Prensa OVV Mérida

La Organización Mundial de la Salud (OMS), el pasado 10 de septiembre de 2020, informó que el Covid-19 está afectando la salud mental de numerosas personas en todo el mundo. Según esta organización, datos de estudios recientes muestran un aumento de la angustia, la ansiedad y la depresión en individuos, que, sumadas a la violencia, los trastornos por consumo de alcohol, el abuso de sustancias y las sensaciones de pérdida, entre otros, se van a constituir como importantes factores de riesgo que pueden incrementar las probabilidades de que una persona decida quitarse la vida. La institución advirtió que la pandemia por el virus puede exacerbar los factores de riesgo de suicidio, por lo que exhortó a discutir sobre el tema en forma abierta y responsable, permanecer relacionados aún durante el distanciamiento físico y aprender a identificar los signos de advertencia para prevenirlo.

Desde el Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida) continúa la preocupación por la situación que se sigue presentando en el estado Mérida, y en el país en general, en relación a la ocurrencia y frecuencia con que vienen aconteciendo casos de presuntos suicidios e intentos de suicidios en la población. Es así como en esta entidad andina, entre enero y mayo de 2021, en los medios de comunicación se reseñaron un total de 16 hechos de muertes autoinfligidas, 9 casos más en comparación con el mismo lapso equivalente del año pasado, lo que representa un aparente incremento de más de 2 veces. Se observó que la mayoría de las víctimas son del sexo masculino (en 69% de los casos) y en edades comprendidas entre los 30-64 años (50%) y 65 años y más (30%); y que la depresión sale a relucir como principal factor de riesgo que ha estado presente en la mayoría de estas muertes en 64% del total de casos donde se conoció este tipo de información.

Desde el punto de vista de la distribución espacial, la mayoría (50%) de los hechos han tenido lugar en municipios de la zona del Valle del Mocotíes (Antonio Pinto Salinas, Tovar y Rivas Dávila) y de los Pueblos del Sur (Arzobispo Chacón y Guaraque).  El resto de estos sucesos (44%) se ha distribuido en municipios del Área Metropolitana de Mérida (Campo Elías, Libertador y Santos Marquina) y de la zona Panamericana (Alberto Adriani, Julio César Salas y Tulio Febres Cordero), y un caso identificado en Pueblo Llano (zona del Páramo). De todos los probables suicidios identificados a escala nacional por el OVV Mérida, 134 hasta el 31 de mayo, los acontecidos en Mérida representaban el 12%. Esta entidad ocupa el primer lugar en el número de casos registrados hasta ese mes. Le continúan Lara y Zulia, igualados en el segundo puesto con 11,3%, respectivamente, y en tercer lugar Guárico (10,5%). Adicionalmente, en Mérida, se han registrado 5 aparentes intentos de suicidio y, entre los casos más recientes, se cuentan el de un niño de 9 años al cual su mamá le quitó el celular, y al parecer ése fue el motivo que lo impulsó a atentar contra su vida; y otro de una adolescente de 17, la que supuestamente padecía de un trastorno mental (se desconoce el tipo de trastorno).

En concordancia con la OMS, el OVV Mérida es de la opinión que los suicidios son prevenibles y que resulta un tema imperativo de abordar, por lo que es necesario dedicar este escrito a una serie de aspectos importantes que se deben tener en cuenta para la prevención de hechos suicidas.

La depresión en los casos de suicidios: ¿causa o consecuencia?

Desde 2014, en el estado Mérida, se ha detectado una propensión al aparente incremento de casos de presuntos suicidios donde, según los medios, la causa supuesta de estos hechos ha sido la depresión; no obstante, es necesario interpretar esa información con cautela. Dentro de una muestra de 237 casos cuyos móviles presuntos han sido reseñados por los periodistas entre 2014 y el 30 de abril de 2021, ésta pasó de tener un peso relativo de 34,1 en 2014 a 58,8% en 2016. Luego, aun cuando disminuyó un poco, se mantuvo por sobre 56% en 2017 y 2018. En 2020 se ubicó en 54% y, hasta el cierre de los registros del presente escrito (31 de mayo de 2021), alcanzó una importancia relativa de 64%.

En primer lugar, hay que destacar que el suicidio es multifactorial, es decir, que detrás de cada caso se presentan diferentes factores de riesgo (predisponentes, detonantes o precipitantes), que en distintas combinaciones, son los que llevan a un número dado de personas a querer atentar contra su vida, siendo la depresión uno de aquellos.

