Equipo OVV Mérida
Al estudiar los delitos de violencia interpersonal[1] uno de los mayores retos es su ubicación espacio-territorial, sobre todo si la escala de estudio es de detalle, es decir, a escala urbana o de ciudades. Esto debido a que no es una tarea sencilla el lograr conseguir la ubicación exacta, o quizás lo más próxima posible, del lugar donde haya acontecido el suceso. La localización en el espacio urbano de estos delitos permite, no solo observar los patrones espaciales de aquéllos, sino también tratar de identificar y comprender las posibles causas y/o factores que podrían estar interviniendo en su comportamiento diferencial en el contexto de una ciudad.
Tomando información de la base de datos de mortalidad de la Corporación de Salud (Corposalud) Mérida (2008-2017) y de noticias reseñadas en diferentes medios de comunicación regional (2018-2020), el equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida) logró identificar un total de 890 casos de homicidios que acontecieron en el contexto de la ciudad de Mérida, capital del estado homónimo, durante el lapso 2008-2020, de los cuales, además, se conoció la ubicación de su ocurrencia según parroquias y sectores. Se decidió realizar el abordaje del análisis solo sobre el delito de homicidio debido a varias razones: la primera, es el delito de violencia interpersonal con el mayor nivel de gravedad y máxima expresión de violencia; segunda, es una causa de muerte violenta y por ende su registro queda asentado en la base de datos de las Corporaciones de salud del país (lo que permite tener una data sistemática para su estudio); y tercera, es el delito más reportado por los medios de comunicación.
En esta investigación se estimó un conjunto de indicadores porcentuales y tasas. En el cálculo de estas últimas se emplearon cifras de proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) y la población estimada para el municipio Libertador, según la ENCOVI (2019-2020). Con estas cifras y la aplicación del método distributivo[2], se estimó la población de las parroquias y de la ciudad de Mérida.
Además, utilizando el Sistema de Información Geográfica (SIG) QGis versión 3.16.10 e imágenes de satélite actuales de la plataforma Google Earth, se realizó un conjunto de mapas con la ubicación de los homicidios, para posteriormente, en conjunto con los porcentajes y tasas estimadas, proceder al análisis espacial de los resultados.
Diferencias según parroquias
La ciudad de Mérida se ubica en su totalidad en el municipio Libertador del estado Mérida, jurisdicción que está conformada por un total de 15 parroquias[3]: Antonio Spinetti Dini, Arias, Caracciolo Parra Pérez, Domingo Peña, El Llano, El Morro, Gonzalo Picón Febres, J.J. Osuna Rodríguez, Jacinto Plaza, Juan Rodríguez Suárez, Lasso de La Vega, Los Nevados, Mariano Picón Salas, Milla y Sagrario. No obstante, las parroquias Gonzalo Picón Febres, Los Nevados y El Morro, no forman parte de la poligonal de la urbe merideña, y se ubican hacia el extremo noreste, sureste y sur del municipio, respectivamente. La primera es una parroquia periurbana, mientras que las otras dos son netamente rurales[4].
En el Cuadro 1 se visualiza la importancia relativa porcentual que tiene cada parroquia dentro del total de homicidios, mientras que en el Mapa 1 se observa la distribución de los casos de homicidios referidos según las 15 parroquias señaladas.
Se aprecia que las parroquias Domingo Peña y Antonio Spinetti Dini son los escenarios espaciales donde más han ocurrido homicidios en el lapso estudiado (2008-2020). Estas dos áreas concentran 63,0% del total de casos conocidos (890 homicidios). Jacinto Plaza, J.J. Osuna Rodríguez y Milla, continúan en tercer, cuarto y quinto lugar, y en conjunto agrupan 20,8% de la totalidad de casos. Entre tanto, el resto de las parroquias (10), a excepción de Los Nevados donde no se registró caso alguno durante el período de interés, aglutinan el restante 16,2%.
En otras cifras, en la parroquia Domingo Peña sucedieron 459 homicidios en el tiempo estudiado, lo que se traduce en 35 muertes cada año. En el resto de las parroquias la cifra promedio fluctúa entre 0,4 (Gonzalo Picón Febres) y 7,8 (Antonio Spinetti Dini) anual. También es resaltante mencionar que, según el tipo de arma empleada para cometer el delito, se encontró que el arma de fuego ocupó el primer sitial.
