En el país, persisten la crisis estructural y situación de precariedades económicas con un 94,5% de la población en pobreza multidimensional según el diagnóstico comunitario presentado por HUM Venezuela en marzo de 2022, a su vez se han profundizado las desigualdades en los diferentes sectores de la sociedad, con un grupo reducido de la población que tiene acceso a grandes riquezas y una mayoría que no puede cubrir sus necesidades básicas, estas desigualdades repercuten en las manifestaciones de violencia como respuestas ante la percepción de discriminación y falta oportunidades del sector de la población menos privilegiado. En Carabobo durante el primer semestre del año 2021 ha cambiado el comportamiento de la violencia, los delitos contra la propiedad se incrementaron y pasaron a ocupar el primer lugar con la reaparición de delitos como el robo, hurto, secuestro, estafas y extorsión.
Desde inicio del año 2022 el equipo regional del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV Carabobo) ha registrado durante el monitoreo de prensa los casos conocidos por la sociedad de las diferentes manifestaciones de violencia, entre ellas la delincuencial en la que se ha observado la participación de la mujer en diversos delitos, éstas actuaron en pareja en la mayoría de los casos en los que fueron aprehendidas por funcionarios policiales, respecto a este comportamiento la especialista en seguridad pública Azaola (2005) expone que:
“La participación de las mujeres en estas prácticas transgresoras pocas veces son organizadas o propuestas por ellas, es decir, no suelen ser lideresas de acciones delictivas sino copartícipes, principalmente junto a los hombres quienes suelen estar asociadas por vínculos de carácter sexo-afectivo: “los lazos de dependencia que ciertas mujeres pueden establecer con su pareja, lo que las obliga a una carrera criminal en la cual ellas muchas veces participan para encubrirlos o como cómplices más o menos voluntarias”( citado en Pineda 2018:p 352).
Al cierre del mes de noviembre se contabilizaron en los reportes de prensa 38 mujeres presuntas delincuentes que fueron aprehendidas en flagrancia por funcionarios de los cuerpos policiales de la región, 2 en enero, 1 en febrero, 5 en abril, 4 en marzo, 5 en junio, 7 en julio, 3 en agosto, 6 en septiembre, 4 en octubre y 1 en noviembre.
Se reportaron las edades de 26 de las presuntas delincuentes, las cuales tienen las siguientes edades:
- 12 (46,2%) con edades entre los 15 y 25 años.
- 4 (15,4%) con edades entre los 26 y 35 años.
- 5 (19,23%) con edades entre los 36 y 45 años.
- 5 (19,23%) con edades entre los 46 y 55 años.
En cuanto a los delitos cometidos fueron robos; 12 (31,6%) tráfico de drogas; 7 (18,43%) hurtos; 5 (13,3%) extorsión; 4 (10,53%). Usurpación de funciones (profesionales de la salud), rapto de lactantes, estafa y posesión de armas de guerra 2 (5,26%) cada uno; secuestro y trata de personas 1(2,6%) un caso en cada delito. Prevalecen los delitos contra la propiedad.
Los municipios donde ocurrieron los delitos fueron Valencia con 15 mujeres detenidas, 6 en Libertador, 5 en Bejuma (miembros de una banda delincuencial involucradas en un robo), 4 en Naguanagua, 3 en Diego Ibarra, 2 en San Diego, 2 en los Guayos y 1 en Juan José Mora.
Especialistas sobre criminología sostienen que la participación de la mujer en actividades delictivas es menos frecuente que la de los hombres, debido a estereotipos estipulados por la sociedad de mujer obediente y cuidadora del hogar. Su incorporación a pandillas o bandas delincuenciales se debe al contexto socio cultural donde se desenvuelve, en muchos de los casos provienen de hogares donde los miembros son delincuentes y es el ejemplo a reproducir, las parejas son delincuentes y ellas los apoyan convirtiéndose en sus cómplices, las precariedades económicas y condición de vulnerabilidad ante la imposibilidad de cubrir necesidades básicas conllevan a que perciban el mundo delincuencial como un medio fácil de percibir ingresos y una oportunidad para la solución de su situación de pobreza. Para de De Olmos (1998)” las dificultades financieras, falta de empleo y atracción por los altos salarios de la droga son razones recurrentes que indujeron a las mujeres al delito” (citado en Pineda 2018: p.349)
En la investigación sobre Violencia, Desigualdad y Género en el estado Carabobo realizada en los pasados meses de septiembre-octubre por el equipo regional, se pudo conocer a través de los informantes claves que el ingreso promedio semanal que perciben las mujeres delincuentes por delitos contra la propiedad es muy superior al que pueden obtener en cualquier empleo, las jóvenes son captadas por grupos delincuenciales desde temprana edad, 13 años es la edad promedio y son motivadas por los ingresos económicos, en su mayoría se encuentran fuera del sistema escolar, no ven la pertinencia de los estudios para cumplir sus expectativas de vida.
Equipo OVV Carabobo
Referencias Bibliográficas
Pineda G, Esther. (2018). Agresoras y victimarias: el papel de las mujeres en la violencia venezolana. En Irazábal, Gabriela. Dallorso, Nicolás. Y Cesaroni, Claudia. Costa, Newvone. Gestión de la inseguridad, violencias y sistema penal. Temperley (Argentina): Tren en Movimiento Ediciones. Dirección estable: https://www.aacademica.ogr/estherpinedag