En el mismo orden de ideas, la depresión, diagnosticada como trastorno mental, aun cuando forma parte de la amplia lista de factores de riesgo reconocidos por la OMS, por sí sola no va a explicar el por qué un individuo decide atentar contra su vida, incluso, ésta se constituye en realidad como una consecuencia de, por ejemplo, el diagnóstico de una enfermedad terminal, la muerte de un ser querido, quiebre de un negocio, condena por ley, pérdida de empleo, pobreza extrema, entre otras situaciones adversas; mas no como la causa tangible que origina el suicidio.

En segundo lugar, no toda persona que padezca depresión necesariamente va a tomar la decisión de suicidarse. Algunos estudios[1] han demostrado que, solo entre un 15 y 20% de las personas que padecen depresión como trastorno, pueden intentar un suicidio, sobre todo cuando son mayores, viven solas y han intentado suicidarse con anterioridad; así como otras investigaciones[2] han determinado que la inmensa mayoría de individuos con problemas clínicos, ni se suicidan ni intentan suicidarse.

En definitiva, que el grueso de las personas (≈90%) que fallecen por suicidio presentaba o podrían presentar algún tipo de trastorno mental, no significa que la mayoría de los individuos con trastorno mental se suiciden, ni que el factor diagnóstico (por ejemplo la depresión) sea el móvil o causa real de la gran parte de los suicidios.

Lo cierto es que si en realidad en Mérida, y en Venezuela, los casos de depresión vienen en ascenso, es necesario prestarle mucha atención a esta tendencia por la insoslayable conexión que esta enfermedad tiene con hechos suicidas. Entonces, por lo dicho hasta ahora en este apartado, no sería correcto decir que la depresión ha sido la causa-origen de muchos suicidios ocurridos hasta el momento en Mérida -eso dado el caso que se investigara y se llegara a determinar que ciertamente las personas padecían de esa patología-, pero quizás se puede inferir que un buen número de estos individuos sí padecía este trastorno hasta el momento de su muerte. Por todo lo anterior, es que es de suma importancia realizar un diagnóstico temprano en los individuos que pudieran estar padeciendo esta enfermedad. La pronta identificación de los afectados y el tratamiento adecuado a las personas con trastornos mentales son una importante estrategia preventiva.

Según la Guía de intervención Mental Health Gap Action Programme[3] (mhGAP por sus siglas en inglés) las personas que sufren depresión experimentan una variedad de síntomas, como un estado de ánimo deprimido persistente o pérdida de interés y placer durante al menos dos semanas.

También señala que las personas con depresión tienen considerables dificultades en su funcionamiento cotidiano en el ámbito personal, familiar, social, educativo, ocupacional o de otro tipo, así como muchas personas con depresión también padecen síntomas de ansiedad y síntomas corporales sin explicación médica discernible.

De acuerdo con la mencionada Guía, dentro de las manifestaciones más comunes en los individuos que padecen esta enfermedad se tienen: múltiples síntomas físicos persistentes sin causa clara; escasa energía, fatiga, alteraciones del sueño; tristeza o estado de ánimo deprimido persistentes, ansiedad; y pérdida de interés o placer en actividades que son normalmente placenteras.

Si se detecta que un familiar, amigo, vecino o conocido muestra alguna o algunas de esas manifestaciones, hay que prestarle atención y buscar ayudarlo.

Factores de riesgo en tiempos de pandemia

Son múltiples los factores de riesgo que entran en juego cuando se habla sobre el tema de los suicidios; no obstante, desde el OVV Mérida se considera necesario transmitir a la colectividad aquellos que cobran más fuerza y que se encuentran entre los principales factores asociados a estos tiempos de pandemia por Covid-19 (Cuadro 1).

Cuadro 1. Principales factores de riesgo en tiempos de Covid-19
Factores de riesgo
(a) Pensamientos y/o sentimientos negativos sobre el futuro
(b) Menor acceso a pasatiempos y actividades placenteras
(c) Desesperanza por pérdida de la fuente laboral, disminución de los ingresos y/o ahorros, inestabilidad económica
(d) Duelo por fallecimiento de un ser querido
(e) Problemas para la prosecución de estudios a cualquier nivel educativo
(f)  Falta de apoyo social
(g) Temor a contagiarse de Covid-19 o, peor aún, de fallecer por esta enfermedad
(h) Interrupción en el tratamiento por trastorno de salud mental o de cualquier otro tipo de patología (por escasez, elevados costos, o por no poder ser enviados los medicamentos desde el extranjero)
(i)  Incremento de la violencia intrafamiliar y, dentro de ésta, sobre todo contra las mujeres, niños, niñas y adolescentes
(j)  Aumento del consumo de alcohol
(k) Incremento de casos de depresión

Por otro lado, es bueno señalar que entre las personas a las que hay que prestarle más apoyo y atención en estos tiempos se encuentran las que estén atravesando por problemas económicos, los jóvenes y adolescentes (que están siendo impactados de diferentes maneras por el aislamiento), a personas con condiciones preexistentes y a los que sufren de discriminación, sobre todo mujeres, niños, niñas y adolescentes, que están en riesgo de sufrir violencia y que se han visto más vulnerados en estos tiempos de aislamiento social (Cuadro 2)[4].

Cuadro 2. ¿A quiénes prestar especial apoyo?
Personas con dificultades económicas
*La pérdida del trabajo y la recesión económica son factores de riesgo ante el suicidio
*Las personas podrían volverse más retraídas y vivenciar angustia
*Pueden sentir que no tienen con quién hablar del tema y no solicitar ayuda
*Especial atención en hombres de mediana edad y jefes de hogar, quienes pueden sentir alta impotencia de no poder llevar el sustento a la familia
Jóvenes y adolescentes
*Reducción de las estrategias de bienestar, como contacto con amigos, deporte, colegio, centros de apoyo a la salud mental, entre otros
*Aumento de la frustración consigo mismos y sus cercanos
*Se debe tener especial cuidado con aquellos que deserten o congelen sus estudios, y se aíslen en exceso o tengan antecedentes de autolesiones
Personas con condiciones mentales preexistentes
*Los problemas de salud mental pueden ser factor de riesgo ante el suicidio
*La falta de espacios colectivos y de recreación han hecho que personas recurran al consumo de alcohol, drogas y autolesiones como forma de enfrentar sus dolencias
*En el contexto actual los pensamientos suicidas y autolesiones se han incrementado en personas con condiciones mentales preexistentes
*Es necesario que las personas mantengan su tratamiento farmacológico habitual, cuidando dosis y horarios. También deben continuar con la psicoterapia, bien por sea por teléfono o de forma virtual

La educación es fundamental en la prevención de hechos suicidas

Es necesario conversar y educar sobre el tema de los suicidios. Este aspecto se refiere a educar en relación a los diferentes factores de riesgo (enumerados con anterioridad) y de protección (Cuadro 3)[5], y dentro de estos últimos sobre el rol de la familia como uno de los factores de protección más importantes; así como en lo concerniente a los indicios, señales o comportamientos de las personas ante posibles hechos suicidas (Cuadro 4); recomendaciones que se pueden poner en práctica al estar con una persona con depresión, tristeza, o que manifieste ideación suicida o que demuestre comportamientos relacionados con suicidio (Cuadro 5)[6]; y sobre los mitos que giran en torno a estas muertes (Cuadro 6)[7]. Conocer todos estos aspectos podría marcar la diferencia en la ocurrencia (o no) de un hecho suicida en un momento dado.

Cuadro 3. Factores de protección
Factores de protección
(a) Autoestima adecuado
(b) Adecuado control de los impulsos
(c) Estabilidad emocional y recursos psicológicos de afrontamiento apropiados, especialmente en el ámbito de la resolución de conflictos o de las habilidades sociales
(d) Mantener valores en los individuos de tipo religioso, espiritual o altruista. Éstos pueden neutralizar hasta cierto punto los pensamientos derrotistas o la ideación suicida
(e) Buenas relaciones sociales (sobre todo con familiares y amigos) y tener buena integración cultural. Relaciones de pareja estables
(f) Contar con apoyo familiar y tener hijos pequeños (sobre todo, en el caso de las mujeres) potencian la capacidad de resistencia ante el suicidio
(g) Colocarse en tratamiento médico o psicológico (y seguir adecuadamente las prescripciones terapéuticas) cuando una persona está afectada por un trastorno mental grave o por un dolor crónico
(h) Pronta identificación del padecimiento de trastornos mentales en los individuos
(i) En el caso particular de los adolescentes: poseer habilidades sociales que le permitan integrarse a los grupos propios de la adolescencia en la escuela y la comunidad de forma positiva; poseer confianza en sí mismo, para lo cual los adolescentes deben ser educados destacando sus éxitos, sacando experiencias positivas de los fracasos, sin humillarlo ni crearle sentimientos de inseguridad. Otros factores son tener capacidad de autocontrol sobre su propio “destino”, y tener una buena adaptabilidad, responsabilidad, persistencia, perseverancia, razonable calidad de ánimo y de los niveles de actividad
Cuadro 4. Señales y comportamientos de alerta
Señales y comportamientos
(a) Deseos y búsqueda de formas para herirse, matarse o amenazar con hacerlo
(b) Sentimientos de agresividad, desgano, cansancio
(c) Desesperanza o no tener razones para vivir (hastío de la vida)
(d) Sentimiento de ser una carga para otros o el responsable de todo lo malo que sucede
(e) Mayor consumo de alcohol, tabaco o drogas
(f) Alteraciones significativas en el sueño y en la alimentación (dormir o comer demasiado o muy poco)
(g) Aislamiento y/o alejamiento de familiares, amigos, conocidos y vecinos
(h) Regalar posesiones preciadas, despedirse de los seres queridos o conversar como si ya no va a estar más presente
(i) Sentirse atrapado(a), bloqueado(a) o sufrir un dolor que no puede soportar
(j) Hacer un testamento o carta de despedida
(k) Hacer cosas muy arriesgadas (que comúnmente no hace la persona) como conducir con una rapidez extrema
(l) Mostrar cambios de humor extremos
(m) Expresar pensamientos, amenazas de suicidio, o llevar a cabo un intento de suicidio
Cuadro 5. Decálogo de recomendaciones a seguir en presencia de una persona con depresión, tristeza, que manifieste ideación suicida o comportamientos relacionados con suicidio
Recomendaciones
(1) Escuche a la persona con detenimiento
(2) Sea cálido y empático
(3) Tómese en serio cualquier manifestación de conducta suicida
(4) Hable de forma directa y clara con la persona en riesgo de suicidio
(5) Conserve la calma, transmita tranquilidad, preocupación y comprensión por la situación del afectado
(6) Gane todo el tiempo posible
(7) Permítale hablar y desahogarse
(8) Retire todo lo que pueda servir como instrumento para autolesionarse
(9) Controle el acceso a la medicación
(10) Busque ayuda profesional para la persona en riesgo
Cuadro 6. Mitos del suicidio
MITOREALIDAD
Quienes hablan de suicidio no tienen intención de cometerloQuienes hablan de suicidio pueden estar pidiendo así ayuda o apoyo. Un número significativo de personas que contemplan el suicidio presentan ansiedad, depresión y desesperanza, y pueden considerar que carecen de otra opción.
La mayoría de los suicidios suceden repentinamente, sin advertencia previaLa mayoría de los suicidios han ido precedidos de signos de advertencia verbal o conductual. Desde luego, algunos suicidios se cometen sin advertencia previa. Pero es importante conocer los signos de advertencia y tenerlos presente.
El suicida está decidido a morir  Por el contrario, los suicidas suelen ser ambivalentes acerca de la vida o la muerte. Alguien puede actuar impulsivamente al beber plaguicidas, por ejemplo, y morir unos pocos días después, aunque hubiera preferido seguir viviendo. El acceso al apoyo emocional en el momento propicio puede prevenir el suicidio.
Quien haya sido suicida alguna vez, nunca dejará de serlo  El mayor riesgo de suicidio suele ser de corto plazo y específico según la situación. Aunque los pensamientos suicidas pueden regresar, no son permanentes, y quien haya tenido pensamientos e intentos suicidas puede llevar después una larga vida.
Solo las personas con trastornos mentales son suicidas  El comportamiento suicida indica una infelicidad profunda, pero no necesariamente un trastorno mental. Muchas personas que viven con trastornos mentales no son afectadas por el comportamiento suicida, y no todas las personas que se quitan la vida tienen un trastorno mental.
Hablar del suicidio es una mala idea y puede interpretarse como estímulo  Dado el estigma generalizado alrededor del suicidio, la mayoría de las personas que contemplan el suicidio no saben con quién hablar. En lugar de fomentar el comportamiento suicida, hablar abiertamente puede dar a una persona otras opciones o tiempo para reflexionar sobre su decisión, previniendo así el suicidio.

