Noticiero Digital
Jesús Herrera | @jherreraprensa

Casi entrando en estado de pánico y agradeciéndole a Dios por haberla calmado, Delia Guerrero pudo dormir la madrugada del sábado 4 de julio. Es ansiosa desde hace más de un año y afirma que la pandemia de Covid-19 acrecentó su malestar. Asegura que llegó a estar atormentada por tanta información.

Ese día desayunó, se vistió, y emprendió junto a su novio una travesía: ir a Catia a buscar comida. Lejos de la soledad que los discursos del gobierno de Nicolás Maduro prometen, la zona estaba abarrotada de gente. Contó que hasta los buhoneros que venden cilantro y perejil estaban en plena calle ante el «ojo ciego» de los funcionarios de la PNB.

Regresó, se desinfectó y procuró no tocar nada en su casa. Para ella es vital que todo esté limpio. La ansiedad es permanente. Tiene que ir a surtirse en el lugar menos vacío de Caracas en medio de una pandemia que ya ha cobrado más de 550 mil vidas e infectado a más de 11 millones en el mundo.

La opinión de tres expertos

El primer caso de coronavirus en Venezuela fue anunciado el 13 de marzo. Desde ese momento el confinamiento se ha cumplido parcialmente. A comienzos de junio se introdujo el 7+7 (7 días con “relativa normalidad” y 7 de cuarentena) pero los casos continuaron creciendo hasta llegar a más de 7.000 casos confirmados y 65 fallecidos. Esta semana el país está en cuarentena.

La cuarentena y la crisis económica han generado cuadros de depresión y ansiedad entre los venezolanos y en algunos casos, ha agudizado estos trastornos capaces de paralizar la vida cotidiana de una persona. Así lo ratifican tres profesionales de la salud mental consultados por ND: El psicólogo Luis Morello; la vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría (SVP), doctora Petra Aponte; y la psicóloga Irene Ferreira.

Los tres coinciden en que estos trastornos están influenciados por la incertidumbre, el miedo, el pánico, la angustia, el estrés y la inseguridad que, juntos, hacen el cóctel perfecto para generar en una persona activa cuadros depresivos y ansiosos, así nunca se haya topado con ellos.

El psicólogo Morello dice: “Lo que ocurre en estas semanas es que hay dificultades para relacionarse con los demás. Me separo de la gente. Me aíslo. Hay pérdida de interés en las actividades diarias. Tengo muchos pensamientos negativos asociados a la posibilidad de enfermarme, que no tengo posibilidades de cura. De que no tengo una alternativa para poder salir de la situación. Hay alteración del sueño, tanto en la conciliación como en el mantenimiento del mismo. Hay pérdida del cuidado personal, como el aseo, el deseo de bañarme, de arreglarme. Por eso es que cualquier persona puede, en un momento determinado, llegar a sentirse deprimido sin estarlo como tal”.

Señala además que las consultas son, en su mayoría, de pacientes depresivos y ansiosos “sea cual sea la razón” porque están en una cuarentena que les imposibilita llevar su vida como antes.

“Lo que puede ser epidemia y confinamiento para nosotros es novedoso y dependiendo de las características personales y cómo afrontamos las dificultades, vamos a tener niveles de ansiedad y depresión presentes”, indicó.

“Todos los pacientes que he visto presentan estos rasgos. Lo que varía es cómo lo afronta cada uno. Cuál es la capacidad de afrontamiento y la resiliencia. La mayoría de las verbalizaciones de las personas están asociadas a temores de enfermarse, a la posibilidad de morir, el no ver posibilidades de superar la situación por el tema trabajo, económico, la sensación de estar a solas. De hecho, muchas personas actualmente están solas en la cuarentena porque viven solos o no han podido trasladarse a sus grupos familiares”, precisó.

Para la doctora Aponte, vicepresidenta de la SVP, esto es igual de cierto. De hecho, dice que “las personas solicitan ayuda por presentar estado de ánimo triste, alteraciones de sueño, con episodios de irritabilidad, con rabia al no lograr controlar y mejorar su situación de vida actual, pérdida del interés. Nada les motiva, con perspectivas pesimistas, refieren estar cansados, con desesperanza en relación a salir de la situación que les aqueja, incertidumbre y no ven salida. La presentación clínica varía de una persona a otra”.

