Prensa OVV
Para la especialista, es importante que los medios tomen en cuenta el tema, ya que se garantiza un registro cierto y no un subregistro de los casos. “Se nos debe ayudar a dar información general sobre distintos tópicos en torno al suicidio, sobre la salud mental y sobre cuáles son sus indicadores”, señaló Acosta.
Yorelis Acosta es psicólogo clínico y social. Actualmente se desempeña como investigadora del área sociopolítica del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Asimismo, es coordinadora del Servicio de Psicología de la Alcaldía de Baruta.
Como académica y profesional en el campo de la salud mental, Acosta es partidaria de discutir abiertamente el suicidio para desestigmatizar y prevenir dicha práctica. Tras un diálogo con la experta, en el marco del Mes de la Prevención del Suicidio, señaló la necesidad de poner en la agenda informativa el tema. Anualmente, el 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Esta es una iniciativa de la IASP (International Association for Suicide Prevention) y avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que tiene como propósito, centrar la atención en la toma de conciencia, reducción y prevención del suicidio. Para este año, el lema será “Cambiar la narrativa sobre el suicidio”, pues se parte de la idea que hay que derribar barreras, como el estigma, crear conciencia y una cultura de comprensión y apoyo para prevenir el suicidio.
De acuerdo a los estudios que ha realizado el profesor Gustavo Páez, coordinador del OVV Mérida, el estado andino ha tenido la tasa más alta de suicidios en el país desde la década del 70. ¿A qué factores puede atribuirse ese hecho? Considerando, por ejemplo, que las condiciones sociopolíticas eran muy distintas en aquel entonces.
La autoridad sobre el suicidio en el estado Mérida es precisamente Gustavo Páez, un extraordinario investigador del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) y de la Universidad de Los Andes (ULA). En esa época que se señala, él ubica el mayor peso o la responsabilidad de los suicidios en los flujos migratorios que se encontraron hacia el estado. Un flujo migratorio nacional, que es atraído por las oportunidades de estudio que ofrecía la universidad y la ciudad de Mérida. Siendo así, que hubo desplazamientos desde otras ciudades o inclusive de zonas rurales hacia la ciudad de Mérida, comienza a dibujarse una geografía con predominio de jóvenes estudiantes. Siempre que pensamos en Mérida, pensamos que es la ciudad universitaria. Esto implica que estos jóvenes, atraídos por una ciudad dinámica y estudiantil, deben tener las competencias para salir de su núcleo familiar y comenzar una vida distinta. Los suicidios entonces comienzan a aparecer como tendencia entre esa población. En otros estudios también se ha mencionado como algunos antecedentes de tipo clínico pueden estar allí presentes, así como la aparición de depresión por separación de sus grupos familiares, el consumo de alcohol o drogas.
La ausencia de un factor de protección, como lo es la familia, puede incidir en los jóvenes para tomar la decisión de suicidarse. Sin embargo, en estos registros estaríamos diciendo que el factor principal en los años 70 son los flujos migratorios internos. Hay que remarcar la necesidad de precisar en los datos específicos que nos lleven a asegurar eso. Cuando nosotros revisamos las incidencias y el perfil de quienes cometen las autolesiones, vemos que faltan datos. En intercambios que he tenido con Gustavo Páez hemos ido afinando nuestras percepciones. Es muy importante señalar la edad del suicida, su género, etc., para determinar cómo se correlaciona con la tendencia mundial y cuáles son los factores antecedentes que nos permitirían hacer el trabajo de prevención.
¿Qué es lo que se recomienda desde la psicología para prevenir el suicidio y la violencia autoinfligida?
Acá podemos complementar la primera respuesta retomando el dato de que Mérida es un estado que ha mantenido una alta tasa de suicidios. Eso es muy interesante desde el punto de vista del análisis. ¿Por qué a pesar de los cambios, y en otro contexto, se mantiene así? ¿Por qué afecta al sector estudiantil? La constante son los jóvenes, que están afectados por la separación familiar, la exigencia académica (la universidad exige competencias que los muchachos rurales no siempre tienen), el fracaso escolar, antecedentes de depresión y ansiedad.
Los servicios de psicología y psiquiatría en el país siempre han sido insuficientes para la demanda. Por tanto, cuando tenemos poblaciones vulnerables, no contamos con una respuesta adecuada desde el punto de la salud física y emocional para brindarles. La tendencia del mundo es que de 4 personas que sufren algún problema psicológico solamente 1 recibe asistencia. Entonces las otras 3, ¿qué recursos tienen para lidiar con sus problemas de salud mental?
Para prevenir hay que actuar en distintos niveles. A nivel macro hay que reconocer que existe un problema de salud pública, que implica suicidios y autolesiones, así como intentos de suicido. Porque hablamos de quienes logran hacerlo, pero hay otro porcentaje de personas que intentan quitarse la vida y no lo consiguen. Yo trabajaría como investigador con ese grupo, para comprender la psicología del suicida, sus patologías previas o sus antecedentes. Buscar entender el sufrimiento de una persona que la lleva a tomar esa decisión, para saber cómo la podemos acompañar, cuáles son las señales de alarma, o los indicadores a los que la familia debe estar atenta. Allí hay otra segunda indicación: a nivel familiar. Es importante que se conozcan las señales de alerta, es decir, cambios de comportamiento, sufrimiento psicológico, presencia de antecedentes de problemas de salud psicológica, si hay ensimismamiento… Ser capaces de identificar incluso dentro del discurso de las personas si se están sintiendo mal, si están pidiendo ayuda, si han hecho gestos suicidas, si tienten ideas o pensamientos recurrentes. Debe estudiarse a las personas que han cometido intentos suicidas para poder perfilarlas, y afinar más los indicadores de riesgo y alarma que nos lleven a psicoeducar a la población, para que esta puede tener un ojo más experto en relación a su núcleo familiar.
Institucionalmente hay que tomarse en serio el tema de la prevención en salud mental, abrir espacios de ayuda, mejorar los servicios de salud psicológica. También trabajar socialmente a nivel del estigma, porque todavía en estos momentos de demanda y necesidad psicológica hay personas que se eximen de pedir ayuda (aun sabiendo que tienen un problema) por el tema del estigma. Hablar de salud mental es importante, así como ofrecer espacios de ayuda e identificar grupos vulnerables, dar información distintos medios y hacer un llamado a los generadores de políticas públicas a asumir esta realidad.
Hablemos sobre la necesidad desestigmatizar. A veces se asocian los problemas de salud mental a algún tipo de debilidad, quizá por machismo o por desconocimiento. De igual forma, se cree que ir un especialista es “cosa de locos”.
Reconocer que tengo problema conlleva estigma, pues hemos asociado cosas negativas al concepto de salud mental. En algunos casos prefiero referirme a la salud mental como salud psicológica, o inclusive como fortaleza emocional. Hay que buscar otro término que empecemos a inflar.
Tener un problema de salud mental no es debilidad. Al contrario, los venezolanos hemos tenido muchos factores que lesionan y afectan nuestro bienestar. Y lo opuesto a bienestar es malestar.
¿Cómo podemos evitar el efecto Werther o la influencia de la información sobre el acto suicida? ¿Cómo debe cubrirse un tema tan sensible como el suicidio desde los medios de comunicación?
El efecto Werther toma su nombre de una novela, Las penas del joven Werther,en la que el protagonista sufre por amor. Muchas veces las certezas o las hipótesis cotidianas, no científicas, pueden apoyarse en supuestos ficticios. Hay conceptos de la psicología que se han ido a lo cotidiano y al sentido común, lo que ha llevado a tener definiciones erróneas de los conceptos en sí mismos. La inspiración del efecto Werther viene de una obra literaria, que además es de otra época. Ahora tenemos más información, más elementos psicoeducativos y más respuestas desde la salud mental.
