Prensa OVV Mérida
Con un porcentaje de 10,4% de las cifras totales de delitos registrados, Alberto Adriani, que tradicionalmente era el municipio más violento del estado Mérida, fue desplazado al tercer lugar, detrás de Libertador (39,6%) y Campo Elías (14,2%) entidades locales que ocuparon el primer y segundo lugar, respectivamente, según se desprende del reciente Informe Regional Semestral de Violencia 2022, presentado por el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida).
De igual modo, la Zona Panamericana (ZP) -que históricamente había sido la más violenta e insegura y donde se ubica el municipio Alberto Adriani y otros seis municipios más- fue desplazada al segundo puesto y en primer lugar se posiciona el Área Metropolitana de Mérida (AMM), a la cual pertenece Libertador y Campo Elías, en conjunto con Sucre y Santos Marquina.
Según el OVV Mérida, por un lado, la disminución de los homicidios, la tentativa de homicidios y de las muertes por resistencia a la autoridad en la ZP y, por otro, el aumento de ciertos delitos en el AMM (agresiones, delitos sexuales y el mayor registro de robos y amenazas de agresión y muerte en comparación con la ZP), explican tal cambio. Como se aprecia, la novedad de no ver a Alberto Adriani y a toda la zona, al tope de la lista de violencia e inseguridad, no es un hecho fortuito, ya que era precisamente en los municipios de esta área donde acontecían entre el 45 y 50% de los homicidios intencionales, las tentativas de homicidio intencional y de las muertes por resistencia a la autoridad que se registraban anualmente en Mérida.
El anterior dato es una de las revelaciones más resaltantes del informe del OVV Mérida, documento que tiene como objetivo recoger las distintas manifestaciones de hechos de violencia interpersonal, ocurridos en suelo merideño entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2022. El documento también destaca la significativa caída porcentual de los homicidios y las tentativas de homicidio, en tanto -en contraposición- se verifica la escalada de la agresión, violación sexual y otras agresiones sexuales, delitos que “vienen exhibiendo un ascenso preocupante”.
Sobre lo anterior, el Informe Semestral del OVV Mérida subraya que en los últimos años la violencia delincuencial y la policial/militar han venido perdiendo un peso considerable dentro de los tipos de violencia que se logran identificar. Este escenario se ejemplifica con el hecho de que si bien las llamadas muertes por resistencia a la autoridad ascendieron entre 2019-2020 (de 19,7 a 23,2%), luego cayeron abruptamente en 2021 (8,2%) y en este primer semestre de 2022 están ausentes en las estadísticas: 0% de muertes por ‘resistencia a la autoridad’.
Para establecer estos y otros datos relevantes, el OVV Mérida se apoyó en dos grandes fuentes de consulta: primeramente un pormenorizado monitoreo de las noticias publicadas por nueve medios de comunicación que se generan en esta entidad andina, empleando un procedimiento metodológico ajustado a los principios de la Clasificación Internacional de Delitos con Fines Estadísticos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC, por sus siglas en inglés); y, como segundo apoyo documental, la consulta a los registros oficiales policiales no públicos
Los investigadores advirtieron que entre los mencionados registros, por distintas razones, se suelen dar discrepancias. “Se conjetura -advierte el informe- que las diferencias numéricas podrían ser producto de la combinación de varios factores entre los que se pueden mencionar el subregistro de los medios, la poca veracidad en algunas noticias, el subregistro en la base de datos policial e, incluso, las diferencias de criterios en la definición de los delitos, es decir, entre la Clasificación de la UNODC versus el Código Penal de Venezuela (CPV)”, advierte el informe.
Protagonismo femenino
A partir de las fuentes reseñadas, el Informe Regional Semestral de Violencia 2022 contabilizó un total de 106 delitos de violencia interpersonal, ocurridos en Mérida. Esos hechos arrojaron un total de 123 víctimas.
Los tres principales tipos de delitos registrados fueron los de agresión, violación sexual y robo -en ese orden- que sumaron casi dos tercios de todos los hechos reseñados (exactamente el 64,2% entre las tres categorías).
