En el año 2020 en Monagas se mantuvo el impacto de la violencia interpersonal: homicidios e intentos de homicidios. En lo que va de 2021, esta tendencia se mantiene adquiriendo dimensiones inquietantes para los ciudadanos de la región, quienes, en medio de la indefensión, siguen tratando de sobrevivir.
Y es que, cuando analizamos el comportamiento de las tasas en el Informe Regional Anual de Violencia 2020, notamos que hubo una disminución de muertes violentas producto de la resistencia a la autoridad, pero un aumento importante de muertes violentas cometidas por delincuentes. La totalidad de las cifras de muertes violentas incluyen: 212 homicidios legalmente establecidos con una tasa de 25,3 por cada 100 mil habitantes (mil/h); 78 muertes por resistencia a la autoridad (tasa de 9,4 por cada 100 mil/h); y 121 casos de muertes en averiguación (tasa de 14,5 por cada 100 mil/h). La cifra de muertes en averiguación es significativa y, se presume que, para el caso de Monagas, puede tratarse tanto de muertes por sicariato y/o ajustes de cuentas, y con menor incidencia por ejecuciones extrajudiciales; con base al seguimiento realizado a través de la metodología de observación de prensa.
Al cierre del año 2020 y el bimestre 2021, esta tendencia se ha confirmado, notando cómo la violencia interpersonal, en sus subcategorías de homicidios e intentos de homicidios, vienen en aumento. Así lo confirma la metodología de monitoreo de prensa, mediante la cual pudimos observar que el robo y/o el asalto a mano armada es el principal delito que conduce a dichas muertes violentas, así como a los intentos de homicidios. Entre el 1ero de enero y finales de febrero, hubo 10 homicidios y 10 intentos de homicidios cuyo móvil fue el robo, de un total general de 23 y 16, respectivamente. Las demás muertes entran en la categoría de muertes en averiguación, con menor incidencia homicidios premeditados y muertes por resistencia.
En la comisión de estos delitos, los delincuentes utilizan diversos modus operandi para atacar a sus víctimas. El uso de armas blancas se ha incrementado, pero aún persiste el empleo de las armas de fuego. Igualmente, golpear a las víctimas con objetos contundentes parece ser una modalidad que se utiliza para doblegar la voluntad ante el dolor infligido.
En el estado Monagas se han presentado casos que han conmocionado a la opinión pública, bien sea por las personas que han resultado víctimas, por los móviles o por el grado de crueldad o ensañamiento con el cual se perpetra el delito. La mayoría ocurrieron en el municipio Maturín y van dejando un enorme dolor a sus familiares, así como la generalización del temor en la ciudadanía. Tal es el caso del asesinato, el 28 de diciembre de 2020, de Nélida Paniccia, de 58 años, en el sector Brisas del Aeropuerto del municipio Maturín. Elcrimen fue perpetrado presuntamente por delincuentes que entraron a la residencia para robar el vehículo, hiriendo adicionalmente al padre y a la hija con armas blancas.
En este mismo orden, el 23 de febrero de 2021, fue herido de bala, para robarle su vehículo, el Mayor General de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Jesús Eduardo Daza, jefe de la oficina de Coordinación de Guardería Ambiental (CEGA) en el estado Sucre. Los hechos ocurrieron en el sector II de Tipuro, municipio Maturín. El militar recibió dos impactos de bala, por parte de sus agresores, dejándolo mal herido. Este hecho revela la libertad con la que operan las bandas delictivas en el estado.
Esta caracterización de la violencia interpersonal en el estado Monagas, es un reflejo de cómo la cultura de la violencia delincuencial se ha entronizado en la cotidianidad de la vida social. El clima de inseguridad y violencia al que están expuestos los ciudadanos monaguenses, viola permanentemente su derecho a la vida y de transitar libremente con el resguardo del Estado (artículos 19 y 55 de la Constitución y 3ro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Sin embargo, las fallidas y erráticas políticas de seguridad en los ámbitos nacional y regional demuestran la incompetencia del Estado de cumplir y hacer cumplir las garantías constitucionales y los derechos universales.
Los ciudadanos no se sienten seguros y es porque, efectivamente, no lo están. La cotidianidad de la violencia interpersonal no sólo asusta, también limita el desplazamiento y la libertad de los ciudadanos en sus espacios cotidianos de trabajo, estudio, de residencia, compra y transporte. Cualquier lugar es un escenario vulnerable al ensañamiento delincuencial.
Ante la agudización de la violencia interpersonal en torno a los homicidios e intentos de homicidios, es preciso la recomposición de los niveles institucionales que permitan el diseño de políticas públicas en materia de seguridad y prevención. Así mismo, es necesario aplicar políticas educativas en cultura de paz, de manera coherente, sistemática y prolongada, que tengan un impacto en la infancia y la juventud, rompiendo el circulo reproductivo de la violencia que desde tempranas edades afecta a los jóvenes en Monagas.
Equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en Monagas (OVV Monagas)