Prensa OVV Guárico
La reciente escasez de diésel se sumó a la lista de fallas de insumos determinantes del retroceso exhibido por la actividad agropecuaria en la entidad, en particular la disminución de la superficie cultivada de cereales, que ejerce un encadenamiento de impactos negativos, cuya magnitud se puede inferir al considerar que el estado Guárico aporta alrededor del 35% de la producción nacional de maíz y arroz.
Consultado sobre las perspectivas del sector agrícola, Rafael Meza, directivo de la Asociación de Productores Agropecuarios del estado Guárico (Aprolegua), manifestó preocupación por la progresiva desarticulación de la principal actividad económica de la entidad, consecuencia de las recurrentes fallas en la disponibilidad de insumos, en particular la reciente falta de combustible. El dirigente gremialista señaló que, aunque el suministro de diésel ha exhibido algunas mejoras desde principios de junio, el efecto de la marcada escasez previa afectó significativamente la superficie cultivada de cereales en la entidad llanera.
Meza recordó que la siembra de maíz, uno de los principales rubros de la entidad, cayó de 250.000 hectáreas (ha), en sus mejores años, hasta unas 50.000 ha en 2020, la misma cantidad que se estimaba para este 2021. Sin embargo, a la fecha se calcula que la superficie cultivada de maíz ronda las 30.000 ha, 40% de la estimada. Por su parte, la superficie plantada de arroz, el otro cereal de importancia en el estado, también registra una disminución de 40%, al pasar el área sembrada en el ciclo de invierno 2020 de unas 20.000 ha, a cerca de 12.000 ha en 2021.
La afectación de la actividad agropecuaria, eje impulsor de la economía guariqueña, además de ejercer un impacto negativo en términos de producción, ocasiona importantes pérdidas de puestos de trabajo que, en el caso particular de maíz y arroz, se estima en unos 2.500 y 2.300 empleos estacionales directos, respectivamente, y alrededor de 4.000 empleos indirectos. Estas pérdidas de puestos de trabajo pueden aumentar los riesgos de que parte de los trabajadores del campo incursionen en actividades ilícitas, como alternativa para la obtención de ingresos.
Aunque resulta difícil establecer relaciones causales, llama la atención en el Observatorio Venezolano de Violencia en Guárico (OVV Guárico) el incremento en el número de delitos reseñados por los medios de comunicación regionales durante el primer semestre de 2020, al compararlos con el mismo periodo de 2021. En este sentido, se observa un repunte del 100% en los robos -que pasaron de 6 a 12 eventos-, en tanto que los homicidios intencionales, cuya motivación giró en torno al provecho ilícito, registraron un incremento de 80%, al pasar de 5 a 9 sucesos.
El hallazgo en el municipio Monagas de los cadáveres de 2 individuos asesinados, en dos sucesos independientes –en abril y mayo-, presuntamente por estar incursos en hurto de ganado, constituye otra señal inquietante. En ambos casos, sobre los cuerpos sin vida se pudo observar un cartel que rezaba: “Por cuatrero” (ladrón de ganado). Posiblemente, esto apuntaría a la instauración de una peligrosa y anárquica práctica de tomar la justicia por mano propia, al parecer, como respuesta al abigeato que constituye uno de los delitos de mayor ocurrencia en el medio rural y que, de acuerdo al análisis de la cobertura mediática regional, alcanzó 15 eventos los primeros 6 meses del año.
Es importante destacar el alarmante incremento de suicidios que, con respecto al primer semestre de 2020, vio duplicado su número en hombres, al pasar de 6 a 12 individuos, y se triplicó en mujeres, al pasar de 1 a 3 víctimas. Los especialistas consultados coinciden en señalar que la imposibilidad de poder seguir asumiendo el papel de sostén de hogar podría ser uno de los detonantes que indujo a las víctimas a tomar esta lamentable decisión.
Dada la magnitud de los daños causados por la recesión agrícola, el OVV Guárico está convencido de que urge estimular las formas de coordinación vertical de la agricultura que permitieron pivotear los principales sistemas productivos de la región y detener de esa forma la desarticulación de los circuitos agroalimentarios que aún permanecen activos. Solo así se comenzaría a mitigar el desempleo generalizado, el desabastecimiento y toda la violencia estructural asociada.