En el mismo orden de ideas, en una entrevista realizada a Mariana Sánchez, médico psiquiatra del Programa Regional de Salud Mental y Adicciones de Corposalud Mérida, expuso que en materia de prevención es importante resaltar que los suicidios son prevenibles empleando ciertas medidas orientadas hacia grupos de población en riesgo. “Al tener reconocidas a las personas que ya han intentado suicidarse en el pasado, las que padezcan  alguna patología mental de base, las que tengan algún tipo de discapacidad, que sufran dolores crónicos o que tengan dificultades sociales, que sean desplazadas, discriminadas, entre otras; estamos identificando potenciales individuos vulnerables frente al suicidio. Además, quienes han perdido sus trabajos o su independencia por cuestiones médicas, que estén atravesado por alguna dificultad en la adquisición de medicamentos o en el acceso a los servicios de salud, también se constituyen individuos en riesgo. Todas estas situaciones pueden ser predisponentes y actuar como factores de riesgo”, explicó.

Desde su visión especializada, la doctora Sánchez señaló algunas de las medidas que pueden ser tomadas en cuenta para la prevención de los suicidios. Una de ellas es restringir el acceso a los medios que usan las personas para suicidarse, como por ejemplo, las armas de fuego y  algunos medicamentos. “Todas estas restricciones son importantes, sobre todo en personas que ya lo han intentado en el pasado”. 

Otra recomendación es la adecuada información que se debe dar a través de los medios de comunicación, pues una de las recomendaciones en estos tiempos de pandemia está relacionada con limitar el tiempo de exposición en las redes sociales. “Ver cómo está la situación con mucha frecuencia, puede generar estrés, desesperanza y no contribuye a la salud mental de la población”.

En el caso de los niños, recomienda considerar la recreación, en la medida de lo posible, o actividades que los mantengan activos con sus actividades escolares y a involucrarlos en las tareas del hogar.

No descuidar los hábitos de buena alimentación y los patrones de sueño es otra de las recomendaciones de la doctora Sánchez, pues éste es un aspecto que influye en la salud mental de las personas.

Las limitaciones también están recomendadas para el consumo de alcohol o drogas que perjudican la salud mental. “Muchas personas se están refugiando en el alcohol, en las drogas,  y entonces esto lleva a que ocurran más episodios de ansiedad, depresión y otras complicaciones”.

“Otra estrategia sería la de identificación temprana y el tratamiento de las personas con problemas de salud mental. No solamente las que están diagnosticadas, sino identificar los casos probables, y esto lo puede realizar una persona no especializada, por ejemplo, un familiar, vecino o entre compañeros de trabajo. Todo esto puede contribuir a identificar a las personas que están vulnerables, aquellas en las que su ánimo haya cambiado o que estén muy reactivas, que no le ven sentido a la vida o que han comentado en algún momento que no vale la pena continuar viviendo; entonces este seguimiento puede ayudar a la prevención y a que estos casos lleguen a oportuna consulta en atención primaria o en atención especializada”, explicó la especialista.

Manifestó Sánchez que es muy importante el apoyo familiar, pues esa red de ayuda que tenga la persona, sea a distancia o en persona, es necesaria tenerla. “Se necesita incentivar a tener un plan de vida que, a pesar de las dificultades, pueda mantenerse y se pueda avanzar poco a poco, que se vea motivación en las actividades diarias. Todo esto contribuye a generar una protección en el individuo y a disminuir el número de casos”.

En el mismo orden de ideas, considera que el suicidio es un problema que es complejo, donde hay que involucrar a todos los sectores de la sociedad. “No sólo al sector de salud sino al de la educación, el laboral, el de justicia, los medios de comunicación, ya que todos contribuyen a que la situación sea controlada. Las actividades deben ser socializadas desde la comunidad, los hogares, los medios. Es importante que, con base en la investigación que se publica y a los casos que se conocen, se genere también esa alarma que nos sirva para la actuación en la prevención y en la consecución de políticas que nos ayuden a resguardar la salud mental de la población, ya que pueden llegarse a controlar enfermedades nuevas (como el Covid-19); sin embargo, la patología mental puede perdurar en el tiempo y esto genera un gran impacto en la morbilidad y mortalidad en el mundo”, comentó.

