas o electricidad. “La falta de ingresos económicos puede considerarse entre los factores de riesgos en el bienestar de las familias y que, en algunos casos, puede influir en la violación de los derechos de los miembros más vulnerables”, detalló.
El OVV denunció que la respuesta en materia de prevención y protección de las instituciones del Estado es casi nula, “y cuando se da, no suelen ser sostenibles y efectivas”.
“Las organizaciones de la sociedad civil especializadas en niños, niñas y adolescentes han ido incorporando herramientas en atenciones integrales en casos de violencia intrafamiliar. Sin embargo, ante la magnitud y frecuencia no logran dar respuesta a todos los casos que se presenta. Aquí el estado debería ser el principal actor para solventar estas situaciones”, sostuvo.
Ávila explicó que otros de los factores que afecta la violencia estructural es el bajo nivel educativo de los padres, el desempleo y la migración forzada de los padres y cuidadores. “La violencia estructural crea condiciones de desigualdad, privaciones de los servicios públicos, inseguridad y violencia en el entorno. Todo esto afecta directamente a los niños y jóvenes del país”, agregó.
Violencia contra la niñez
La trabajadora social y profesora de la UCV, Olga Ávila, explicó que en el país se cometieron 349 homicidios contra niños, niñas y adolescentes, entre enero y diciembre de 2021, según los datos del monitoreo de prensa hecho por la OVV.
La segunda causa de violencia contra los niños y niñas fueron las agresiones, con 231 casos registrados; En tercer lugar, el abuso sexual con 202 víctimas registradas.
Detalló que los estados donde se reportaron más casos fueron Zulia con 170 casos (15,2%), seguido de Carabobo con 153 (13,7%), Monagas con 118 (10,6), Bolívar con 117 (10,5%), Lara con 110 (9,9%), Aragua con 109 (9,8%) y Táchira con 87 (7,8%).
Violencia de género
Privarse de comer, para que sus hijos puedan alimentarse, es una de las estrategias que usan las familias a diario. Entre los casos descritos por Ávila, destacó el de la madre de dos niños, de 6 y 3 años de edad, quien en más de una ocasión se tuvo que acostar sin comer para poder darle algo a sus hijos. Además ella tuvo que huir de su hogar, debido a que su pareja la agredía físicamente a ella y sus niños.
La falta de medidas de protección para las mujeres, niñas y adolescentes en casos de violencia de género es otra consecuencia de la violencia estructural.
Si bien, Venezuela cuenta con la Ley de Orgánica Sobre el Derechos a las Mujeres a una Vida libre de Violencia, la falta de aplicación de la misma, sumada a las masivas denuncias en prensa por parte de ONG, sobre los múltiples feminicidios en el país revela un panorama poco favorecedor.
“Suelen quedar impunes los casos de violencia de género en donde existe un maltrato evidente por parte de los perpetradores; así como manipulaciones y coerción. En estos casos de maltrato predominan las parejas y exparejas como victimarios”, agregó Ávila.
Fuente: