Prensa OVV Lara
En el Punto de Atención Ciudadana La Pastora, ubicado en el municipio Torres del estado Lara y cercano a Trujillo, fueron incautados recientemente 7 kilos 744 gramos de droga, oculta en obras pictóricas. Una semana después, en el mismo lugar, se confiscaron 175 panelas de cocaína, equivalentes a 191 kilogramos de esta sustancia. Éstos son de los últimos hechos más relevantes reseñados en los medios de comunicación de la región en las últimas semanas.
En lo que va del año 2021, en el estado Lara se han confiscado vehículos, autobuses y camiones que llevaban en su interior paquetes camuflajeados en los cuales se ocultaban estupefacientes y psicotrópicos. En el plano nacional, no hay estadísticas oficiales de manera pública, salvo las emitidas por el Superintendente Nacional Antidrogas, que informó en el portal del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, que hasta el mes de mayo en Venezuela se había incautado 13.381.958 kilogramos de droga en aproximadamente 896 procedimientos.
Según el Informe Mundial sobre las Drogas, emitido en el mes de marzo de 2021 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, los traficantes han iniciado nuevas formas, métodos y rutas para la actividad ilicita. Debido a las consecuencias y restricciones impuestas por el Covid- 19 en los diferentes países del mundo, las mafias se las han ingeniado para colocar sus productos con otros métodos. No es cosa nueva el tráfico y consumo de drogas en Lara, pero las resticciones obligan a hacer un mayor uso de las vías de comunicación que tiene un estado geográficamente bien ubicado para el transporte de estas sustancias.
Microtráfico en incremento
El Observatorio de Prensa del OVV Lara registró que en los municipios Palavecino, Iribarren, Torres y Morán, se realizaron varias detenciones por el delito de microtráfico de drogas. Para el criminólogo Freddy Crespo, esto responde a una nueva realidad que están viviendo los diferentes estados del país. “En Lara, estos cuatro municipios son los de mayor densidad poblacional, y dos de ellos: Iribarren y Palavecino, con relevancia económica importante. Esa situación posiblemente se deba a dos realidades. La primera, la situación económica previa al Covid-19, y, la segunda, como consecuencia de ésta, muchos sectores se han visto obligados a moverse en un comercio informal e ilegal”, dijo.
El docente de la Universidad de Los Andes (ULA) explicó que cada región de Venezuela está viviendo su realidad particular dependiendo de su dinámica económica. En el caso de los estados fronterizos, se observa la venta de combustible y productos alimenticios. En la región sur, hay un auge de la trata de personas, minería y contrabando. En la región central, incluyendo el estado Lara, hay un incremento del microtráfico como opción para la subsistencia de muchas familias.
Crespo resaltó que la mayoría de las personas que participan en esta actividad ilícita pertenecen a diversos estratos de la sociedad, pero esencialmente es gente de escasos recursos. “Son personas que requieren dinero para subsistir y el microtráfico es una opción para ellos”.
Esta actividad trae consigo otras realidades. “Otra de las consecuencias del incremento del microtráfico es la ramificación de los grupos armados y delictivos que en los últimos años amplió su accionar en la geografía nacional porque les permite autosustentarse y financiar sus delitos. Además, logran captar a personas con altos niveles de vulnerabilidad económica”, dijo el experto.
En el país, afirma el profesor, la situación de los adolescentes es lamentable porque muchos no están escolarizados, no tienen oportunidad de trabajo y son seducidos por la posibilidad de ganar dinero rápido sin pensar en las consecuencias de ello. “Hay todo un caldo de cultivo para hacer un proceso sistemático que tiene gente no escolarizada y desocupada con mucha necesidades y grupos armados con necesidades de expandir sus redes de acción a otras áreas geográficas”, señaló Crespo.
El especialista invitó a la sociedad civil a activar mecanismos y redes de apoyo para estar atentos a las situaciones que se observan en las comunidades, con el fin de enfrentar el flagelo de las drogas en todas sus fases.