Prensa OVV Zulia

Eran las 11 de la mañana del viernes 25 de marzo, el calor agobiaba a quienes transitaban La Curva de Molina, un  populoso sector ubicado al oeste de la ciudad de Maracaibo, caracterizado por ser cruce de caminos hacia diferentes zonas populares. Un estruendo alertó a los desorientados transeúntes, quienes corrían hacia  todos lados, tratando de ubicar el sitio donde había ocurrido la explosión. La causa: un par de sujetos habían lanzado una granada en el interior de un supermercado ubicado en la zona,  lo que dejó cinco personas heridas (tres empleados y dos clientes). Rápidamente la noticia inundó los titulares de los principales portales informativos de la región y el país. No era la primera vez que ocurría un suceso con las mismas características, de hecho el Observatorio Venezolano en el Zulia (OVV Zulia) ha cuantificado, al menos, 15 episodios como estos. 

Pero ese no fue el único episodio ocurrido ese día. Siete horas después, a las 6 de la tarde, estalló otra granada, esta vez en pleno centro de la ciudad y en uno de los edificios más emblemáticos del estado: El edificio donde se encuentra el Poder Judicial del estado Zulia.

De acuerdo a la información aportada por Jorge Govea, coordinador del OVV Zulia, el lanzamiento de granadas como método para “obligar” a los empresarios a pagar la llamada “vacuna” de la extorsiones, se ha vuelto recurrente en el estado Zulia. Quizás, salvo prueba en contrario, es la única entidad federal del país donde se utiliza esta terrible modalidad delictiva para obtener provecho económico tasado en dólares.

“Ese 25 de marzo, fue un día difícil para la tranquilidad de la gente. La conmoción pública fue patente. Se produjo una doble tanda de explosión de granadas que patentiza que los grupos de delincuentes organizados no tienen freno en tal actividad, demostraron que fueron a más operativamente y que están hoy día a otro nivel de actuación. En términos espaciales del oeste se pasó al mismísimo centro de la ciudad. Son sólo 11 kilómetros los que separan un sitio del otro, pero cada kilómetro de esos está cargado de una nueva simbología: la delincuencia reta a uno de los poderes constituidos, seguramente el que más tiene que ver con ellos. Sólo que ese segundo evento, la cuestión cambió de naturaleza. Ya no era el simple, claro y duro proceso para obtener beneficios económicos a todas luces ilícitos. Pues no, ahora se fue contra una rama esencial de los poderes públicos, como lo es el Poder Judicial por lo menos por lo que corresponde al Zulia”.  Señaló Govea.

Para Govea, en este último caso, ya no se trató de dinero, sino, de advertencia, desafío abierto y directo de los delincuentes a las actividades de investigación y juzgamiento estatales. Al colocar una granada en la entrada del Palacio de Justicia regional, sede de los tribunales del Circuito Judicial Penal de Maracaibo, enviaron así un aviso aterrador a los hombres y mujeres que tienen sobre sus hombros el encargo, la majestad y la competencia de establecer las responsabilidades y penas a que haya lugar, de acuerdo al cometimiento por las personas de diferentes delitos establecidos en la legislación penal nacional.

“Lo que estamos percibiendo, en cuanto a la actividad extorsiva, es un cambio notable en el móvil de los hechos. Quien se adjudicó el atentado, se identificó como líder de una agrupación delictiva que se hace llamar ‘El Conas’. En audio  que circuló en redes sociales  y medios de comunicación regional y nacional, se identificó con  nombre completo, además manifestó que su propósito es alertar de terribles consecuencias a quienes lo han investigado, juzgado y sentenciado. También lo hizo -según él- para denunciar la corrupción imperante en la administración de justicia penal del Zulia”.

Explicó Govea, que este hombre, se encuentra evadido de la justicia, pues escapó, el 21 de septiembre de 2021, en horas de la mañana del Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas (retén) de la ciudad de Cabimas, donde se comportaba como líder negativo (pran) del área de exfuncionarios en dicho penal. “Las conjeturas y versiones al respecto son claras: se dice que hubo complicidad interna ya que se marchó del recinto por la puerta principal. Allí cumplía condena por una serie de delitos que incluyen extorsión y homicidio, identificado además como un exfuncionario de la Guardia Nacional y exintegrante del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS), actualmente es el delincuente más buscado en la jurisdicción zuliana y más allá”. Explicó

Para el coordinador del OVV Zulia, quedan preguntas por responder. Una de ellas es, si los dos hechos son independientes entre sí, o si  entre uno y otro no hay relación directa. Igualmente habría que preguntarse  sí sólo fueron coincidencias fortuitas o sí realmente fueron planificadas y ejecutadas por integrantes de la misma banda del llamado “El Conas”. “Obviamente ante cualquiera de las tantas situaciones estamos ante hechos muy graves que lesionan seriamente la paz de la sociedad marabina por entero”.