De los 890 casos identificados, en 744 se logró conocer el tipo de arma utilizada, lo que equivale al 84% de todos los sucesos en cuestión. Las armas de fuego fueron empleadas en 91,4% de esos homicidios conocidos. Luego, le siguen, los objetos cortantes (6,2%), objetos romos o sin filo (1,1%), ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación (0,5%), fuerza corporal (0,4%), humo, fuego y llamas (0,3%), y ahogamiento y sumersión (0,1%).
Desde el punto de vista de la frecuencia, tanto Domingo Peña como Antonio Spinetti Dini, se ubican de nuevo como las dos áreas con la mayor tasa de homicidios[5] (Cuadro 2). En el caso de la primera, para el lapso analizado, se estimó una tasa de 176 homicidios por cada 100 mil habitantes (100m/h), mientras que para la segunda su tasa alcanzó 22,8 homicidios 100m/h.
Según una investigación realizada por el OVV Mérida, la tasa de homicidios promedio del estado Mérida (período 2001-2020) fue de 26,3 homicidios 100m/h[6], lo que significa que el resultado arrojado para la parroquia Domingo Peña es 6,5 veces la tasa media de la entidad. El resto de las parroquias poseen valores en sus tasas por debajo de 23 homicidios 100m/h. Se estimó, además, con base en las 12 parroquias que conforman la ciudad de Mérida, la tasa de homicidios de la urbe que se ubicó alrededor de 27,5 homicidios 100m/h, la que es ligeramente superior a la resultante para la entidad.
Con estos primeros resultados queda en evidencia que las dos parroquias referidas se constituyen como los dos territorios dentro de la ciudad de Mérida, y dentro del contexto del municipio Libertador de esta entidad, donde ocurren más homicidios y en donde acontece con más frecuencia este tipo delito en relación a su tamaño poblacional. En otras palabras, los patrones estadístico-espaciales indican que las mayores probabilidades de ocurrencia de homicidios, o de que un individuo pueda ser víctima de este tipo de delito por diferentes motivaciones[7], se encuentran en las parroquias Domingo Peña y Antonio Spinetti Dini.
Sectores con más y menos registros
En el Mapa 2 se muestra la distribución espacio-territorial de los 890 homicidios registrados en esta investigación. Los sectores que muestran una mayor concentración de puntos (o nube de puntos), tanto dentro de ellos como en sus inmediaciones, son: Campo de Oro-Avenida 16 de Septiembre y Santa Juana (parroquia Domingo Peña); Santa Ana Norte, Pueblo Nuevo, Simón Bolívar, San José de Las Flores, Avenida Cardenal Quintero y su conexión con el viaducto Campo Elías de la calle 26, y El Caucho (parroquia Antonio Spinetti Dini); San Jacinto, La Carabobo, Chama-Chamita, Las Tienditas, Justo Briceño, Santa Eduviges y Las Mesitas del Chama (parroquia Jacinto Plaza); Los Curos parte media, baja y alta (parroquia J.J. Osuna Rodríguez); La Milagrosa y Andrés Eloy Blanco (parroquia Milla); Belén, la cuesta de Belén y Don Perucho-El Arenal (parroquia Arias); y a lo largo de la Avenida 2 Loras entre las calles 18 y 30 (parroquias El Llano y Sagrario).
Más del 75% de estos sectores se corresponde con poblaciones y hogares que presentan condiciones socioeconómicas “desfavorables”. El uso de la tierra urbana[8] dominante en los mismos es el residencial. La excepción en este particular, y de forma marcada, lo representan la Avenida 16 de Septiembre y la Avenida 2 Loras, las que poseen una dinámica comercial importante.
En términos generales, y bajo una situación intermedia en el número de casos registrados, se cuentan los sectores localizados en la parte media y baja de las parroquias Mariano Picón Salas y Caracciolo Parra Pérez, donde se aprecia un patrón espacial disperso de los homicidios, y Lasso de La Vega -en sus partes baja, media y alta- que exhibe una visual diferente. El patrón observado en esta última área es lineal, asociado a la vialidad principal que surca a esta parroquia. Es así como más de 90% de los casos identificados en este espacio, se localizan a lo largo de la carretera principal que conduce hacia la Pedregosa norte y Pedregosa sur, y hacia la parte de la Avenida Los Próceres que pertenece a esta parroquia.
El grueso de la población y de los hogares existentes en estos sectores presentan condiciones socioeconómicas “más favorables” que los anteriores. También, al igual que en el caso anterior, el uso de la tierra urbana dominante en estos sectores es el residencial.
