Prensa OVV Mérida
Mérida, por cuarto año consecutivo, se ubicó entre las entidades menos violentas de Venezuela. Según el Informe Regional Anual del Observatorio Venezolano de Violencia en Mérida (OVV Mérida), el estado andino cerró el año 2020 con una tasa de 18,7 muertes violentas por cada 100 mil habitantes (m/h), lo que representa una cifra menor a la tasa estimada para Venezuela, la cual fue de 45,6 muertes violentas por cada 100 m/h.
El documento muestra que, entre 2017-2019, Mérida se ubicó en el último lugar como el estado menos violento del país; sin embargo, en 2020 subió un peldaño y se posicionó en la vigésima tercera posición dentro del ranking nacional.
“Ello no significó que la tasa de muertes violentas haya aumentado con respecto al año anterior, puesto que la misma en 2019 fue de 31 muertes violentas por cada 100 m/h, es decir que este indicador descendió 39,7% entre 2019-2020”, señala el documento.
El informe, basado en cifras generadas por el OVV, explica que dentro de la tasa de muertes violentas, la de homicidios se ubicó en 6,4 muertes por cada 100 m/h, la de muertes por resistencia a la autoridad en 6,8, mientras que la de muertes en averiguación arrojó una cifra alrededor de 5,5 decesos por cada 100 m/h.
“Al realizar las comparaciones para los años 2019-2020 entre estas tasas, se observan cambios importantes. El primero tiene que ver con la reducción de la tasa de homicidios en 60% y la de muertes en averiguación en 40%, entre tanto la de muertes por resistencia a la autoridad exhibió un leve aumento de 13%. Desde 2018 se ha mantenido la tendencia a la baja de homicidios; sin embargo, la reducción de esta tasa fue mucho mayor entre 2019-2020 en parangón con el período 2018-2019. Por su parte, la de muertes en averiguación a pesar de haber aumentado entre 2018-2019, en el período 2019-2020, tendió a disminuir”, detalla el informe.
Una tendencia similar en relación con los homicidios se observó en la revisión de los medios de comunicación, otra fuente de la cual se vale el OVV para estudiar la violencia en el país. En ese sentido, el informe reza que se identificó una disminución del número de homicidios. En 2019, se registraron un total de 135 hechos fatales de este tipo, mientras que en 2020, esa cifra cayó a 88, lo que significa una aparente reducción de 34,8%.
Con respecto a la aparente disminución de los homicidios en la entidad, al igual que en años anteriores, estuvo relacionada con varios aspectos. Uno de ellos -y así lo describe este documento- se refiere al flujo migratorio de merideños hacia el extranjero. Aun cuando durante 2020 un número de venezolanos retornaron al país a raíz de la pandemia por Covid-19, también es cierto que en los últimos meses ha continuado la salida de personas del territorio nacional a través de la frontera colombo-venezolana, especialmente a través del estado Táchira que colinda con el Departamento Norte de Santander en Colombia.
En este aspecto se maneja como hipótesis que quizás un número importante de presuntos delincuentes, han decidido migrar a otros países; aunado a este punto está el hecho de que otro gran número de personas honestas también han tomado esa decisión, lo que disminuye el número de individuos que podrían ser potenciales víctimas de delitos de violencia, así como de potenciales victimarios, sobre todo en edades comprendidas entre los 15 y 40 años, que es la franja modal etaria donde se concentra el grueso de los migrantes. Desde ese punto de vista, se podría sostener que ocurren menos homicidios porque hay menos potenciales víctimas y victimarios.
Según se desprende del informe, la mayoría de las víctimas y victimarios de homicidios también se concentran entre los 15-40 años, pero con mayor fuerza entre los 15 y 29. La migración no solo ha acelerado el proceso de envejecimiento demográfico por el que ha atravesado el país desde hace unas décadas, sino que, desde el punto de vista de la violencia e inseguridad, podría afectar de manera insólita, el comportamiento de la tasa de homicidios de Venezuela, es decir, con la baja frecuencia de estos sucesos. Es probable que este fenómeno sea uno de los principales factores que explica esa aparente disminución.
Se agrega que otro factor que podría haber contribuido con el descenso de la tasa de homicidios en el estado andino, es el del incremento de muertes de presuntos delincuentes, los cuales, entre otros delitos, cometían homicidios.
La prensa reflejó a lo largo de 2020, las muertes de presuntos delincuentes, los cuales han fallecido durante enfrentamientos con funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado. “Entonces, se plantea que en la actualidad también ocurren menos homicidios como consecuencia de la disminución del número de victimarios que cometían este delito, los cuales han fallecido en enfrentamientos con funcionarios de la fuerza pública”, describe el informe.
