Tejiendo Redes
Carla Carrera Ortiz

06/05/24

A pesar de la existencia de leyes e instituciones para que la mujer goce de “una vida libre de violencia”, las estadísticas reflejan que falta mucho camino por recorrer. El informe presentado a principios de 2023 por el Observatorio Venezolano de Violencia Capítulo Aragua, ubica a la entidad como el tercer estado con más hechos de violencia contra la mujer.

Si bien no hay cifras oficiales que den cuenta sobre los hechos violentos contra la mujer en el estado Aragua, en la entidad opera el capítulo regional del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV Aragua) presidido, desde su creación en 2018, por Iris Terán, docente, investigadora y autora de más de una veintena de libros sobre salud pública, violencia y otros temas de corte social.

El OVV Aragua, clasifica todos los sucesos reflejados en la prensa, ya que “no se tienen las cifras oficiales desde hace muchos años”, quedando por fuera las denuncias no cubiertas por los medios de comunicación y los hechos violentos que, al no denunciarse, se desconocen.

Según el informe 2023, presentado en enero del año en curso, la violencia de género mantiene el tercer lugar con un 17% de los casos, después de la violencia delincuencial y policial, lo que representa el aumento de un punto porcentual, al compararlo con el año 2022 cuando se ubicó  en 16%, una cifra que ha venido en aumento, tomando en cuenta que desde el segundo semestre de 2020 hasta el año 2023, la violencia de género ha venido escalando posición: en el 2019 representaba el 3%, en 2020 el 7% y para los años 2021, 2022 y 2023, el 15%, 16% y 17% respectivamente.

El aumento considerable se registró durante el confinamiento social en 2020 con la llegada de la COVID-19 al país, cuando “las víctimas se vieron encerradas con sus victimarios, la tolerancia dentro del hogar disminuyó y aumentó la violencia intrafamiliar e interpersonal”, de acuerdo con la opinión de Terán. “Los femicidios por parte de las parejas se han incrementado y están a todos los niveles”, dice con respecto a la data que surge del seguimiento realizado por la oficina regional del OVV.

En Aragua, según las cifras que maneja el Observatorio de la Violencia, tres de los casos de violencia de género ocurridos en 2023 fueron perpetrados por funcionarios policiales. Para la representante de la Organización No Gubernamental, “es un problema de conciencia, de educación, de que se haga operativa la Ley”.

La violencia contra la mujer en cifras

Durante el año 2023, según el trabajo de observación realizado por el OVV Aragua, se contabilizaron 93 mujeres víctimas de violencia, lo que representa el 23,25%, de ellas 64 fueron víctimas no letales y 29 murieron, 11 suicidio y 18 homicidios, de ellos 12 femicidios y 6 relacionadas con bandas organizadas (homicidios por amedrentamiento o venganza) o por delincuencia común (relacionadas con robo o cobros de deuda por droga) y un último caso identificado como “homicidio indeterminado”.

Los delitos no letales más frecuentes los encabezan el maltrato físico con el 41%, lesiones con el 14,71%, rapto y explotación sexual comercial con 8,82%, femicidios frustrados 7,35%, el abuso sexual 5,88%.

Por otra parte, la organización no gubernamental Utopix reveló a mediados de enero, que durante el año 2023, en Venezuela se registró un femicidio consumado cada 44 horas. De acuerdo con los datos de la ONG, esa cifra equivale a 201 asesinatos de mujeres por motivos de género, la mayoría a manos de sus parejas o familiares y Aragua se encuentra, según sus estadísticas, en el primer lugar de violencia contra la mujer en el país.

¿Qué se está haciendo?

“Se está haciendo poco”, asegura Terán. A pesar de que desde abril de 2007 está vigente en Venezuela la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que en su artículo 1 establece que la misma “tiene por objeto garantizar y promover el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, creando condiciones para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos, impulsando cambios en los patrones socioculturales”, la cifras de violencia en el país y en Aragua, siguen siendo alarmantes y preocupantes.

Iris Terán reflexiona: “Algo pasa que la ley no protege adecuadamente a las mujeres”. Para ella hay una significante falta de infraestructura ya que no existen en la entidad los albergues y espacios de protección y resguardo para las mujeres víctimas de violencia. Y se pregunta “¿a dónde puede ir la mujer una vez que denuncia a su pareja cuando es víctima de violencia?”, ante lo que ella misma responde que “en la mayoría de los casos, las mujeres víctimas de violencia tienen que volver a casa con su victimario”.

Existe una notable desarticulación entre los entes municipales, con el regional y nacional. Pese a que se habla de políticas públicas orientadas a atender el tema, las diferencias según las inclinaciones políticas de cada alcalde, son una evidente causa de escasez o falta de apoyo y comunicación entre los organismos que hacen vida en la entidad.

Codependencia normalizada

La Ley sobre la Violencia Contra la Mujer y la Familia de 1998 “era una ley que realmente no iba hacia lo positivo de los derechos de la mujer a una vida libre de violencia, (con la ley actual) lo que se busca es erradicar la violencia contra la mujer y que exista la equidad de género”, asegura María Eugenia Amundaray, abogada quien ha desempeñado diversos cargos en la entidad, siendo uno de ellos, Directora de Protección Integral de la Familia del Ministerio Público, durante los años 2008 al 2011 y ha trabajado por casi 20 años, con casos de violencia de género.

