Continental

11 de Enero de 2014

En el país del norte de Sudamérica, se registra una muerte violenta cada 20 minutos, lo que suma un total de 25.000 por año.

Las cifras demuestran que el miedo no es, ni mucho menos, gratuito. El año pasado murió de forma violenta un venezolano cada veinte minutos , hasta sumar casi 25.000 víctimas, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV). Desde que llegó el fallecido mandatario Hugo Chávez al poder en 1999, son 200.000 las personas que murieron en circunstancias parecidas.

Se trata de cifras que el gobierno no reconoce y que dan luz entre las tinieblas. Incluso en las últimas horas, el presidente Nicolás Maduro volvió a criticar a los medios: “Es un tratamiento morboso para tratar de convertir el caso Spear en una novela morbosa, para destruir a Venezuela”. El padre de la actriz, en cambio, aplaudió la cobertura periodística.

En parecidos términos compareció este viernes el ministro de Turismo, Andrés Izarra. “La inseguridad no es un problema exclusivo de Venezuela”, repitió Izarra, tan evidente que cae por su peso. En 2013, la vecina Colombia sufrió 14.000 muertes violentas, 10.000 menos que Venezuela pese a ser un país más poblado (18 millones más) y pese al conflicto armado con las guerrillas.

La comparación con México, pese a las decapitaciones y a los excesos del narcotráfico, sonroja más aún al oficialismo chavista: 17.000 homicidios el año pasado en el país azteca, incluidos los ocurridos en el enfrentamiento directo del ejército con los carteles de la droga. Y con una población cuatro veces mayor que la venezolana: 120 millones de habitantes frente a 30 millones.

Los detalles que se van conociendo en las últimas horas airean, aun más si cabe, la deriva de Venezuela en su lucha contra la inseguridad.

La banda de delincuentes, bautizada Los Sanguinarios del Cambur, y que mataron a Spear, actuaba con total impunidad en la ruta Puerto Cabello-Valencia desde hace cuatro años. Incluso fue un grupo de vecinos el que capturó a parte de sus miembros tras conocer el crimen que habían perpetrado.

Entre los siete detenidos se destaca Adolfo Rico, “el Adolfito”. Con 26 años, llevaba desde los 14 delinquiendo. Experto en salir y entrar de la cárcel, con 18 años ingresó en el ejército para huir de la policía. A las pocas semanas desertó y se llevó un fusil automático de su cuartel.

De nuevo detenido en 2010, sólo pagó con tres meses de cárcel en Tocuyito para proseguir su carrera a la fama delictiva. Ayer encaró por décima vez a un tribunal de justicia.