Otro factor que señala el documento del OVV Mérida y que probablemente haya incidido no solo en el declive de la tasa de muertes violentas y específicamente en la de homicidios, sino también en la comisión de varios delitos en la entidad como intentos de homicidios, robos y secuestros; es el importante número de bandas delincuenciales que fueron desmanteladas en 2020 por diferentes cuerpos de seguridad. Muestra de ello es que, según los registros provenientes de la prensa regional, durante 2020 fueron desmanteladas unas 28 bandas y aprehendidos 108 individuos pertenecientes a estos grupos. No obstante, autoridades competentes regionales en materia de seguridad ciudadana, expusieron a los medios que solo en septiembre desarticularon 58 bandas y se detuvieron a 548 personas por diferentes delitos.
Municipios más violentos
Desde el punto de vista espacial, el informe detalla cuáles son las zonas del estado Mérida donde se concentra la mayor ocurrencia de hechos de violencia interpersonal. En este aspecto Alberto Adriani, de la zona Panamericana, resultó ser el municipio con la mayor tasa de muertes violentas de 2020, aun cuando este indicador descendió entre 2019-2020, es decir, de 56 a 38 muertes violentas por cada 100m/h, lo que se traduce en 32,1% de descenso. A pesar de ello, en los últimos años esta jurisdicción ha figurado entre los cinco municipios más violentos de la entidad.
En el caso de Campo Elías y Libertador, ambos pertenecientes al Área Metropolitana de Mérida, de igual modo, figuraron entre los más violentos con una tasa de 25 y 13 muertes violentas por cada 100m/h, respectivamente. Es oportuno añadir que ambos municipios han presentado un declive en este indicador alrededor de 34,2 y 55,1%, en cada caso. En estos tres municipios ocurrió el 70% del total de decesos violentos acontecidas en la entidad durante 2020.
La zona Panamericana se mantiene como la más violenta e insegura, seguida en orden de importancia por el Área Metropolitana de Mérida. Estas dos subregiones se han mantenido como las más violentas de la entidad, durante los últimos cinco años. Esto debido a que en ellas se concentra más del 80% de la población total, donde probablemente esté el mayor número de víctimas y victimarios, además de formar parte de las áreas de mayor diversificación y dinamismo económico. 82% de los diferentes delitos de violencia interpersonal acontecieron en estos territorios durante 2020 y 90% de las bandas delincuenciales registradas, tiene sus centros de operaciones en alguno de los municipios que las conforman.
Violencia de género: otra preocupación
A lo largo de 2020 el OVV Mérida reflejó en cifras el notable incremento de los casos de violencia de género, hecho que se afianzó durante el tiempo de confinamiento.
Cuando en el informe anual se describen los tipos de violencia, queda evidenciado que la de género va en franco crecimiento. Si bien es cierto ocupó el tercer lugar entre los tipos de violencia tanto en 2019 como en 2020, también es cierto que se incrementó su importancia relativa entre esos años de 12,3 a 19%.
Las cifras expuestas en el informe anual también revelan un patrón de aumento en este tipo de violencia. “Como consecuencia de la pandemia por Covid-19 y la medida de aislamiento, al hombre merideño y al venezolano en general, le ha tocado pasar mucho más tiempo en el hogar e incluso, en algunos casos y por diversas razones, esta situación ha tenido un carácter permanente. Por lo general, los individuos del sexo masculino están acostumbrados a estar en la calle para trabajar o hacer diligencias; no obstante, esta dinámica familiar sufrió cambios debido a la pandemia”, forma parte de la explicación expuesta en el documento.
El problema no es la presencia en sí del hombre por más tiempo en el hogar bajo una medida de aislamiento social, sino su permanencia en el domicilio para acatar la prevención, “encerrado” en su vivienda con su familia, pero con conductas violentas recurrentes o antecedentes fehacientes de actos violentos que podrían reactivarse, en contra de alguno (o algunos) de los miembros del seno familiar, en especial contra sus conyugues e incluso, hacia sus hijos.
“El escenario se complica aún más, si entra en juego el consumo de sustancias psicoactivas como el alcohol o estupefacientes, factores que con frecuencia, están presentes en innumerables casos de violencia de género e intrafamiliar”, explica el documento elaborado por el OVV Mérida.
Finalmente, para el equipo encargado de elaborar el informe, este documento es una contribución a la sociedad venezolana, pues allí se referencian los factores, situaciones y condiciones que explican la violencia en el estado Mérida, lo que permite incidir en políticas que puedan reducir los problemas y dificultades identificadas.