Pandemia + crisis económica

Aunado al tema de la pandemia, de las enfermedades y sintomatologías en Venezuela, hay un flagelo que ya venía afectando fuertemente a los venezolanos: la crisis económica.

Según los expertos, es una mezcla altamente explosiva. De hecho, para Morello, son en cierta forma fuerzas opuestas: “Por un lado tenemos la necesidad de quedarte en casa para mantenerte a salvo y evitar el contagio, es algo novedoso para nosotros. Yo me protejo solo estando en casa. Y por el otro lado, la necesidad que muchos tenemos de salir a trabajar porque nuestra capacidad económica no nos permite quedarnos en casa. Estamos hablando de estratos económicos desfavorecidos, aunado a lo poquito que gano, al bono, que no permite cubrir una cesta alimentaria suficiente como para quedarme en casa varios días, sino que tengo que salir todos los días y si meto una necesidad de comprar medicinas, esta situación se hace mucho más complicada”.

Para la psicóloga Irene Ferreira la crisis económica junto al confinamiento “agudiza y origina cuadros depresivos que no estaban presentes en algunas personas que estaban adaptadas a su realidad del día a día”.

“Cuando las llevas al aislamiento social, donde no se pueden desarrollar laboralmente como lo estaban haciendo o han debido tomar ahorros, y hay afectaciones en viajes o de educación u otras metas (…) para sus necesidades básicas del día a día; al estar de alguna manera confinados para cubrir el área de salud, educación, y vivienda; estas personas van a ir desarrollando procesos de angustia, de ansiedad, porque no saben cómo afrontar esta realidad”.

Y agrega la doctora Aponte: “La situación económica desfavorable y obviamente en poblaciones más vulnerables que deben luchar en el día a día por satisfacer sus necesidades básicas resulta un factor de riesgo para el desarrollo de cualquier enfermedad en el individuo. Las enfermedades afectivas y particularmente la depresión no serían la excepción. En un individuo sometido a estrés constante se generan una serie de reacciones neuroendocrinas que afectan su sistema bioquímico cerebral y van dando origen a enfermedades mentales y entre ellas la depresión, que a su vez lo exponen a complicaciones neurocognitivas, dificultando aún más la vida del individuo y de la familia”.

Finalmente explica que el confinamiento en poblaciones económicamente vulnerables deja mayores consecuencias negativas en la salud mental, en la educación y en lo social, que incluyen el maltrato intrafamiliar, infantil y de la adolescencia.

“Espero que encontremos la salida”

El caso de Delia no es único. También Mirleniz Quintero vive la depresión y la ansiedad. Mirleniz vive en El Cementerio y siempre tiene una sonrisa en la cara, aunque por dentro sienta miedo.

P.- ¿Cómo están tus días?

R.- Estoy teniendo días buenos y malos. Me desespera más la situación económica porque no puedes hacer nada si no te alcanza el dinero. Imagínate que no tengas ni para comprarte unos zapatos para ir a trabajar. ´

 Emocionalmente va afectando el no poder nunca conseguir las cosas en un país con crisis económica. En Venezuela no existe nada a que aferrarte. Puedes buscar mil maneras de que la situación económica no te afecte emocionalmente, pero lo termina haciendo porque no puedes cumplir tus propósitos. En la mayoría de la población se ve es el reflejo de la frustración.

P.- ¿Crees que estás aprendiendo de esto?

R.- Siendo positivos, y espero no decir lo contrario, espero que encontremos la salida. El tiempo corre su propia marcha. Estoy aprendiendo a ser más fuerte y a sacar lo mejor de mí.

P.- ¿Alguna reflexión?

R.- La vida es un proceso que implica sus propios retos. Está en nosotros sacar lo mejor y olvidar lo peor. Recuerden que el dolor y el sufrimiento son opcionales, y la felicidad es una elección.

