Prensa OVV Lara

Para el equipo larense, los jóvenes han sido las grandes víctimas de los diferentes tipos de violencia en Venezuela en las últimas cuatro décadas, sin embargo, en el marco de emergencia humanitaria extendida y durante la pandemia por Covid-19, esta violencia ha tenido nuevas expresiones en NNA.

El 66% de las víctimas de violencia en el estado Lara durante el mes de julio, incluyendo la generada tras las elecciones del día 28, son jóvenes. Los datos recogidos en el monitoreo de prensa del Observatorio Venezolano de Violencia en Lara (OVV Lara), reflejan que 33% de los casos corresponden a personas de 17 años o menos y 33%, a ciudadanos entre 17 a 21 años de edad.

“Los jóvenes han sido las grandes víctimas de los diferentes tipos de violencia en Venezuela en las últimas cuatro décadas. Sin embargo, en el marco de emergencia humanitaria extendida y durante la pandemia por Covid-19, esta violencia ha tenido nuevas expresiones en niñas, niños y adolescentes (NNA), producto de las transformaciones de la familia popular venezolana, por la migración, la desprotección de las instituciones garantes de la socialización primaria, el aumento de la violencia institucional del Estado y los cambios en nuestra pobreza” explicó el equipo del OVV Lara.

Entre los cambios más resaltantes de la realidad del siglo XXI en el estado Lara, resaltan: el aumento de NNA dejados atrás y el aumento del trabajo infantil. El Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente de Iribarren (Cpnnnai), instancia del gobierno municipal, registró 175 casos de trabajo infantil vinculado a explotación laboral. En varios puntos de alta circulación vial en Barquisimeto hay niños, niñas y adolescentes que realizan trabajos informales como limpiar parabrisas de automóviles o vender caramelos y otros productos. Otros, piden dinero para comer.

Arquímedes Astudillo, coordinador nacional de Juventud Obrera Católica, informó durante el Congreso Nacional de Jóvenes realizado en Barquisimeto en el mes de julio que los jóvenes venezolanos tienen poca oferta laboral. Explicó que no cuentan con seguridad social y las opciones educativas están limitadas. “Debemos exigir al Estado mejores condiciones de vida que promuevan y contrarresten las adversidades”, dijo.

Para el equipo de investigadores del OVV Lara, la crisis que viven los jóvenes tiene como una de sus consecuencias la migración forzada y sostenida desde 2015 debido al contexto económico, social y político del país. La falta de oportunidades para el desarrollo personal y profesional, la inseguridad, el alto costo de la vida y las privaciones de bienes y servicios básicos, son también causas de la diáspora. En otros casos, hay padres migrantes cuyos hijos pequeños quedaron al cuidado de familiares, vecinos o amigos; son los llamados ´niños dejados atrás´, que ahora son adolescentes que viven de carencias materiales y emocionales.

La familia venezolana ha experimentado cambios a partir de la migración, la pobreza y la desigualdad en el siglo XXI. El aumento de las estrategias para afrontar la crisis; en ese contexto, exponen a los NNA a trabajo forzado o, en el peor de los casos, a la mendicidad”, explicó el OVV Lara.

Agregó el equipo que los jóvenes de los sectores populares son los más vulnerables a la vida delictiva. “La pobreza y la desigualdad son caldo de cultivo para la generación de perfiles violentos en riesgo de ser captados por el crimen organizado y mantener los indicadores de criminalidad en el mediano y largo plazo”.

Las diferentes formas de violencia que puedan generarse en la sociedad venezolana, van a tener como principales víctimas a los jóvenes pobres de los espacios urbanos. “Por eso es fundamental que el principal garante de la seguridad de los venezolanos, evite cualquier forma de violencia, entre otras razones fundamentales, por la protección de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, que siguen siendo los grandes afectados ante este fenómeno” concluyó el equipo del OVV regional.