Prensa OVV Zulia
Más de 500 comercios fueron saqueados entre el domingo 10 y el martes 12 de marzo, en el marco del apagón que por más de 100 horas dejó en penumbras al país. El robo masivo al comercio en el Zulia ha dejado pérdidas, en algunos casos irreparables, en locales en los que se actuó con salvajismo. El pillaje llegó a los centros comerciales, asaltados sin discriminación hasta vaciar, y en muchos casos, destruir, locales de ropa, calzados, clínicas odontológicas, implementos deportivos, ferreterías, farmacias, y otros tantos que fueron víctimas de la ratería.
A las panaderías y las cadenas de supermercado, no solo se fue por comida, en muchos casos se actuó para destruir la capacidad operativa de estas unidades comerciales.
Fedecámaras-Zulia informó que de los 523 establecimientos comerciales saqueados, 60% presenta pérdidas totales. Según Ricardo Acosta, vicepresidente de esta asociación comercial en la región, los hechos vandálicos en contra del sector comercial comprometen 5.000 empleos directos. Estima que, además de los productos, se robaron equipos y bienes inmuebles, por lo que esas empresas desvalijadas por completo no podrán reiniciar en lo inmediato sus operaciones, quedando sin empleos unos 2.000 trabajadores.
El coordinador del OVV Zulia, Johel Salas, afirma que después del saqueo de al menos 500 locales, “las santamarías bajaron y el hambre sigue abierta en una población que le toca comer plátanos en dólares y arepa con arepa, dada la desaparición de la proteína animal del mercado regional y de muchos rubros claves en la dieta del venezolano. La electricidad llegó, pero seguimos sin luz para salir de esta crisis que trastoca la vida cotidiana de los venezolanos”.
Para el profesor Salas, los actos violentos contra el comercio en el Zulia, en buena medida, no deben catalogarse como saqueos por hambre; en muchos de ellos no era comida la mercancía que se ofrecía y en los locales de venta de alimentos se hizo más atractivo el robo de computadoras, aires acondicionados, mesas, sillas, equipos y mobiliarios, incluyendo las pocetas.
Cinco son los muertos reportados por las fuentes policiales y periodísticas, asociados a la violencia, sin freno, desatada en el Zulia, en los días en que la oscuridad reinaba en el país.
De las cinco muertes, cuatro de ellas fueron por armas de fuego. Un joven de 21 años, Giovanny Espinoza, recibió dos disparos al momento de un saqueo en un local comercial en Santa Bárbara del Zulia. Igual destino tuvo Benjamín López, quien murió de un disparo en la cara, cuando presumiblemente se encontraba en el saqueo a la panadería Guadalupe del barrio Cujicito, parroquia Idelfonso Vásquez del municipio Maracaibo. Además de pérdidas materiales, el saldo del asalto a la casa del hijo del alcalde de la Villa del Rosario, arrojó dos muertos por disparos. El quinto fallecido es un hombre de 59 años, quien murió pisoteado por la turba que saqueaba un galpón de Mercal en el municipio San Francisco.
Un factor que llama la atención, genera dudas y suspicacia, es la ausencia de los cuerpos policiales y militares en estos asaltos que, a la luz del día y a la vista de todos, ha dejado sin oferta comercial de productos de primera necesidad a los zulianos. Al respecto, el Coordinador regional del OVV afirmó que “en muchos de los casos, los saqueadores tuvieron toda una autopista libre para actuar sin la presencia de los cuerpos represivos del Estado, en otros con la presencia permisiva, los vi como cualquier otro vecino, observando los toros desde la barrera”.
Contrario a la denuncia de desprotección hecha por Fedecámaras, el gobernador del estado afirmó, en rueda de prensa, que “el 80% de los establecimientos que distribuyen comida fueron custodiados”. Se pregunta Salas, si es como lo plantea el primer mandatario regional, ¿cómo se explica que fueron saqueadas las cadenas de ventas de alimentos de mayor tamaño como Makro, Nasa, Centro 99, Enne, Latino y productora de alimentos como empresas Polar, sobre la que se actuó con fiereza para destruir su capacidad operativa?