Amundaray repasa los casos que como Fiscal y como abogada de libre ejercicio ha conocido y considera que “existen casos en los que la mujer viene de una familia con condunctas violentas y lo considera normal, en otros en los que la mujer quiere vivir cómodamente y la mujer aguanta la pela por mantener esas comodidades”. En ambas circunstancias existe una codependencia aceptada y normalizada por la sociedad.

En paralelo, al conversar con dos mujeres que trabajan dentro de los institutos de protección de las mujeres en Aragua y solicitaron no ser mencionadas, ambas coinciden en que “las mujeres a veces tienen el temor de salir adelante solas, de ser ellas las protagonistas en su hogar, porque dependen de la parte económica de un hombre”, lo que aumenta el miedo a denunciar “y se acostumbran a vivir así”, lamentan.

Para María Eugenia, otro de los elementos comunes en los casos atendidos en las casas de ayuda a la mujer, tiene que ver con los antecedentes familiares, bien sea por ausencia de la figura paterna o por un patrón de violencia que vivieron en su infancia y adolescencia, donde “asumen a su pareja como una figura paterna y creen que se tienen que atener a ese tipo de hombre”. Así, en la dinámica diaria son dependientes, tanto desde el punto de vista económico como emocional y adaptan su comportamiento, toma de decisiones en función de las demandas y exigencias de la pareja “porque, lamentándolo mucho, estamos en un país machista”.

Para Amundaray hay patrones culturales, sociales y patriarcales que mantienen a la mujer en una espiral de violencia y dependencia económica y emocional, en la que denunciar no se convierte en una opción para las mujeres víctimas de violencia. “A pesar de toda la estructura que se maneja sigue existiendo la violencia contra la mujer, a tal magnitud que la cantidad de femicidios y la conceptualización de hablar de femicidios y feminicidios es impresionante” puntualiza la profesional del derecho.

Contacto directo

En los dos años que tiene una de las facilitadoras trabajando en la Casa de la Mujer de uno de los municipios de Aragua, ha podido concluir que el miedo que experimentan las mujeres víctimas de violencia se ha visto reflejado en la disminución de denuncias, por lo que, asegura, se han visto en la necesidad de implementar estrategias alternativas como sacar la oficina a la calle para establecer un contacto directo y llevar asesoría a las comunidades. “Y ahí mismo en ese contacto directo con la mujer en su espacio, en su comunidad, ella se siente más abierta a decir sus problemas y sus necesidades”.

Este trabajo en las comunidades comenzó en el año 2023 y desde entonces, “se ha visto más acercamiento y ha aumentado el número de asesorías” reconoce María, quien lamenta que la violencia hacia la mujer no proviene solo desde los esposos hacia sus parejas, sino también de hijos hacia madres.

Un problema estructural

Especialistas consultados coinciden en que cuando una mujer es víctima de violencia, su autoestima se ve afectada considerablemente y se “refuerza ese círculo vicioso que, en ocasiones, deriva de la violencia intrafamiliar en el hogar donde el padre es violento”. En tal sentido, Terán asegura que “hace falta una red de apoyo psicológico, de salud mental y ambulatoria gratuita, a la que cualquier persona pueda acudir a buscar apoyo tanto legal como emocional.

Para Terán, “es un problema que forma parte de la crisis humanitaria compleja que vive Venezuela que nos lesiona cada vez más desde el punto de vista psicológico, porque las personas sienten desesperanza, viven estresadas, sienten que no ven salida a la realidad actual y exacerba la violencia y la sumisión. Es un problema estructural y de país que debemos resolver”, asegura.

Pese a la existencia de leyes, normativas y organismos dedicados a atender a la mujer, en Aragua y en Venezuela, sigue reinando un sistema patriarcal que normaliza la violencia, contra la mujer desde las más sencillas manifestaciones y, por lo tanto, convirtiéndose en un terreno abonado para los casos más graves que se han presentado y han sido documentados por el Observatorio Venezolano de la Violencia en Aragua y en todo el territorio nacional.

¿A dónde acudir?

En Aragua están la Casa de la Mujer Juana la Avanzadora e institutos dependientes del ejecutivo nacional, regional y municipal, como el Instituto de la Mujer que no cuenta con sede en todos los municipios. En ellos se ofrece apoyo legal y psicológico, “sin embargo no es suficiente” reconoce Terán.

Por su parte, una representante de la Casa de la Mujer con sede en Maracay, al ser abordada, manifestó su preocupación ante el temor de las mujeres y la “desconfianza al momento de denunciar y buscar ayuda” en situaciones de violencia. También para declarar.

Para la realización del presente trabajo, se contactó en varias ocasiones a Milagros Belisario, psicóloga del Instituto de la Mujer de Aragua dependiente de la Gobernación del estado, así como a Elvis Cedeño, titular de la Secretaría para las Comunicaciones, Tecnología y Telecomunicaciones adscrito al gobierno regional. A la fecha seguimos a la espera de autorización para ofrecer declaraciones sobre el tema. 

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