Prensa OVV Región Capital
Este estudio cualitativo, llevado a cabo mediante entrevistas en profundidad y grupos focales con mujeres victimarias, víctimas de estas y testigos de casos, tiene como hipótesis que las condiciones de desigualdad social y de género en las que viven muchas mujeres en Venezuela las han empujado a ejercer la violencia, desempeñar un rol activo en grupos delincuenciales y practicar agresiones siendo funcionarias de cuerpos de seguridad del Estado.
Durante la investigación se observó que aquellas mujeres que fueron víctimas de agresiones en el hogar, durante su niñez o adolescencia, son más propensas a reproducir estas conductas hacia sus hijos. Asimismo, ser sometidas a un entorno desigual y de sobrevivencia representa un incentivo para que la mujer se convierta en victimaria de delitos y violencia.
Otro hallazgo fue que la agresión física que sufren las mujeres en el ámbito de la pareja y la familia, las puede conducir a episodios de depresión, los cuales se convierten en un preámbulo para la violencia cuyas víctimas más frecuentes son los niños. Sin embargo, las victimarias, víctimas y testigos entrevistados reconocieron que se deben romper con estos patrones y que la educación a los hijos no puede ser con malos tratos.
Una sociedad machista
En las entrevistas grupales, donde también participaron hombres testigos de casos de mujeres víctimas y victimarias, se mencionó que Venezuela es una sociedad machista, en la cual aún existe una brecha importante para que las mujeres sean valoradas igual que un hombre en ciertos cargos y funciones en espacios públicos y privados. A juicio de los participantes, esta discriminación podría estar induciendo a que ellas busquen igualar o imponerse en términos de rudeza.
En este contexto, se advirtió que la crisis humanitaria y la conflictividad social que han caracterizado al país durante los últimos 10 años son catalizadores de la violencia que han impulsado a las mujeres a salirse de los roles históricos de género que les ha asignado la sociedad, llevándolas a participar en actividades dominadas por hombres.
Una reconfiguración de roles que se refleja, por ejemplo, en los casos de mujeres agrediendo a sus parejas hombres, a sus hijos o incluso teniendo papeles relevantes en bandas y pandillas delincuenciales. Esta situación también se evidencia en los cuerpos policiales, donde las funcionarias mujeres buscan mostrarse más agresivas que sus pares de sexo masculino para evitar ser marginadas.
Frente a este panorama surgieron como recomendaciones promover la igualdad en cuanto a oportunidades e ingresos en función de los méritos, fomentar la aceptación de todos los géneros y mejorar la atención por parte del sistema de justicia, tanto para garantizarles un trato justo a todos como para aliviar las huellas que deja la violencia de género en las víctimas.
Un problema sistémico y multicausal
En opinión del OVV Región Capital, “el estudio realizado devela que la situación de violencia de género en Venezuela es sistémica y atribuible a múltiples causas”. A su vez, las entrevistas individuales y grupales realizadas testimonian que este tipo de violencia no escapa a los factores que han llevado al país a ser uno de los más violentos e inseguros de la región, siendo uno de ellos la ausencia de políticas públicas integrales para enfrentar esta problemática.
En este sentido, el equipo regional hace un llamado al Estado venezolano a atender la crisis socioeconómica y humanitaria que incide en la creación de un entorno de violencia y desigualdad en el país, el cual tiene como una de sus expresiones a las mujeres desempeñando un rol de víctima/victimaria en el ámbito de la pareja, familia, comunidad y trabajo.