Prensa OVV Nueva Esparta
La emergencia humanitaria del país que ha afectado de manera importante al sector salud, incide particularmente en las deficientes condiciones de atención médica al embarazo, el parto y el recién nacido, incrementando el riesgo de mortalidad materna e infantil. En Nueva Esparta, pese a la desinformación sobre los casos en los últimos años, existen indicios que permiten afirmar que en el sistema público de salud son frecuentes las defunciones de niños menores de 1 año.
Un especialista consultado por el equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en Nueva Esparta (OVV Nueva Esparta), estimó que de acuerdo a su experiencia, de cada 1.000 gestantes que acuden a consulta en la red ambulatoria de la entidad, aproximadamente 400 se realizan algunos de los exámenes médicos requeridos. No hay estimaciones de las embarazadas que no acuden al control médico regular, pero se presume que éstas constituyen una alta proporción.
La falta o deficiencia del control prenatal -según explica el especialista que pidió mantener su nombre en el anonimato- constituye un riesgo de infecciones urinarias e hipertensión en la madre, y de morbimortalidad por variadas causas, lo que se ha incrementado sobre todo en infantes, como lo han señalado fuentes del personal de salud de distintos centros asistenciales en la entidad. La morbimortalidad es un concepto que alude a muertes por enfermedad, causadas mayormente por fallas en el sistema de salud.
Un testimonio
Una entrevista realizada por el OVV Nueva Esparta, como parte del estudio sobre Mortalidad y otras formas de violencia causadas en la niñez y juventud -que incluyó aspectos de violencia social o estructural- revela el fallecimiento de una bebé de 1 año a finales de 2021, por presunta negligencia médica en un centro hospitalario de la entidad.
La madre, relató que la infante fue internada junto con su gemela, para que le suministraran suero intravenoso tras fuertes vómitos y diarreas. Desde su ingreso -como ella narra- comenzó una larga serie de percances por la falta de insumos y de un diagnóstico preciso, continuos y costosos exámenes en laboratorios privados e improvisadas prescripciones médicas, hasta la muerte de la infante pocos días después.
Ante la desesperación de la madre, quien advirtió que tomaría acciones legales, una integrante del equipo médico -según ella cuenta- le respondió: “Bueno, si tu hija se muere no sería ni el primer ni el último caso“, lo que ella y otros usuarios percibieron como una grave falta de ética y sensibilidad humana en la interacción con los pacientes y sus familiares.
La víctima contó, en su relato, que presenció durante esos días varios fallecimientos de niños en ese centro asistencial. “Me daba terror que fueran a colocar un ventilador al lado de mi hija, porque cada vez que lo hacían con un bebé era como una señal de que iban a morir”, relató la fuente anónima.
De acuerdo con la narración de la madre, la bebé ya iba a ser dada de alta junto con su gemela, cuando fue llevada de repente a cuidados intensivos tras la reacción a un medicamento utilizado para proteger a los infantes con desnutrición severa de infecciones intrahospitalarias, lo que ella no requería, según cuenta la joven. Tras el fallecimiento, solicitó repetidas veces la historia médica pero ésta no apareció.
Además del ocultamiento de los registros médicos, la joven afirma que se incurre en irregularidades como la venta de insumos por parte del personal, la manipulación tosca de los pacientes para la docencia médica y otras situaciones graves.
Otros indicios
Por otra parte, el 29 de mayo fue reseñado en los medios locales el parto de una joven en plena vía pública en Porlamar, en horas de la madrugada. Este tipo de incidentes se ha visto con mayor frecuencia en el país los últimos años y revela muy probablemente la falta o deficiencias del control prenatal, además de múltiples situaciones de carácter estructural. La joven fue asistida por funcionarios de la Policía Municipal de Mariño, quienes trasladaron luego a la madre y al recién nacido a la emergencia del HLO.
“Probablemente no ha habido en estos casos un adecuado control del embarazo o ninguno, a lo que se suman todas las situaciones de la actual crisis humanitaria, que van desde la dificultad para realizarse exámenes médicos y comprar medicamentos, hasta las limitaciones de transporte”, comentó Hilda Mendoza, coordinadora del OVV Nueva Esparta.
La desnutrición también es un factor de alto riesgo perinatal, al igual que la reciente reaparición de enfermedades como paludismo y tuberculosis, según indicó un experto a la periodista Deysi Ramos, del equipo investigador.
Estas afecciones son determinadas no sólo por los aspectos físicos de la enfermedad que provocan el contagio, sino también por variables del entorno social. La crisis actual del país ha incidido en la reaparición de estas afecciones, y en Nueva Esparta se ha visto resurgir ambas, con 10 casos de tuberculosis diagnosticados en 2021, la mayoría en calabozos de cuerpos policiales a causa del grave hacinamiento que casi duplica la capacidad de estos recintos, como lo documenta un reportaje del OVV Nueva Esparta en noviembre de 2021. Se estima que hay un subregistro mayor de contagios en la entidad, según informaron fuentes del sector.
Aunque supuestamente la tuberculosis ya estaba bajo control en el país, en 2018 se registraron 147 casos en el estado insular. Y en el primer trimestre de 2019 ya se habían diagnosticado 28 contagiados. Funcionarios de salud de la región corroboran que, a partir de ese último registro publicado, los casos se han incrementado. Desde entonces también ha habido hermetismo en la información oficial acerca de las cifras de tuberculosis en la entidad.
No hay cifras
De acuerdo con el presidente del Colegio de Médicos de Nueva Esparta, Eleazar Narváez, desde hace aproximadamente 10 años el Ministerio de Salud no hace públicos los registros generales. Además, a este hermetismo se sumó que entre 2020 y 2021 -durante la pandemia de Covid-19- el personal del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) del Hospital Luis Ortega (HLO) en Porlamar, municipio Mariño, renunció a sus funciones, por lo que no fueron contabilizados los nacimientos ni las muertes durante ese período.
No obstante, usuarios y personal de salud han podido constatar que han sido más frecuentes los fallecimientos de infantes en los hospitales y en la red ambulatoria de la entidad, pero resaltan que no se publican las cifras.
A escala nacional, se estimó en 2012 una tasa de 13,7 defunciones de niños menores de 1 año por cada 100.000 nacimientos vivos -según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)- luego de 80 años en los que se habían realizado significativos avances en este sentido. Más adelante se observó un pico en 2016 y 2017 con tasas de 21,3 y 25 respectivamente, lo que porcentualmente implicó un aumento de 82%. A partir de entonces no hay cifras disponibles.
En el plano regional -explicó Hilda Mendoza- la falta de información estadística o de acceso a ella, no debe ser un obstáculo para poner en alerta a las autoridades sanitarias, al personal médico y a la población en general, sobre la situación de la morbimortalidad infantil en Nueva Esparta. Igualmente, indicó que deben hacerse esfuerzos urgentes para fortalecer los servicios de salud obstétrica en todas sus fases, tanto en el embarazo y el parto como en la atención neonatal, así como poner en la mira las graves irregularidades y deficiencias que ocurran en el sistema de salud en la entidad.