 Pienso que puedo contagiarme y eso me genera ansiedad y temor. Y con la depresión, en mi caso es tema superado. Pero cuando te encuentras con eso, es un estado mental oscuro que puede llevar hasta el suicidio, y para la mayoría de estas personas, la calle es una alternativa para distraerse.

La depresión es el mayor motivo de consulta: 45%

La doctora Aponte aseguró que las mujeres son quienes más están padeciendo depresión, de acuerdo a un estudio de 617 consultas llevado a cabo entre el 27 de marzo y el 27 de mayo de 2020. En total el 61% fueron mujeres.

La depresión fue el principal motivo de consulta, con el 45%. El trastorno de ansiedad está 10 puntos por debajo, en 35%, mientras que el trastorno psicótico agudo está alrededor del 8%. El estrés postraumático, los trastornos de la personalidad y el trastorno generalizado del desarrollo están en 12%.

La doctora agregó que la edad promedio de los pacientes de la muestra fue de 36 años.

Dice Aponte: “Más que un flagelo, la depresión es una enfermedad mental que se manifiesta clínicamente de manera diferente de un individuo a otro, y de manera diferente en un mismo individuo. La tristeza es diferente de la depresión. Todas las personas pueden experimentar tristeza ante una determinada situación en su vida. La depresión debe presentar una serie de síntomas que la caracterizan en un tiempo determinado, con una intensidad y frecuencia que permiten poder realizar el diagnóstico”.

De acuerdo con la psicóloga Irene Ferreira, cuando agregamos una situación como la pandemia, factores como el encierro, la poca interacción social y el cambio en la estructura normal del día a día de un paciente, se traducen en un aumento de las sintomatologías que los pueden conducir a cuadros de depresión que, “si no son atacados a tiempo, pueden derivar en suicidio o en patologías y trastornos mucho más graves que requieren medicación, atención psiquiátrica y psicológica, así como hospitalización”.

Suicidios por depresión y la situación

ND consultó con los expertos sobre la posibilidad de suicidio en los pacientes ansiosos y/o depresivos. Dos de ellos coincidieron en que el riesgo es bastante real.

En palabras del psicólogo Luis Morello, “si unimos las situaciones previas a la pandemia con los malos servicios, la situación económica y del país en general; son posibilidades de impulsar la depresión y al ocurrir esta, la alternativa de un pensamiento o acto suicida es mucho mayor”.

“Se han reportado casos de personas que se han suicidado. En consulta, algunos pacientes pudieron haber manifestado deseos de morir, de no continuar con el padecimiento que les aqueja, sin tener una ideación de suicidio estructurada. El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) reporta casos de suicidio durante el confinamiento. Los más recientes en el interior del país, siendo el estado Trujillo el que reporta el mayor porcentaje de suicidios consumados”, explicó la doctora Aponte.

¿Y qué hacemos? Tips de los expertos

Ante la creciente situación que nos afecta a todos, los expertos dieron tips para hacerle frente a la angustia que genera el Covid-19. Todos apuntan al autocontrol y a la disminución del consumo de información relativa a la pandemia.

El doctor Morello da ocho consejos:

  1. Hablar con las personas que son importantes para mí sobre lo que estoy sintiendo.
  2. Entender que no soy el único que está pasando por esto y que otros lo han superado. Yo también puedo superarlo.
  3. Aceptar que necesito ayuda, que yo solo no puedo. En una primera instancia, acudir a familiares y amigos; y en un segundo nivel, acudir a psicólogos, a profesionales que me ayuden a entender qué es lo que me está ocurriendo y que puedan darme herramientas para afrontar la situación de manera distinta.
  4. Disminuir los niveles de información. A veces nos saturamos, no sabemos qué es verdad o mentira y eso nos hunde más en nuestros pensamientos negativos. Si me centro en cosas que me agraden, que me distraigan, me voy a conectar con pensamientos positivos, de bienestar. Por lo tanto, evitaré que se instauren en mí esas mediaciones negativas.
  5. Realizar actividades gratificantes que hacía antes. Estas me conectan con ese placer y ese bienestar que tengo en mi historia personal. En el caso del ejercicio, mejora las condiciones físicas y facilita el sueño.
  6. Valorar las relaciones afectivas. Es valorar el afecto que me tienen y que les tengo a mis amigos y familia, para hablar de las cosas positivas y agradables, lo que haremos en un futuro cuando la cuarentena termine, con pensamientos a futuro de bienestar y placer.
  7. Generar una rutina diaria. Hacer un cronograma de actividades que me mantengan activo, hacer cosas nuevas, que en un futuro hasta podrían ser una alternativa laboral.
  8. Reforzar constantemente que esta situación de depresión es reversible y puedo salir de ella si aúno el hablar, hacer actividades y tener la voluntad para superarla.

Para la vicepresidenta de la SVP, Petra Aponte, hay otras tantas recomendaciones parecidas a las de Morello, pero ante todo lo que pide es que se les quite el estigma a las consultas psiquiátricas, pues, señala, “el psiquiatra es un médico más, que atiende y trata las enfermedades de la esfera psicológica, mental y conductual”.

Delia se siente tranquila

Nadie en su familia se ha contagiado a pesar del repunte y es que, por si fuera poco, su padre es comerciante del Mercado Mayorista de Coche, otro epicentro de grandes aglomeraciones.

“La situación durante la cuarentena ha sido un poco rara sobrellevarla. Yo que padezco de ansiedad y ya venía trabajando para manejar esa situación, podríamos decir que ya estaba un poco controlada. [La ansiedad] volvió a raíz de esto que está pasando. Es un cambio muy radical en todo, y uno el ansioso se preocupa mucho más por las cosas. Yo estuve en un punto donde realmente estaba atormentada por toda la información que circulaba por lo del Covid-19. He pensado más de una vez que tengo el virus. Es muy difícil sobrellevar esta situación padeciendo algún trastorno mental, pues lo que está pasando en el mundo nos hace cuestionar mucho más lo que pasará más adelante”, sostuvo Delia en conversación con ND.

Ella tiene esperanza, pero aun así sabe que su ansiedad ya la sienten otros tantos en el país. Es una realidad que, asegura, “cambia la vida de un momento a otro”.

“Yo lo que sé es que debo llevar las cosas con calma y que todo se puede arreglar de la noche a la mañana en un proceso en el cual todos debemos adaptarnos y seguir adelante. La vida te cambia de un momento a otro, nosotros debemos saber afrontar cualquier situación, por eso debemos estar en paz mentalmente, para que nada perturbe nuestra tranquilidad a pesar de lo que pueda pasar alrededor. La salud mental no es juego ni capricho, es real y ahorita todos sin excepción estamos viviendo algún trastorno de ansiedad o depresión”, aseveró.

Delia también desearía tener el poder para retroceder el tiempo, pues la ansiedad es casi perenne en su día a día. No obstante, afirmó que puede aprender mucho de esta situación, “ya que debemos saber que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana y no todo puede salir como tú esperas”.

“Debemos estar preparados, tanto físicamente como mentalmente para esta situación o para cualquier otro escenario. Podemos encontrarnos con nosotros mismos, tomar tiempo para nosotros y reflexionar sobre todo. A veces necesitamos un stop como este en nuestras vidas para poder prestar atención a lo que realmente vale la pena”, reflexionó.

Realidad inocultable

Los trastornos depresivos han aumentado como producto del confinamiento. Son casos, en voz de Ferreira, “bien graves” porque son capaces de producir psicosis, acciones paranoides y cuadros de mucha más ansiedad y angustia.

“La cuarentena ya no son 40 días ni tres meses. Vamos a cuatro meses. Se va prolongando en el tiempo una situación donde la persona va esperando que exista un cambio, y al no haberlo, se producen miedo, incertidumbre, confusión, desesperanza, desmotivación; lo cual agudiza los cuadros”, sostiene.

Así, se hacen imperantes la consulta y la búsqueda de ayuda profesional ante estos trastornos que, mientras dure la cuarentena, seguirán aumentando en una población ya trastocada y golpeada por la crisis galopante.

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