Diario El Periodiquito
José A. Infante

Jun 22, 2021

Los especialistas recomiendan estar alerta ante cualquier actitud diferente en niños y adolescentes

Preso de una crisis durante el confinamiento, Juan Peña, intentó en dos oportunidades suicidarse. La primera vez fue en su casa ubicada en El Castaño, municipio Girardot y la segunda en la vivienda de un familiar en la Colonia Tovar, en el estado Aragua.

Juancito tiene 18 años de edad, cuenta que intentó hacer esto porque se angustió y entró en pánico. “Desde que comenzó la pandemia comencé a sufrir estrés, miedo, ansiedad, me deprimía estar encerrado, el sensacionalismo informativo, la falta de alimentación, odiaba usar tapaboca, todo eso fue cerrando mi mente, y hoy gracias a mi familia estoy en terapia de rehabilitación y poco a poco voy valorando nuevamente la vida”, contó.

Las emociones y enfermedades son inseparables y muchas veces van en paralelo. El miedo no solo provoca aprehensión, ansiedad y preocupación, sino que también afecta la parte fisiológica, generando aumento de la presión arterial, palpitaciones, dilatación de las pupilas e incremento de los niveles de glucosa en la sangre.

La muerte y la salud mental fueron los primeros impactos de la pandemia. La gente comenzó a presentar síntomas depresivos, ansiedad y estrés.

Marisol Ramírez, presidenta de la organización Psicólogos Sin Fronteras en Venezuela, confirmó que existe un aumento de casos de enfermos con trastornos mentales “esto se produce porque hay una cantidad de eventos acumulados.

Resaltó que en estos casos las mujeres resultan más vulneradas, porque son las que llevan el cuidado del hogar, la familia, los hijos y algunas se quedaron sin trabajo.

Recuerda que el año pasado realizaron un estudio observacional con 150 trabajadores del sector salud que representan la primera línea de defensa contra la pandemia en el estado Mérida. De los encuestados, 34.7% presentó estrés, 33.3% ansiedad y 34.6% tuvo signos de depresión en sus diferentes niveles.

Prevención

En diciembre del año pasado, María Antonia H.T. (38), también atentó contra su vida. La oportuna visita de su íntima amiga la salvó. Apoyada por los vecinos la llevaron al hospital donde la atendieron y logró recuperarse.

“Mi esposo y mis hijos se fueron del país, yo me quedé con mis padres, quienes murieron de coronavirus. Me quedé sola, angustiada, estresada (…) me sentí la peor mujer”.

La historia de esta mujer podría ser más común de lo que se imagina. El primer semestre del año 2020, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) contabilizó 94 suicidios, los casos aumentaron y en abril hubo 14 de estas muertes, en mayo 36 y hasta el 29 de junio, la organización contabilizó 17 casos más.

La OVV determinó que 35% de los que lograron quitarse la vida, lo hicieron por motivos vinculados con la emergencia sanitaria del COVID-19, 29% tenían depresión clínica y 27% problemas con su pareja.

 “Muchas personas que antes se consideraban exitosas ahorita no tienen tolerancia a la frustración, porque sienten que no tienen calidad de vida. Perciben que no hay salida a la pandemia”.

La Psicóloga Siboney Pérez resaltó que no todas las personas con ideas suicidas tienen cuadro clínico depresivo.

Cuidemos a los niños y adolescentes

Para el Psicólogo aragüeño Henry Nárvaez, los más frágiles en la batalla sanitaria que enfrenta el mundo son los niños y adolescentes.

“Lo recomendable es permitir que se distraigan porque tienen un cansancio acumulado desde que comenzó el confinamiento en marzo del año pasado”.

Agregó que lo más grave es que la familia se aísla dentro del propio núcleo familiar y no se da cuenta del cuadro depresivo y peligroso que viven los niños, niñas y adolescentes. 

“Si los padres ven a los jóvenes deprimidos, desesperanzados, ansiosos o enojados, deben atenderlos porque son señales de que necesitan urgentemente ayuda”.

Recordó que los adolescentes son hábiles para esconder sus problemas por miedo, vergüenza o sentirse responsables de ser una carga para otros. “Los niños más pequeños pueden no saber cómo hablar sobre sus sentimientos, por lo que hay que estar atentos a cambios en su comportamiento”.

¿A QUÉ SEÑALES HAY QUE ESTAR ATENTOS?

Con los niños hay que estar atentos a este tipo de señales que indican que se está frente a una enfermedad nerviosa: irritabilidad, somnolencia, despertar durante la noche asustado, problemas de alimentación, quejas de dolor de estómago, ansiedad, frustración, llanto sin aparente motivo, se orina en la cama y se vuelve agresivo. Las señales en adolescentes se muestran cuando hay cambios en el estado de ánimo, constantemente envía mensajes de texto por las redes sociales, pérdida de interés en las actividades que disfrutaba antes, no puede dormir, no tiene apatito y cambios en su higiene personal.

Las mujeres son las más afectadas por las enfermedades emocionales, muchas de ellas terminan suicidándose.
Hay que estar atento a los niños e intentar alejarlos del estrés de los adultos

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