El Observatorio Venezolano de Violencia en Monagas (OVV Monagas) ha venido haciendo un seguimiento a la complicada situación carcelaria de la región. En los últimos 4 meses, estos recintos han sido escenario de violentos enfrentamientos entre reclusos con un saldo fatal, hasta el momento, de 9 muertes reportadas y 6 aún por determinar, según los resultados del monitoreo de prensa realizado por el OVV Monagas.
La problemática penitenciaria de Monagas se asemeja a las características nacionales. A través de informes realizados por observatorios dedicados a este fenómeno dentro de las cárceles venezolanas, como el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), se pudo conocer a través de su informe anual 2020, presentado ante la Corte Internacional de Derechos Humanos (CorteIDH), las deficiencias del sistema penitenciario venezolano. “La actual infraestructura data de más de 20 años, en notable deterioro por falta de mantenimiento tanto correctivo como preventivo, y la gran mayoría no cuenta con agua potable; ésta es surtida mediante camiones cisternas, una vez a la semana los más favorecidos”, indicó Carolina Girón, directora del OVP. En calabozos policiales la situación se agrava, “no hay acceso a la alimentación, agua potable, instalaciones sanitarias, ni a servicios médicos, donde el hacinamiento supera el 400% por capacidad instalada”, señala el informe del OVP.
Efectivamente, también en Monagas estos calabozos policiales son reproductores de violencia. El 7 de febrero estalló una granada en el calabozo C conocido como “el Rastrillo” de la policía del estado (POLIMONAGAS), dejando como resultado 16 detenidos heridos y un fallecido. Al parecer, uno de los detenidos estaba durmiendo en un chinchorro cuando una granada fue accionada y cayó justo debajo de él, causándole la muerte a un recluso. Más recientemente, el 16 de marzo, familiares de varios detenidos en los calabozos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) en el municipio Maturín pidieron un “poco más de humanidad hacia los procesados”; al mismo tiempo denunciaron presuntos maltratos dentro de las celdas.
El Centro Penitenciario de Oriente (CPO), mejor conocido como cárcel de la Pica (por su ubicación en la parroquia del mismo nombre), municipio Maturín, ha sido escenario de asesinatos, producto de la dinámica interna que prevalece entre la población de reclusos. A principios de mayo fallecieron 2 privados de libertad, quienes presuntamente padecían de tuberculosis, enfermedad que les causó la muerte. Sin embargo, se presume que se trató de muertes por estrangulamiento (asfixia mecánica).
Por otra parte, aún está por determinarse la cantidad real de fallecidos en mayo de 2021. La Organización No Gubernamental Una Ventana a la Libertad (UVL) emitió un informe en el cual se visibiliza una serie de hechos de violencia en el CPO de Maturín, por un supuesto cambio de gobierno que dejó 8 reos fallecidos. Según UVL, las confrontaciones entre reclusos comenzaron cuando un grupo intentó establecer un nuevo liderazgo, pero fue sorprendido por sus rivales.
Esta descripción del clima carcelario en el estado Monagas pone en evidencia el grado de descontrol institucional sobre estos recintos penitenciarios. Los internos logran imponer sus propias leyes y gobiernos, reproduciendo la violencia dentro y fuera del penal. Es muy conocida, dentro de la entidad federal, la red de extorsión que opera desde las cárceles, mediante la cual se amenaza a los ciudadanos a través de llamadas telefónicas o mensajes, demandando dólares a cambio de no hacer daño a ellos o a sus familias.
Adicionalmente, los retardos procesales forman parte de una cadena perniciosa que sumerge a los implicados y sus familiares en una espiral de trabas que, en definitiva, reducen las posibilidades de recibir sentencias firmes. Como consecuencia, el hacinamiento y la violación de los derechos humanos se hacen presente de manera sistemática.
Finalmente, se puede afirmar que la violencia en las cárceles de Monagas son consecuencia de múltiples variables de larga data, por lo que se hace necesario afrontar esta situación con políticas penitenciarias adecuadas, modernas y con visión de reinserción social, para ir disminuyendo la violencia que se produce y reproduce dentro de estos recintos.
Equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en Monagas (OVV Monagas)