Para el OVV Mérida, si se cruzan los datos a la luz de lo establecido en informes previos, se puede reconocer en este primer semestre de 2022 “el incremento de la mujer como víctima de delitos”. Puntualmente, en estos seis primeros meses del año las mujeres presentaron casi una pareja relación de 49,6% como víctimas versus el 50,4% de hombres. En el aún cercano 2019 la diferencia era notoria: sólo un 22,6% para las víctimas femeninas contra un 77,4% para el sexo masculino.
La progresiva presencia de la mujer en el rol de víctima “estaría estrechamente relacionada con el aumento en los últimos años de los delitos de agresión y de naturaleza sexual (violaciones y otras agresiones sexuales), así como con la disminución de los hombres como víctimas de delitos”, esto último debido al descenso en la ocurrencia de delitos como el homicidio intencional, la tentativa y el robo en los que los principales protagonistas eran de sexo masculino.
No obstante, los responsables del informe aclaran que las cifras oficiales siguen dando cuenta, en cuanto al sexo de las víctimas, que los hombres llevan el valor mayor y, en general -dependiendo del delito que se analice- se encuentran relaciones de 80%-20%, 85%-25% o, incluso, 90-10% entre varones y hembras.
Otros datos en alza
La violación sexual y otras agresiones sexuales, sumaron, entre ambos delitos un cuarto de todos los delitos que el OVV Mérida asentó en sus registros, para este primer semestre de 2022. Tal como ha sido detallado en informes anteriores, se revela que “los niños, niñas y adolescentes (NNA) resultan ser las principales víctimas, con mayor fuerza hacia el sexo femenino”.
Para los investigadores, las causas del aumento de los delitos sexuales en Mérida “podrían encontrar su explicación en la superposición de la emergencia humanitaria compleja por la que atraviesa Venezuela, los efectos sociales de la pandemia y las consiguientes secuelas de la cuarentena, además del deterioro que se ha venido gestando de la familia como institución”. Todo lo anterior crece en un terreno abonado por la previa y sostenida crisis económica.
Pero también la violencia sexual y sus distintas manifestaciones encuentran un punto de partida para abrirle la puerta a los delitos de este tipo, en el exceso de confianza que muchos padres suelen manifestar hacia los cuidadores de sus hijos. Otro elemento que podría incidir en este perturbador escenario de la violencia es la posible existencia de individuos -familiares o conocidos- que muestren comportamientos que hagan pensar en la existencia de un trastorno mental por consumo de sustancias (alcohol y/o drogas), trastornos de conducta o de tipo sexual. Lo cierto es que la gran mayoría de los victimarios o agresores son familiares o amigos cercanos al entorno de las víctimas, que concretan sus delitos amparados en la fuerza física y que suelen usar como espacio delictivo su propia casa o el hogar de las víctimas.
Los delitos sexuales, incluso el propio aumento del delito de agresión, están íntimamente vinculados no sólo al aumento obvio de la propia violencia sexual (la cual pasó de 9,0% a 17,7% entre 2021 y lo que va de 2022) sino de otras formas de violencia como es el caso de la violencia intrafamiliar que ascendió de 6,1% en 2019 a 17,1% en lo que va de 2022 y la de género (específicamente violencia contra la mujer) que igualmente subió de 12,3% a 16,5% (incluso en 2020 alcanzó un 19,0%).
Doble migración
Con 41 delitos por cada 100 mil habitantes, Mérida aún presenta una de las tasas más bajas de violencia e inseguridad en toda Venezuela, ocupando el puesto 22 de 24 entidades. En la misma línea, el OVV regional, apoyado en las cifras oficiales no públicas, también destaca que esta entidad andina ocupa el puesto 20 pero en este caso en cuanto a la cantidad de delitos, ya que en este primer semestre ocurrieron 366 delitos de los 25.222 contabilizados en todo el territorio venezolano, lo cual da un valor de 1,5%. Es importante precisar, una vez más, que en este caso se usan las cifras oficiales y no el monitoreo de medios.
El destacable sitial de Mérida como uno de los territorios “menos violentos” y de “menor inseguridad” de Venezuela, se debe en gran medida a que varios delitos han disminuido con relación a los registros de los años 2019, 2020 y 2021, como el ya indicado caso de los homicidios intencionales, tentativas de homicidios intencionales y las muertes por resistencia a la autoridad que pasaron de 24 muertes en 2020 a ninguna este primer semestre de 2022.
Tal y como los investigadores lo han señalado en informes de años anteriores, el descenso de los homicidios e intentos de homicidio en la región es probable que sea consecuencia de la combinación de varios factores: persistencia de la emergencia humanitaria compleja en el país; migración al extranjero de potenciales víctimas y victimarios; disminución de victimarios que consumaban o intentaban consumar homicidios intencionales (por muertes en resistencia a la autoridad); desmantelamiento de bandas por parte de cuerpos de seguridad del Estado; menor uso de armas de fuego en la comisión de delitos; y aumento de las muertes en averiguación donde quedan “ocultos” probables homicidios.
Otro delito que muestra señales de descenso es el robo. Según el Informe Semestral del OVV Mérida, entre 2020 y 2021 se exhibió un repunte importante en la entidad, “todo parece indicar que es posible que al cierre de 2022, las cifras muestren un descenso en este delito contra la propiedad”. Esto podría encontrar su explicación en parte porque quizás un buen número de delincuentes no encuentran muy lucrativo el dedicarse a este tipo de delito, a pesar que en Mérida y en el país se están dando cambios que pudieran impulsar su incremento sostenido (economía dolarizada y la disponibilidad de dinero en efectivo en divisas y de teléfonos inteligentes; viviendas y otros bienes inmuebles no habitados; instalaciones educativas, de salud, entre otras, desprotegidas, bien sea porque no cuentan con vigilancia privada o por ausencia de dispositivos de seguridad pública). Es posible que muchos de estos delincuentes hayan migrado hacia el extranjero pero quizás otro buen número “migró” a la delincuencia organizada (más lucrativa y que se dedica a otros delitos) que opera en municipios de la entidad, o de entidades vecinas, y sobre todo hacia la cercana frontera colombo-venezolana, que por cierto, la expansión del crimen organizado, es una realidad bien conocida que ha tomado fuerza en Venezuela en los últimos años y existen investigaciones que respaldan esa afirmación.
Por lo expuesto en el Informe Semestral, pudiera resumirse en este punto con el hecho de que se ha producido una especie de doble migración de los posibles victimarios: por una parte la migración espacial, con la salida al extranjero “de potenciales victimarios que consumaban o intentaban consumar homicidios intencionales, entre otros delitos” y otra “migración” surgida de una especie de reinterpretación por parte de quienes cometen tales transgresiones que los lleva a incursionar en otras ramas de la organización criminal. “Los delincuentes no encuentran muy lucrativo el dedicarse a cierto tipo de delito (por ejemplo al robo o al hurto dentro de la delincuencia común o perteneciendo a bandas delincuenciales pequeñas) y migran al crimen organizado que se dedica a otros delitos más lucrativos”, según explica el OVV Mérida.
No bajan las muertes por suicidio
Las muertes por suicidio, que forman parte de la violencia autoinfligida, según el OVV Mérida sigue mostrando signos de aumento, no sólo en la entidad merideña, sino que ese incremento es observable en el resto del país.
En este primer semestre de 2022, el monitoreo de medios emprendido por los investigadores indica que hasta el 30 de junio se contabilizaban 30 suicidios, lo que proyectaría para finales de año una posible cifra de 60 decesos por violencia autoinflingida. Valga recordar que en 2020 hubo en Mérida un total de 18 suicidios y 45 en 2021 lo que, a la luz de las estadísticas del 2022, habla a las claras de un problema de salud pública que se acentúa en el contexto regional y nacional.
Como dato de actualidad, es importante agregar -como complemento a las cifras del informe- que entre el mes de julio y lo que va de agosto ya se han contabilizado 9 casos más de presuntos suicidios en Mérida, lo que totaliza 39 hechos de este tipo en la entidad.
“El mal manejo de las emociones negativas, sobre todo en los hombres, y la actual emergencia humanitaria compleja con todos sus impactos asociados, continúa generando diferentes tensiones en los merideños y venezolanos en general, lo que es probable que haya extendido y exacerbado el accionar de diferentes factores de riesgo que en distintas combinaciones han llevado y seguirán llevando a personas de diferentes edades a intentar suicidarse o a consumar el suicidio”, destaca el informe al asomar algunas de las causas del problema.