En el seguimiento que el equipo  del OVV Zulia, viene haciendo cuantitativamente de este tipo de delito, hay un registro que muestra la magnitud de lo que viene aconteciendo en materia extorsiva en la modalidad de utilización de granadas en los distintos municipios zulianos en fechas cercanas. En el 2021 ocurrieron 8 casos que abarcaron ataques a una empresa de servicios petroleros en Ciudad Ojeda, asimismo hubo otro atentado en una residencia familiar ubicada también en Ciudad Ojeda. El tercer episodio ocurrió en un local comercial en San José de Perijá, seguido de otro en un establecimiento comercial de la Parroquia Bartolomé de las Casas, Municipio Machiques de Perijá. El quinto atentado ocurrió en un negocio ferretero en la carretera Lara-Zulia, municipio Santa Rita, posteriormente otro establecimiento  de comida, en Los Puertos de Altagracia, municipio Miranda también fue blanco de ataque. Otros dos episodios cerraron el año : uno en un  local de comida, situado en la urbanización San Felipe, Municipio San Francisco y otro en un local de comida en la avenida Las Delicias de Maracaibo. De todos estos eventos resultaron 5 personas heridas por las explosiones en diversos grados, más 1 herido por arma de fuego, al igual que daños materiales a locales comerciales, además de la consternación y la conmoción en cada uno de los sucesos.

“En lo que va del 2022 hemos cuantificado siete atentados: dos en centros médicos privados (ambos en Maracaibo) otro una discoteca ubicada en Ciudad Ojeda, otro en un supermercado, situado en la avenida principal de Haticos por Arriba, Maracaibo. Un quinto ocurrió  en una  reconocida carnicería y panadería en Cabimas, seguido de un ataque a un supermercado en La Curva de Molina en Maracaibo y un séptimo en la sede de los tribunales penales de Maracaibo. El Saldo hasta ahora de estas acciones han sido 1 fallecido, 9 heridos (8 por granadas) y 1 con disparo de arma de fuego”. Señaló Jorge Govea.

En resumen, entre el 2021, más lo ocurrido en los tres  primeros meses del 2022, se tienen cuantificado 15 eventos extorsivos con lanzamientos de granadas. “En este punto se hace necesario recalcar que únicamente se están tomando en cuenta para el balance precedente de la actividad extorsionista en el Zulia sólo los que se han realizado con el uso de ese tipo de explosivos. Fuera de este modus operandi ocurren muchísimos otros eventos extorsivos que pasan a formar parte de un subregistro o ‘cifra oculta’ de los mismos, por cuanto no son conocidos por la colectividad porque ocurren silentemente en los intersticios de la sociedad. Por una parte, hay quienes se avienen con los delincuentes y entregan coaccionados cantidades de dinero para poder operar sus establecimientos y un segundo grupo, que prefiere cerrar los negocios y marcharse del estado e incluso del país. Esta situación muy poco o nada se denuncia por los ciudadanos, para evitar desquites fatales de los delincuentes”. Explicó Govea.

Sin duda, la extorsión, en tierra zuliana, se ha convertido en una de las principales fuentes de ingresos de bandas y grupos del crimen organizado, después del narcotráfico. De allí, que la extorsión es un delito que ha impactado de manera significativa la vida social y económica de los habitantes y empresarios en general.

El coordinador del OVV Zulia, fue más allá y se planteó una pregunta: ¿Y qué decir frente a este problema de la actuación de las fuerzas de seguridad, policiales y militares? “Si partimos de la realidad de la expansión del accionar de los grupos de delincuencia organizada, se debería tener desde hace un tiempo un mayor entendimiento, comprensión y seguimiento de este tipo de delito de alto impacto. Pero no, sólo se actúa reactiva y tardíamente. Pudiéramos decir sin exagerar que se ha enfrentado de manera ineficiente, porque estamos ante un fenómeno de criminalidad mucho más grave, por todo lo que involucra. El ascenso en su ocurrencia así lo demuestra y deja atrás la idea de que es algo coyuntural. Las víctimas experimentan una violencia física y psicológica muy ostensible, además del daño socioemocional en el resto de la población”. Finalizó diciendo Jorge Govea.