Correo del Caroní
Por Pableysa Ostos
Fotos: William Urdaneta

Por cuatro años consecutivos San Pedro Sula, en Honduras, fue la ciudad más violenta del mundo; en 2015, la asociación civil mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal informó que la urbe que lidera ahora la lista es Caracas, Venezuela.

“Tenemos un incremento sostenido de la violencia en el país en los últimos 17 años”, advierte sin vacilar -en abril de 2016- el director de la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), Roberto Briceño León. “Este incremento es el resultado de políticas equivocadas, esto no es un maldición del cielo”.

Para 2011, según un estudio del OVV, uno de cada cinco venezolanos pensaba en comprar un arma de fuego para defenderse de la inseguridad. “La sociedad está respondiendo con violencia ante la violencia”, alertaba Briceño León hace cinco años en una conversa con Correo del Caroní.

En 2016, el panorama es peor. En el listado anual de la asociación civil mexicana hay ocho ciudades venezolanas: Caracas, Maturín, Valencia, Ciudad Guayana, Barquisimeto, Cumaná, Barcelona y Maracaibo.

La ONG Transparencia Venezuela reveló que entre enero y octubre del año pasado se registraron en el país 60 ataques (33 muertos) con granadas, un arma que es adquisición (legal) exclusiva del Estado a industrias militares de otros países.

En medio de la escasez generalizada, de los apagones, de la crisis del agua y la agenda política, ocurrió el linchamiento de un chef en Caracas a principios de abril. “Pidió clemencia, que no lo atacaran, pero a nadie le importó”, reseñó El Universal, las palabras de uno de sus familiares.

“Lo que nos pasa en Venezuela es el resultado de políticas equivocadas”, explica Briceño León en entrevista a Correo del Caroní. “Una es que hay un elogio a la violencia, a las armas y a la fuerza, que se ha venido haciendo por parte del Gobierno, el cual ha hecho cosas equivocadas y ha dejado de hacer otras”.

– ¿Qué ha dejado de hacer?

– Ha dejado de perseguir el delito, ha dejado de perseguir al delincuente y ha incrementado la impunidad.

– ¿Qué más puede esperarse en el país tras los linchamientos?

– Un linchamiento es una suerte de estallido social. El linchamiento es la respuesta a la carencia de protección por parte de la Policía y del Estado, que no cumple sus funciones de protección y a la ausencia de justicia. Cuando el Estado no cumple, no protege y no castiga, no persigue a los culpables, la gente busca hacerlo por su propia cuenta.

“Hay un elogio a la violencia, a las armas y a la fuerza; que se ha venido haciendo por parte del Gobierno”.

“Ahora hay otras formas que acompañan el linchamiento, como la acción extrajudicial por parte de la Policía y las OLP. Son algo similar a los linchamientos, pero hechos por las autoridades y amparado por el Estado”, agrega.

Recientemente, en Ciudad Guayana, oficiales de la Policía Municipal fueron señalados por ajusticiar a dos jóvenes… una advertencia que destacó la vicaría de Derechos Humanos de esta Diócesis.

Modelo sociológico de la violencia

Briceño León estructura los factores de violencia en tres: los que la originan, los que la facilitan y los que la fomentan. En el primer caso, por ejemplo, el ocio juvenil, sin trabajo ni estudios.

En el segundo caso: las armas de fuego, la droga, el consumo excesivo de alcohol. Y por último: la impunidad.

En cuanto a las variables de explicación de la violencia; este mantiene que en su mayoría se da por: pobreza, desempleo, desigualdad, riqueza de la sociedad, índice de desarrollo humano e institucionalidad.

– ¿Qué ha pasado en Venezuela?

“El gobierno ha dejado de perseguir el delito, ha dejado de perseguir al delincuente y ha incrementado la impunidad”.

– A lo largo de la historia ha habido ciertos picos, por ejemplo uno en 1989, cuando el Caracazo; lo cual significó saqueos, destrucción institucional, la idea y el sentido de la propiedad; destrucción de las reglas básicas de la sociedad. Luego en 1992, cuando hubo dos golpes de Estado, nuevamente hubo destrucción de las reglas de juego, aplicando “soy presidente por mis armas y porque me da la gana”.

Para 1994-1998 hubo una estabilidad política, en cinco años disminuyeron los homicidios. Entre 1999 y 2015 nuevamente se generó una destrucción institucional, se duplicaron los homicidios con el gobierno de Hugo Rafael Chávez Frías. Se elogió a la violencia y a los violentos. Para muestra el eslogan o frase que tenían Patria, socialismo o muerte.

Violencia en las cárceles

Otras de las carencias en el sistema judicial venezolano son las fallas en el sistema penitenciario, con un incremento en la violencia y la consolidación del pranato en los centros penitenciarios.

– ¿Cómo se controla la violencia en las cárceles?

– Hay que regresar la ley a las cárceles, que no exista el pranato. Lo dramático de las cárceles venezolanas es que la ley que los lleva a ellos a las cárceles no se aplica dentro de las cárceles, es decir, hay que regresar el control del Estado sobre las cárceles.

Sencillamente lo que el gobierno hizo fue entregar irresponsablemente el control de las cárceles a los pranes. Entonces no hay manera de ponerle control a eso, si no se da el control por parte del Estado. Eso debe hacerlo incluso para la protección de los mismos presos, los otros presos que son explotados por estos pranes.Una de las maneras es aplicar medidas de políticas y con tecnología, desde hace años se ha propuesto por ejemplo los bloqueadores de celulares en las cárceles y no se han aplicado, esos bloqueadores los venden en las esquinas, algo que fácilmente se ha podido instalar en los centros penitenciarios. Las cárceles deben ser lo que eran antes, no en lo que se han convertido, el lugar donde no solo se prevenía el delito, sino también desde donde se organiza el delito.

A mediados de abril, el secretario de Seguridad Ciudadana del estado Bolívar, Gilberto Velasco Ramírez, ofreció un balance de seguridad. Aseguró que en el primer trimestre del año fueron aprehendidas más de 350 personas por diferentes delitos, de las cuales 20 estaban solicitadas, 12 bandas fueron desarticuladas y 150 vehículos recuperados. Y resaltó que incautaron 48 armas de fuego solo en el municipio Caroní.

Según cifras de Correo del Caroní, en el primer trimestre de 2016 hubo 150 muertes violentas en Ciudad Guayana: 117 (78 por ciento) en San Félix; y 33 (22 por ciento) en Puerto Ordaz; 147 (98 por ciento) de las víctimas fatales fueron hombres y tres (2 por ciento) mujeres.

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