Los sectores con menos registros del delito en cuestión resultaron ser la mayoría de los ubicados en las parroquias Gonzalo Picón Febres (El Peñón, El Playón, El Arado, La Caña, El Valle, La Culata, entre otros que conforman esta área) y Juan Rodríguez Suárez (San Antonio, Las Tapias, Carrizal A y B, Alto Chama, La Mara, La Parroquia, entre otros). En esta última área, la mitad de los homicidios identificados acontecieron a lo largo de la Avenida Andrés Bello.
El caso particular de la parroquia Gonzalo Picón Febres, aun cuando se señaló al inicio de este escrito que no forma parte de la poligonal urbana de la ciudad de Mérida y que se trata de un área periurbana; su la relativa cercanía a la urbe lleva a que su población mantenga una conexión permanente y dinámica con la misma. Es un territorio donde se desarrollan diferentes actividades económicas que giran en torno al uso de la tierra agrícola y pecuario, las que coexisten con actividades como el turismo y otros servicios asociados a esta última, así como con el uso residencial.
En lo referente a la Juan Rodríguez Suárez, se corresponde con sectores donde han residido históricamente la mayoría de la población y hogares “más pudientes” de la ciudad de Mérida, los que han contado con las condiciones socioeconómicas “más favorables” de la urbe. No obstante, hay que puntualizar que las parroquias Mariano Picón Salas, Caracciolo Parra Pérez y Lasso de La Vega, también son espacios donde existen sectores que de igual modo históricamente han presentado las mismas características (solo por citar algunos ejemplos: La Lumonty, San José, Los Pinos, Belensate, varias urbanizaciones ubicadas en la Pedregosa norte, entre otros).
El Mapa 3, el cual se derivó del Mapa 2, denominado Mapa de Áreas de “Calor”, muestra a través de una degradación que va desde colores “fríos” (azul y verde) hasta los “cálidos” (anaranjado y rojo) para identificar las áreas concéntricas de menor y mayor ocurrencia de homicidios en la ciudad, respectivamente. Nótese que lo primero que resalta a la vista es que el epicentro principal de este delito se ubica en el sector Campo de Oro-Avenida 16 de Septiembre (área color rojo), parroquia Domingo Peña. En segundo lugar destacan cuatro áreas (color naranja), las que se corresponden con los sectores mencionados en párrafos anteriores de las parroquias Antonio Spinetti Dini y Milla, ubicados al noreste de la ciudad, y con sectores de las parroquias Jacinto Plaza y J.J. Osuna Rodríguez situados hacia el extremo suroeste y oeste de la urbe, respectivamente.
En tercer y último lugar, se observa que, en la medida que la visual se aleja de los centros de mayor incidencia de homicidios, las tonalidades de color amarillo, verde y azul significan menor importancia de este delito en términos de ocurrencia y frecuencia.
Estos segundos resultados obtenidos por sectores revelan que las mayores probabilidades de que un ciudadano pueda ser víctima de homicidio se inclinan hacia los primeros que fueron listados, lugares donde es evidente que existe la mayor concentración de puntos de casos de este delito en análisis y las tasas de homicidio más elevadas de la ciudad.
Posibles factores explicativos de las diferencias espaciales
Para el OVV Mérida son múltiples los factores que podrían intervenir y combinarse para tratar de comprender las diferencias espaciales de la ocurrencia y frecuencia de los homicidios en el contexto de la ciudad de Mérida. No obstante, con base en los años de experiencia investigativa acumulada del equipo de trabajo y a la información que muestran, año tras año, los medios de comunicación regional, a continuación se describen los factores más relevantes:
- Presencia (o no) en los sectores de individuos dedicados a la delincuencia común u organizada, así como de bandas delincuenciales, que entre sus principales delitos figuren los homicidios.
- Ocurrencia (o no) en los sectores de enfrentamientos entre bandas delincuenciales o entre delincuentes y cuerpos de seguridad del Estado al momento de realizar operativos de seguridad ciudadana, los que en ambos casos han dejado saldos fatales, tanto de delincuentes como de funcionarios.
- Sectores donde exista (o no) consumo/venta de alcohol y/o drogas ilícitas y que ese consumo/venta sea mayor (o menor) entre ciertos individuos. Estas sustancias en muchos momentos actúan como un factor detonante de conflictos interpersonales en los que pueden llegarse a cometer homicidios.
- Ocurrencia (o no) en los sectores de otros delitos, que por diferentes razones, lleven a individuos (delincuentes de oficio o no), a su vez, a consumar el delito de homicidio, por ejemplo, robos a personas, robos con entrada ilícita (a viviendas, comercios, entre otros lugares), hurtos, violaciones sexuales y otras agresiones sexuales, entre otros.
- Ocurrencia (o no) en los sectores de homicidios de diferente tipo (asesinatos, femicidios, sicariatos, infanticidios, agresiones graves mortales, homicidios voluntarios, entre otros) consumados por individuos (delincuentes de oficio o no), impulsados por distintas motivaciones: provecho ilícito, ajuste de cuentas, prejuicios, basado en el género, riña, venganza, disturbios civiles, entre otras.
- La mayor (o menor) presencia policial en los sectores, bien sea por existencia (o no) de módulos policiales dentro o en las inmediaciones de los mismos, o por más (o menos) patrullaje, así como por la regularidad con que se realicen operativos de seguridad ciudadana.
- Mayor (o menor) presencia de porte (lícito o ilícito) de armas de fuego entre la población de los sectores (delincuentes de oficio o no). Como se conoce, por un lado, las armas de fuego otorgan más posibilidades de ser mucho más letales que las denominadas armas blancas o que la fuerza física, y por otro, en la medida que haya un mayor porte de las mismas en la población, y sobre todo si es ilícito, y además se usen indiscriminadamente para cometer delitos; la probabilidad de que ocurran homicidios se eleva.
- Las disparidades socioeconómicas y socioculturales a lo interno de los sectores y entre sectores.
- Áreas de la ciudad que se ubican dentro o en las inmediaciones de sectores que históricamente han sido objeto de disturbios civiles y/o protestas (pacíficos o no) por parte de los ciudadanos, las que en diferentes oportunidades han sido escenarios de homicidios, por ejemplo: Avenida Don Tulio Febres Cordero; Avenida Las Américas en su tramo entre la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas y el semáforo que intercepta esta avenida con el viaducto Campo Elías de la calle 26. Otras áreas que durante algunos años recientes se incorporaron a esa lista son: Avenida Cardenal Quintero, Avenida Las Américas a la altura del sector El Campito y más abajo entre el Centro Comercial El Rodeo y el Terminal de pasajeros de la ciudad, Avenida Los Próceres a la altura del sector San José de Las Flores y del Centro Comercial Alto Prado, así como a la altura del Puente La Pedregosa, entre muchas otras áreas donde se presentaron protestas entre 2014-2019.
Finalmente, con los resultados obtenidos en esta investigación, el OVV Mérida aspira dar un aporte, por un lado, hacia la comprensión de los patrones espacio-territoriales diferenciales de la ocurrencia y frecuencia del delito de homicidio en la ciudad de Mérida, y, por otro, contribuir con conocimiento base para el diseño de ejecución de políticas públicas en materia de prevención y control de este grave delito.
Notas:
[1] Los tipos de delitos de violencia interpersonal que se estudian en el OVV son: homicidio intencional, tentativa de homicidio intencional, secuestro, desaparición forzada, violación sexual y otras agresiones sexuales (actos lascivos), robo, agresión (lesiones graves o leves), coacción (incluye extorsión), amenaza de muerte y amenaza de agresión.
[2] Páez, G. 2018. Demografía: indicadores y principales métodos. Editorial Académica Española, Madrid-España. Disponible en: https://bit.ly/3ELQQjs
[3] División Político Territorial de la República Bolivariana de Venezuela 2013 con fines estadísticos. Instituto Nacional de Estadística (INE), disponible en: https://bit.ly/39qKXtd
[4] Para mayor información consultar el trabajo de Amaya, C. 2013. La organización del espacio en el Área Metropolitana de Mérida. Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes (ULA), Mérida-Venezuela.
[5] Es la relación por cociente (o división) del total de homicidios registrados durante un año y que ocurrieron en un lugar dado entre la población existente para ese mismo año y lugar, multiplicado ese resultado por una constante numérica universal (100.000). La cifra resultante se interpreta como el número de muertes por homicidio que acontecieron ese año y en ese lugar de interés por cada 100 mil personas residentes que tenía ese lugar en ese año.
[6] Homicidios en el estado Mérida: comportamiento temporal y espacial durante el período 2001-2020, disponible en: https://bit.ly/3CAgaqy
[7] Los tipos de motivación de delitos son: provecho ilícito, ajuste de cuentas, motivado por prejuicios, basada en el género, riña, venganza, conflicto interpersonal distinto a riña y venganza, entre otras motivaciones.
[8] “El uso de la tierra urbana es principalmente una expresión concreta de las distintas actividades que se dan en la ciudad, es decir, de la función regional de los centros urbanos”. En: Amaya, C. 2013. La organización del espacio en el Área Metropolitana de Mérida. Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes-ULA, Mérida-Venezuela, pág. 354.