El efecto Werther o copycat tiene que ver con posibles efectos de contagio. Pienso que hoy día debería revisarse esa propuesta, que tiene ya mucho tiempo y que es muy cuestionable. Como es sabido, dicho efecto fue designado por el sociólogo David Phillips en 1974. Es un fenómeno de imitación ante la observación o notificación del suicidio de una persona, que puede convertirse en epidémico o puede inducir a suicidios masivos. Como psicólogo social, no estoy de acuerdo con esto.
Sí se han dado algunas situaciones en la historia de que personas famosas (porque no se trata de desconocidos) se suicidan y generan otras acciones de esa naturaleza. Los ejemplos son Marilyn Monroe o Kurt Cobain, celebridades que tienen seguidores. Ante dichos seguidores el suicido puede tener un impacto, con efectos masivos. Una muerte que sea de tipo imitativo, por supuesto, es importante de atender. También se ha identificado a poblaciones específicas que son capaces de producir eso; pero no significa que cualquier persona, sana mentalmente, seguidora de Marilyn Monroe, va a cometer suicidio porque ella lo cometió. Se ha definido que es alguien con discapacidad, con algún problema emocional particular.
Creo que se debe hablar del suicidio, porque periodísticamente es un tema que se debe tratar. Incluso es importante para que nosotros, los investigadores, tengamos un registro cierto y no un subregistro de los casos. Se nos debe ayudar a dar información general sobre distintos tópicos en torno al suicidio, sobre la salud mental y sobre cuáles son los indicadores de su pérdida. No asumir una propuesta teórica extemporánea, que se niega a abordar la cuestión en forma adecuada. Hay pautas para cubrir el suicidio periodísticamente.
Hay que recordar que no se trata solo de la atención de la salud mental cuando la gente se siente mal, sino que los profesionales del campo estamos obligados a promoverla. Ello lleva a disminuir los casos de suicidios y a que los familiares sobrelleven sus pérdidas.
Aparte del que desarrolla la UCAB, ¿qué otros programas de prevención del suicidio existen el país?
Si revisas bien el programa de la Universidad Católica Andrés bello (UCAB), está en sus fases iniciales. Fueron a hacer una primera exploración a Mérida, donde también he estado. Yo dirijo el servicio de psicología de Baruta. Lo creé, lo diseñé, y he formulado sus políticas y objetivos para trabajar con la prevención. ¿Por qué? Porque tengo la data cierta del municipio. Porque tengo el perfil y sé quién es el más vulnerable.
En octubre celebraremos dos años del servicio y haremos una jornada dedicada a la prevención del suicidio. Allí vamos a lanzar nuestra línea de emergencia, que es una forma de prevenir. Es importante que la gente sepa, si se siente mal, a dónde se va a dirigir. Ese día también vamos a tener un encuentro para lanzar las políticas públicas en salud mental para prevención de suicidio y el manejo de trastornos menores desde la municipalidad.
Por otra parte, es el Estado quien debe ser garante de los datos para poder tomar las medidas necesarias para proteger a la gente y garantizar el derecho a la salud y la educación, que son derechos universales. Hoy no existen datos oficiales o están muy atrasados. Que haya algunas oenegés ocupadas de eso es una respuesta de la sociedad y la academia en solventar el tema del registro. Se puede incluir allí a la encuesta Encovi, que nace de la unión de la UCAB, la UCV y la USB. Cuenta con los mejores investigadores, preocupados en definir cómo están viviendo los venezolanos, para producir un diagnóstico y poder generar soluciones.
Recursos para el uso de la prevención del suicidio
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) tiene en su página una serie de productos comunicacionales dirigidos a organizaciones y personal del sector de la salud, los servicios sociales y la educación para impulsar cambios de comportamiento en la prevención del suicidio. Acá algunos: