Prensa OVV Bolívar
Bolívar es el quinto estado del país con más casos registrados de COVID-19. Hasta mediados del mes de septiembre, en la entidad se superan los mil contagios y se está a la espera de los resultados de otros 439 casos que se encuentran en fase de evaluación. De acuerdo con los reportes oficiales, de los once municipios que integran el estado, ocho se han visto afectados por el Coronavirus, a saber: Piar, Roscio, El Callao, Sifontes, Gran Sabana, Caroní, Angostura del Orinoco y Cedeño.
Si bien esta data es oficial, dado el desconocimiento y la confusión que imperan en la población sobre los síntomas del virus y el tratamiento correspondiente, se estima pueda haber muchos otros casos que aún no hayan sido reportados. Situación que se ve agravada por el deterioro de los servicios del sector salud, cuyas desmejoras han generado desconfianza en la colectividad y optan por quedarse en casa y automedicarse. “Preferimos quedarnos en la casa, tomando guarapos y acetaminofén, que ir a uno de los hospitales a morir de mengua”, admitió una pareja al equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en Bolívar (OVV Bolívar).
Otro dos temas generan inquietud en la ciudadanía: uno, referente a la escasez y alto costo de los medicamentos que recomiendan para tratar las patologías asociadas al contagio: “tomamos acetaminofén que vienen en blíster de 10 pastillas y el que menos cuesta supera los 600 mil bolívares, porque los antibióticos van desde el millón cuatrocientos y son tres pastillas nada más”; y dos, recibir un mal diagnóstico que implique ser enviado a un Puesto de Atención Social Integral (PASI): “imagínate ir a un hospital o a un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) con una gripe y te diagnostiquen de forma errónea con COVID-19, y, para colmo de males, la gente en cuanto se entera que alguien está enfermo de eso lo discriminan a uno, a la familia, no te hablan, no te quieren vender ni en las bodegas”.
Desde el OVV Bolívar vemos con especial preocupación cómo, a pesar de las medidas de radicalización constantes en el estado, se mantiene la inobservancia de los protocolos de higiene y sanidad, además de la movilización en las calles. En muchos casos, las personas no usan o emplean indebidamente el tapabocas; lo mismo sucede con el alcohol y gel antibacterial, sobre los cuales explican que sus elevados costosos dificultan su adquisición. Pudo ser constatado por nuestras investigadoras que el litro de alcohol al 70% es comercializado en 2.400.000 bolívares, mientras que el envase de 240 ml, cuesta 900.000, superando el importe del sueldo mínimo.
En las semanas de radicalización las aglomeraciones de personas en expendios de víveres y artículos de primera necesidad son una constante. Éstas alegan que deben tratar de comprar “antes de que sea la hora de cerrar los negocios”, pues para cumplir con la disposición de que a las 12:00 del mediodía no haya circulación vehicular o peatonal, los establecimientos deben cerrar una hora y media antes para que el personal pueda ordenar e irse a sus casas con antelación.
De igual forma, pese a la implementación de paradas comerciales en mercados y otros establecimientos, muchos deciden no plegarse a las disposiciones gubernamentales. “Igual toca salir a la calle a trabajar porque uno vive del diario y ésta es la fuente de ingreso de uno para mantener a nuestras familias. Es fácil que te digan: quédate en la casa, pero en ella estás sin gas, sin agua y hasta con la nevera vacía”, afirmó un vendedor informal que labora en el centro de San Félix, municipio Caroní.
Además de las medidas descritas, el mandatario regional mantiene la figura del Coronabús, el cual sale a las calles después de las 12:00 del mediodía aplicando la detención de las personas y retención de sus vehículos, según aplique, a fin de que sean desinfectados y reciban una charla de concienciación; en algunos de los casos los han dejado durmiendo por una noche en la sede de Mundo Sonrisa, que funciona como PASI.
Nuevamente hacemos un llamado a los entes gubernamentales a garantizar el estado de bienestar común a través de la adopción de medidas efectivas para evitar la propagación del virus, mas resulta indeclinable que para ello se tomen en cuenta las necesidades de la población que se erigen en un contexto social y económico crítico. A la comunidad en general, a no escatimar en esfuerzos que nos permitan solventar necesidades propias sin exponer a nuestros semejantes.