Prensa OVV Lara
Vecinos de la urbanización La Carucieña, en la ciudad de Barquisimeto, tienen mucho miedo por lo que califican como atropellos y abuso de autoridad por parte de los agentes de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), durante los procedimientos que vienen realizando desde la segunda semana de mayo en esta populosa comunidad del oeste de la ciudad.
La búsqueda de los integrantes de la banda de “El Santanita”, que recientemente amenazó a unos dueños de concesionarios del este de la ciudad, activó a los cuerpos de seguridad comandados por el jefe de la Zona Operativa de Defensa Integral (ZODI), para detener a los implicados en un hecho de presunta extorsión.
No obstante, las operaciones de las FAES estuvieron cargadas de violencia y hostigamiento a los habitantes de la comunidad La Carucieña, según denuncias de los propios vecinos. Durante los allanamientos, dijeron algunos de los afectados que pidieron reservar su identidad por temor a represalias, hubo maltratos, destrozo de viviendas y robo de alimentos y artículos domésticos.
“En los estudios realizados por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) y la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), identificamos que el miedo que las comunidades sienten luego de los operativos de las FAES es distinto al miedo al crimen en las ciudades, incluso al miedo que antes se tenía a la policía. Lo que deja las FAES es terror”, aseguró el sociólogo Carlos Meléndez, coordinador del OVV Lara.
A su juicio, el miedo se acrecienta con las ejecuciones extrajudiciales, las lesiones a los familiares de los implicados en hechos delictivos, los robos de objetos, el maltrato verbal, y la simbología de este organismo de seguridad, cuya sola presencia activa ese sentimiento que puede rayar en el pánico. “La habitantes de La Carucieña desean la paz. No se justifica que con el argumento de persecución policial las FAES estén torturando y aterrorizando a la comunidad. ¿Por qué ese ensañamiento?”, se preguntó.
Meléndez dijo que “el Estado debe hacerse responsable de atender a las víctimas. No obstante, sucede que el sistema de justicia está siendo empleado para castigar y perseguir a los opositores, en lugar de investigar los delitos de violación de los derechos humanos”, aseguró.
Meléndez, quien también es investigador y docente universitario, explicó que la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Michelle Bachelet, en su informe sobre los DD.HH. en Venezuela, acusaba a las FAES de ser un organismo utilizado por el gobierno como instrumento para controlar a la sociedad, y por ello exhortaba a las autoridades a desarticular este tipo de dispositivos.
El coordinador de la OVV Lara, destacó que la ONG internacional Human Rights Watch, en un informe reciente, consideró que las FAES han cometido graves violaciones de derechos humanos. “Sus prácticas son abusivas en las comunidades más vulnerables, lo cual coincide con un patrón de denuncias generalizadas contra ese organismo creado por Nicolás Maduro en el año 2017. Desde el OVV Lara, alertamos a la Alta Comisionada sobre la necesidad de pedir protección para la sociedad que está en pánico por las recientes actuaciones de este cuerpo policial en la ciudad”, recalcó Meléndez.
El otro viacrucis
Para el sacerdote jesuita Raúl Herrera, párroco de la iglesia Nazaret de La Carucieña, lo que están viviendo los ciudadanos de esta comunidad con respecto al papel de los organismos de seguridad no se justifica. “Los operativos que hacen las FAES comienzan a las 9 de la mañana y pueden terminar a las 4 de la tarde. Todos quedamos como en estado de sitio. Nadie entra, nadie sale. Nos atemorizan cuando llegan con su modus operandi, con todo su aparataje, sus equipos, sus armas largas, sus pasamontañas y, por supuesto, con su violencia traen miedo, intimidan a la gente”, dijo.
Para Herrera, es desproporcionada la actuación de las FAES. “Supuestamente son un órgano de inteligencia policial, deberían proceder de esa manera y no ir de casa en casa, amenazando, sin respetar ninguna normativa jurídica; lo hacen a sangre y fuego. Estamos ante un estado de total indefensión”, aseguró el sacerdote.
A juicio del representante eclesiástico, las FAES aplican un guión bien estructurado en La Carucieña. “Tienen ya toda la escenografía elaborada: traen sus vehículos, hacen disparos al aire, exhiben los cadáveres. Nadie se atreve a cuestionar nada de lo que ocurre. Vivimos asustados”, dice Herrera.
Con tres años en la comunidad de La Carucieña, el párroco teme que en cualquier momento la comunidad reaccione ante el abuso de la autoridad policial. “Aunque vive con miedo, la gente está cansada”. Considera que esta situación revela el alto grado de descomposición social, especialmente en los cuerpos de seguridad. “No cumplen con su función específica dentro del ambiente social en el que están y de acuerdo a una normativa. Sus acciones son letales”, expresó Herrera.
“Los habitantes de La Carucieña están viviendo un viacrucis diario entre las privaciones de los servicios básicos: agua, electricidad, gas, recolección de desechos y gasolina. A pesar de ello, todos valoran sus vidas, que en estos momentos están seriamente amenazadas por este tipo de procedimientos”, recalcó el padre Herrera.
“No podemos callar ante lo que está ocurriendo”
“Las FAES tienen más de un año de acoso, amedrentamiento y hostigamiento en La Carucieña”, comentó Alcides Pérez, activista social, director de la ONG Naguaritos y miembro de la Red de DD.HH. de Lara. “Hemos tenido persecuciones a dirigentes sociales que no son afectos al gobierno; lo que hacemos son denuncias constantes por los malos servicios”, dijo.
“Ahora con la excusa de buscar a los integrantes de una banda de delincuentes, han intensificado los abusos y las violaciones de los derechos humanos. Nos han allanado nuestras casas, nos montan seguimientos, acosan a nuestras familias. A mí, hace una semana, me robaron dos funcionarios. Nosotros, los de la ONG, presumimos que se trata de integrantes de las FAES. Me quitaron el teléfono y me robaron la memoria del aparato cuando en un sector del oeste de la ciudad estaba grabando con unos vecinos sus testimonios sobre la carencia de agua y gas doméstico”, comentó Pérez.
El dirigente social considera que las FAES son un instrumento de los gobiernos regional y del municipio Iribarren del estado Lara. “Son un grupo de choque para enfrentar a los dirigentes sociales. Ellos buscan que nosotros nos quedemos en las casas y no denunciemos, que no hagamos nada. Quieren paralizar a los vecinos a través del miedo y la violencia”, expresó Pérez.
El también defensor de los derechos humanos, explicó que La Carucieña es una de las comunidades con más habitantes en Barquisimeto, la mayoría de extracción humilde. Allí hay un trabajo social y de organización vecinal desde hace varios años. “Los vecinos planificamos y desarrollamos acciones para protestar y hacer escuchar nuestras voces, pero eso no le gusta al gobierno y nos envían a las FAES para que nos callemos. Le caen a tiros a la gente, se los llevan presos. No se justifica, porque estamos ejerciendo nuestros derechos de manera pacífica y democrática”, denunció.
El líder comunitario dejó claro que los vecinos están indignados por los hechos ocurridos con las FAES, y que no defienden a los delincuentes. “Nosotros como defensores de los derechos humanos no tenemos nada que ver con bandas delictivas. Somos gente honesta y trabajadora, pero no podemos callar ante lo que está ocurriendo”.