A modo de cierre

Para la psiquiatra Mariana Sánchez, como consecuencia de la pandemia por Covid-19, en Venezuela desde principios de marzo de 2020 comenzaron a aparecen una serie de manifestaciones emocionales en la población que se podían identificar a simple vista, como  la ansiedad, la tristeza, la preocupación excesiva, los intentos de suicidio y el aumento de la violencia. En este sentido, señaló que diferentes organizaciones como la Federación Venezolana de Psicología (FVP), la Sociedad Venezolana de Psiquiatría (SVP), mediante las redes sociales, pusieron a disposición líneas telefónicas para las personas que necesitaran ayuda. Igualmente lo hicieron Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s) e instituciones religiosas, con la finalidad de apoyar la situación. “Sin embargo, no existe un protocolo único en Venezuela sobre cómo actuar en una situación como la que se está viviendo, lo que aunado al contexto económico que ha ido deteriorando la calidad de vida de los venezolanos, ha contribuido a que exista un detrimento en la salud mental de la población”.

Agregó la psiquiatra que hace falta hacer más prevención. “La OMS señala que la inversión en salud mental en el mundo desde el 2018, incluso antes, es mínima. Además, la mayoría de esos recursos van a los hospitales psiquiátricos. Esto quiere decir que no se está invirtiendo en prevención, que es la principal estrategia”. Luego, reforzó diciendo que esa tendencia debe ser modificada, pero que esa modificación perdure en el tiempo y que tenga leyes que respalden a las personas con alguna condición en su salud mental. “En nuestro país se anunció un plan nacional de derechos humanos 2016-2019, donde se contemplaba, entre sus acciones programáticas, avanzar en la promulgación de leyes en materia de Salud Mental. Estamos en 2021 y continuamos con desconocimiento de esta ley”, comentó.

Finalmente, desde el OVV Mérida se está en conocimiento que la pandemia no solo ha generado impactos sociales y económicos sobre la población, sino también impactos psicológicos, los que deben ser manejados y canalizados por las personas para tratar de mantener una buena salud mental. De allí que es propicio exhortar a las personas a guardar la calma, atraer pensamientos positivos y alejar los negativos, ser proactivo y, en la medida de lo posible, tratar de ocuparse en diferentes actividades diarias (las de preferencia) y evitar las preocupaciones intensas, lo que no significa que los individuos no estén conscientes de la realidad que se vive.

De ser necesario, los afectados, con el apoyo de las familias como principal factor de protección, deben buscar ayuda profesional por medio de psiquiatras y/o psicólogos para poder tratar eventuales cuadros de depresión o ansiedad, o si presenta un trastorno mental crónico. Si se siente angustiado, ansioso, triste, estresado o considera que la cuarentena está afectando su vida, busque un servicio de apoyo psicológico. Entre las organizaciones que actualmente ofrecen asesoría psicológica se encuentran: Psicólogos Sin Fronteras (0424-292.56.04), Sociedad Venezolana de Psiquiatría (0426-519.66.18) y Federación de Psicólogos de Venezuela (0412-416.31.16/0212-416.31.18). En cuanto a atención a niños, niñas y adolescentes: Fundación Luz y Vida (0424-218.44.38/0424-218.10.38), CECODAP (0424-284.23.59/0412-952.62.69).


Notas:

[1] Echeburúa, E. 2015. “Las múltiples caras del suicidio en la clínica psicológica”. Terapia Psicológica 33 (2):117-126, disponible en: https://bit.ly/3qu20ln

[2] García-Haro y otros. 2020. “Suicidio y trastorno mental: una crítica necesaria”. Psychologist Papers, 2020 Vol. 41(1), pp.35-42, disponible en: http://www.papelesdelpsicologo.es/pdf/2919.pdf

[3] OMS (Organización Mundial de la Salud). 2016. Guía de intervención mhGAP para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias en el nivel de atención de salud no especializada. Washington DC: OPS, disponible en: https://bit.ly/3of1E1m

[4] Guía de Prevención del Suicidio en tiempos de Covid-19, Ministerio de Salud, Chile. Disponible en: https://bit.ly/3oklCbi

[5] Informe Prevención del suicidio: un imperativo global, Organización Mundial de la Salud (OMS), disponible en: https://bit.ly/3aYj5xb; Echeburúa, E. 2015. “Las múltiples caras del suicidio en la clínica psicológica”. Terapia Psicológica 33 (2):117-126, disponible en: https://bit.ly/3qu20ln; Comunicación, infancia y adolescencia: Guías para periodistas, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), disponible en: https://bit.ly/3w5A6hA

[6] Twitter de la Federación de Psicólogos de Venezuela (FPV).

[7] Informe Prevención del suicidio: un imperativo global, Organización Mundial de la Salud (OMS), disponible en: https://bit.ly/3aYj5xb