Prensa OVV
Durante el ciclo de foros, organizados por el medio Analítica, se analizó el panorama de la violencia en Venezuela, poniendo el foco en el precario estado de sus instituciones.
La violencia, como problema social, fue el tema de análisis en un capítulo más del ciclo ¿Por qué no salimos del túnel?, una iniciativa del medio digital venezolano Analítica. Estas actividades estándedicadas a diagnosticar los problemas que enfrenta Venezuela en los ámbitos económico, político y social, para ofrecer posibles soluciones. La disertación sobre el tema de la violencia tuvo como invitados a Roberto Briceño-León, sociólogo y director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), Luis Izquiel, criminólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), y Walter Boza, psiquiatra y activista político.
Abriendo las exposiciones, Briceño-León habló de una política de Estado que oscila entre dos extremos. En su opinión ha habido un cambio drástico desde el Gobierno, que solía hacerse la vista gorda con la delincuencia y alentaba el asistencialismo (becas, programas sociales, etc.), pero que en tiempos recientes ha optado por una fuerte represión. Sin embargo, añadió que esta represión no se produce dentro del marco de la ley, pues las autoridades oficiales siguen irrespetando las normas, procedimientos y lapsos establecidos. En suma, considera que en el país se profundiza una “destrucción institucional”.
Briceño-León aclaró, además, que algunos de los datos sobre el delito son engañosos porque no indican que en realidad se esté reduciendo, sino que simplemente se han disminuido las oportunidades de cometerlo. A propósito de esto citó el caso de los robos en cajeros automáticos, práctica virtualmente desaparecida desde el desplome del valor del bolívar.
El director del OVV hizo particular énfasis en que hay en espiral social en la que, dado que la oficialidad se desvía de los cauces institucionales, el resto de los actores de la sociedad también se ven obligados a salirse de la institucionalidad. Este escenario -explicó- conduce a una destrucción de las reglas generales de la convivencia, que se sustituyen por la gobernanza criminal.
Por su parte, Luis Izquiel afirmó que la reducción de la criminalidad, y en particular la de la tasa de homicidios, no se debe a políticas públicas acertadas. Es un hecho que tiene una explicación más prosaica: la migración masiva, sobre todo el éxodo de los últimos 5 años. Sostuvo que otros delitos, en cambio, como por ejemplo el de la extorsión, han aumentado. Izquiel coincidió con Briceño-León en que la “destrucción institucional” es el quid de lo que está afectando al país en materia de violencia criminal, dada la “incapacidad del Ministerio Público para juzgar los delitos que se cometen”.
Walter Boza centró su intervención en denunciar la subordinación de los poderes públicos al Ejecutivo Nacional, que, según afirma, no permite que estos sean independientes. Asimismo, Boza llamó la atención sobre la violencia política que ha recrudecido en los últimos años y que se expresa en la judicialización de la oposición, el auge del paramilitarismo y otros fenómenos. Advirtió que tales medidas repercuten en la salud mental de la ciudadanía, provocando enfermedades como depresión e incluso estados paranoides.
La salida del túnel
Los participantes del evento estuvieron de acuerdo en que el paso indispensable para resolver el clima de violencia que aqueja al país es la restauración de la institucionalidad (entendida como un conjunto de reglas que dan orden y estructura a las personas). Dichas reglas son el único freno al dominio de los más fuertes, en el que se impone la arbitrariedad y la coerción.
La versión íntegra de las intervenciones puede verse en el siguiente enlace: